Leevan
desde pequeña fue una niña consentida, sus padres le habían
cumplido el más mínimo de sus caprichos siempre y a veces no era
necesario que con palabras pidiera las cosas con solo verlas o hacer
una seña era más que suficiente.
Su
recamara más que una habitación de princesa como la tienen casi
todas las adolescentes consentidas de se edad, era un poquito
diferente ya que en realidad era una mezcla rara entre un cuarto de
princesa y algo más moderno, era rosa con una cama enorme con dosel
al centro llena de tules y muñecas por todas partes, el brillo en
los muebles, en las paredes y hasta en la ropa era indispensable,
pero frente a su cama tenía una enorme pantalla plana de 50
pulgadas, a un lado de ella un modular que cualquier chico en su
departamento quisiera tener y en una de las esquinas tenía un
escritorio donde se encontraba una computadora, una portátil, una
tablet, un ipod, dos celulares y todo aquello que la modernidad
cibernética nos ha llenado en los últimos tiempos. Su madre que no
entendía para que una pequeña de trece años podía utilizar tantas
cosas que ella no sabía exactamente como funcionaban no le decía
nada, pero para tenerla contenta le compraba todo lo que le pedía y
en más de una ocasión ya le había dicho que a su edad ella era
feliz con una muñeca o quizá dos, Leevan sin decirle nada la
volteaba a ver con una de esas miradas que decían no sean anticuada
madre y la ignoraba.
A
Leevan nadie la podía controlar, ni sus padres, abuelos, profesores,
la nana, ni sus amigas; a sus escasos trece años ya la habían
querido expulsar más de dos veces del instituto privado al que
acudía, pero gracias a que sus padres habían decido dar una
donación desinteresada habían pasado por alto sus faltas y ella
continuaba igual que siempre.
Una
noche, sus padres recibieron la invitación de una embajada a una
gala de ballet, ellos por un momento dudaron si acudir o no ya que la
invitación era solo para dos personas y si ella lo deseaba haría
tremendo berrinche si es que deseaba ir, pero por suerte para ellos
no lo hizo, tan solo se limitó a decir que como ya que no iban a
estar la mayor parte de la noche quería hacer una pijamada con sus
cuatro mejores amigas, que la palabra correcta de amigas debería de
ser algo así como sumisas, ya que siempre que ella abría la boca la
complacían siempre que podían, lo que dijera ella es lo que se
termina diciendo y haciendo siempre.
La
noche de la gala llegó y sus amigas, Laurence, Darleen, Mariam y
Kayla llegaron con ella desde la tarde después del colegio, una vez
que comieron subieron a la habitación a jugar un rato la
computadora, pero al poco rato se aburrieron y comenzaron a jugar
verdad o reto pero como adolescentes y no como niñas con preguntas
sosas y los retos iban desde hacer un baile erótico a alguna de
ellas, besarlas incluso acariciarlas de una forma muy amistosa, las
chicas a veces se preguntaban para quien era el castigo, pero como le
tenían miedo a Leevan no le dijeron nada al respecto a acataban sus
instrucciones y aunque en un principio se divirtieron llegó el
momento en que a Leevan se aburrió y dijo que los retos eran muy
sosos y había que ponerle un poco de sabor al asunto, como ya
estaban solas desde hace un rato ya que le habían pedido de una
manera nada grata a la nana que se fuera de la habitación, Leevan
les dijo a las chicas que bajaran al estudio de su padre y que
buscaran su agenda, que harían unas bromitas telefónicas.
Unos
minutos después las cuatro chicas subieron con un directorio
telefónico y la agenda de su padre entre las manos, comenzaron a
buscar primero en el directorio algunos apellidos que se les hicieran
chistosos y pensar que bobada les harían pasar.
Para
que no quedara registro de las llamadas utilizaron el celular de
Leevan que tenía bloqueada esa opción.
La
primera llamada la hizo Kayla a la familia Gallo e hizo una pregunta
que si la señora gallina ponía diario huevos; después fue Laurence
que por indicaciones de Leevan le pregunto a la señora Espirito que
si los cazafantasmas ya la habían ido a visitar; Mariam al señor
Espositos le dijo que si tanto él como si su esposa estaban muy
chiquitos; Darleen al señora Calvo le dijo que si estaba el señor
calvo entonces ya no tenía que preocuparse por tener que comprar
shampú; y así continuaron durante más de una hora llamando a la
familia Vizconde, Castillo, Fuego, Vergara y con muchas familias más,
cuando ya no encontraron que más decirles según el apellido o
nombre, comenzaron a hacer llamadas al azar solo para ser una broma
rápida colgar y reírse a carcajadas, pasaron una hora más así.
