Capítulo
Once
Trampas
Escrito por Felin28
Madison es que no se podía resistir ante lo
que sentía por Carter, hace casi un año que lo vio por primera vez se enamoró
de él perdidamente, pero como de costumbre su hermana se había fijado en él también
y era más que obvio que entre la chica oscura o la típica chica popular que
encaja en todas partes pues no le costó tanto trabajo decidirse.
Es cierto Madison Clarisa se hizo a un lado y dejó que Meritxell Calliope como
siempre se saliera con la suya.
Y lo único que deseaba era besar esos labios
tan carnosos que la incitaban a saborearlos, muchas veces, por no decir que
todas las noches soñaba con él, incluso alguna sudadera, camisa de él que
Maritxell llevaba a la habitación cuando esta dormía se levantaba y disfrutaba
oler por horas el olor de Carter impreso en esas prendas, algunas veces se
dormía con ellas abrazadas y antes de que amaneciera se levantaba y la ponía en
su lugar.
Hoy tenía esa oportunidad, la que desea desde
hace mucho.
Y no piensa desaprovecharla.
Madison se estira lo más que puede sobre la
punta de sus pies y pone la mano derecha en la nuca de Carter y sin más
comienza a besarlo.
Carter en un principio lo acepta gustoso que
incluso la abraza y la atrae más hacia él, Madison se siente en el cielo entre
sus brazos hasta que Carter abren los ojos y asustado la aleja de él.
—Perdona Madison —se disculpa— no… no puedo,
yo…
—Carter no me rechaces…
—Amo a tu hermana… amo a Meritxell y no puedo…
—Ella no te ama… ¿Por qué crees que te está
sacando la vuelta desde hace días?
—He hablado con ella y está confundida… dice
que tú…
—¿Yo?
—Lamento si en algún momento te hice creer que
tú y yo… pero Meritxell es la mujer con la que deseo…
—Pero… ¿no te entiendo? ¿tú y yo? —Aunque
Madison trata de contenerse, por sus mejillas comienzan a recorrer dos lágrimas
silenciosas y se le hace un nudo en la garganta lo cual le dificulta hablar—
aunque ella es mi hermana… no confíes en ella siempre es una…
—Solo porque eres mujer… —dice ofendido— pero
no pienso permitirte ni a ti ni a nadie que hable mal de la mujer a la que AMO
—alza la voz con la última palabra para remarcarla— ¿te ha quedado claro?
—¡Carter! —Drew llega a su lado y le llama la
atención— creo que no es… la forma en…
Pero Carter no lo escucha y se da media vuelta
no sin antes dedicarle una mirada de desprecio a Madison antes de correr de
nuevo por la pista.
Madison se siente avergonzada y quiere salir
corriendo de ahí y refugiarse en su guarida donde nadie más la pueda molestar y
ella no se meta en más problemas.
Pero Drew la toma del brazo antes de que pueda
un paso y sin más la atrae hacia él y la abraza consolándola. Madison no se
resiste y comienza a llorar en sus brazos.
— ¡Vaya, Vaya! —escucha que una voz conocida
le dice a la espalda— jamás creía que fueras como la zorrita de tú hermanita
Clary —termina diciendo Damian con desdén.
Drew está a punto de decir algo, pero Madison
lo detiene.
—Di lo que te venga en gana PROFESOR, las
cosas de quien vengan —toma la mano de Drew y comienza a caminar en dirección
contraria.
—Solo te voy a decir una cosa Clary… piensa en
tu hermana antes de hacer algo.
—Aunque seas un profesor, no voy a permitir
que… amenaces a nadie y menos a una dama —Drew comienza a decir— al consejo
estudiantil o al rector no le gustaría saber…
—No se metas en asuntos que no le competen sr.
Morrison las hermanas Dempsey tienen un pendiente conmigo el cual puede
llevarlas a la expulsión de la academia… por eso “mi amenaza”… físicamente
ellas no corren ningún peligro a mi lado.
—Pues profesor Silver, solo recuerde que
Madison y Meritxell no están solas… nunca —Drew dice en forma de reto.
—Eso es bueno saberlo Morrison —Damian
comienza a reír y pasa a su lado golpeándolo con el hombro cuando lo hace.
***
Meritxell estaba aún dudando si ir detrás de
su hermana para enfrentarla al romper su juramento y entrar a consolar al pobre
de Damian, pero aunque le trae ganas a su profesor, decide ser nuevamente clara
con su hermanita la torpe.
A penas ha dado dos pasos cuando Damian sale
de su cubículo con pasos furiosos y ha dejado entre abierta y sin llave la
puerta, algo que nunca hace.
Los planes de Calliope han cambiado.
Entra y cierra la puerta, es una oficina
mediana llena de cuadros y reconocimientos—como la mayoría de las oficinas de
los profesores—un estante de libros, un pizarrón con notas y anotaciones, un
escritorio perfectamente en orden, nada fuera de la común, hasta que aun lado
del escritorio y el sillón hay un pequeño mueble negro que llama se atención.
Por lógica está cerrado, algo que no le impide
continuar su búsqueda a Calliope y comienza a revisar los cajones, la mayoría
papeles que no tiene ningún interés por revisar, pero hay dos pequeñas libretas
negras, con un eclipse gravado en oro en la portada… uno destacando la luna, y
el otro el sol.
—Como nuestros dijes —dice en un susurro y
toma ambas libretas— creo que es hora de revisar el libro del abuelo…
Cierra el mueble y lo cierra, cuando se gira
la puerta se abre y ella deja caer al suelo los pequeños libros por la
impresión.
Eyén con su 1.52, delgada cabello negro
rizado, ojos azules y labios gruesos, la mejor amiga de Meritxell abre la
puerta.
—¿Estás loca Xelly?
—¿Qué demonios haces aquí?
—Te he visto entrar a hurtadillas y el
profesor Silver está en las escaleras con Maia que lo está entreteniendo.
—¿Maia?
—Te conozco y le pedí que hiciera guardia
abajo por si regresaba… ya sabes su pechonalidad nos consigue unos minutos
extras, pero… será mejor que nos vayamos.
Meritxell asiente y sonríe, se agacha y toma
ambos libros y salen juntas de la oficina antes de que alguien más las sorprenda
ahí.
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