Cuando
Leevan le iba a hacer una llamada a una compañera del colegio que
es la matadita del salón cogió su celular y decía que el saldo de
la linea se había agotado, no le quedó de otra que tomar el
teléfono de la casa cuando le descolgó le llamó la atención que
la linea estuviera ocupada, ya que esa linea era exclusiva para la
familia, la gente de servicio incluyendo la nana sabían que tenían
prohibido usar ese teléfono para el uso de ellos había un numero
diferente, por más que preguntó quien se encontraba en el teléfono
no escuchó nada más que musica clásica en el fondo, soltó una
pequeña risa nerviosa ya que en casa no había nadie más y colgó
el teléfono tratando de ignorar lo que acababa de pasar.
Por
un segundo se le olvidó que era lo que iba a hacer, cuando lo hizo
un segundo antes de que tomara el teléfono este sonó y las cinco
chicas dieron un pequeño grito y comenzaron a reír. Leevan con la
voz más tranquila que pudo contesto preguntando quien era y nadie le
respondió, solo escuchaba musica clásica en el fondo, por un
momento creyó que eran sus padres que le estaban hablando desde le
ballet, pero por más que preguntaba para que le contestaran no tuvo
respuesta y un par de minutos después le colgaron.
Las
cinco chicas no quisieron hacer caso a la llamada y querían seguir
haciendo llamadas para reírse un rato más. Pero nuevamente al
levantar el teléfono de la casa para hacer la llamada la linea
estaba de nuevo ocupada, pero esta ocasión no había musica solo la
respiración de alguien, Leevan armándose de valor comenzó a decir
que eso no era gracioso preguntaba que quién era, pero nadie le
respondía y colgaron el teléfono.
Tratando
de ignorar esto, Mariam fue la que tomó de nuevo el teléfono y
antes de que pudiera escuchar el tono de la linea este sonó
inesperadamente lo cual hizo que lo soltara y cayera al suelo
mientras seguía sonando el timbre, Darleen fe la que se animó a
contestar, lo levantó del suelo y antes de decir algo escuchó una
de las carcajadas más frías que hubiera escuchado en su vida de
esas que hacen que todos los vellos de la piel se pongan en punta y
un escalofrío recorra la columna vertebral, sin decir nada comenzó
a llorar. Sus amigas le preguntaban que que le pasa y ella titubeante
comenzó a contarles como se había sentido al escuchar esa
carcajada, cuando en ese instante el celular de Leevan y dos más
comenzaron a sonar, las chicas sin decir nada las tres ignoraron las
llamadas al ser un numero desconocido.
Poco
a poco se empezaban a poner nerviosas, pero no lo querían demostrar
así que para distraerse Kayla propuso poner una película y que
prepararan unas palomitas y no teniendo otra cosa mejor que hacer
bajaron a la parte baja de la casa para preparase.. Minutos mas tarde
estaban en la cocina haciendo la botana entre risas y empezando a
llevar las cosas a la sala que es donde está la pantalla más grande
de la casa, y como aún según nerviosas cuando sonó de nuevo el
teléfono y dudaron un poco en contestar.
Laurence
al ser la más seria de las cinco trató de tranquilizar a sus amigas
y les dijo que no se preocuparan que probablemente no era nadie y
contesto, se quedó en silencio sin decir nada y unos segundos más
tarde solo abrió los ojos como platos, sabía que alguien las estaba
espiando porque le preguntaron que si solo iban a comer palomitas y
refrescos; sus amigas al ver su rostro le empezaron a preguntar que
que paso y entre balbuceos logró decir— Alguien nos está
vigilando. —Y soltó el teléfono que cayó al suelo rompiéndose.
Algunas
comenzaron a llorar otras a reírse de los nervios y en un segundo la
casa quedó a obscuras, se había ido la luz en toda la casa, las
cinco chicas comenzaron a gritar histéricas.
Se
escuchaban ruidos por todas partes, parecía que tanto las ventanas
como las puertas las querían abrir y comenzaban a caer cosas de
todos lados, Laurence, Mariam, Darleen, Kayla y Leevan solo se
abrazaban y lloraban a gritos.
Tan
solo cinco minutos después la luz y el silencio regresó.
Nadie
sabía lo que había pasado y ni querían investigarlo, cuando
estaban poniéndose de pie y comenzaban a limpiarse la cara fue
cunado al mismo tiempo sonaron siete timbres diferentes en la casa.
Cinco teléfonos en total fueron contestados con miedo y lo único
que se escuchaba eran risas del otro lado.
Esa
noche fue la ultima vez que Darleen, kayla, Laurence, Mariam y
Leevan hicieron una pijamada, pero sobre todo fue la ultima vez que
se burlaron de las personas por teléfono.
Ya
más tranquilas sin decir nada subieron a la habitación de Leevan
por sus cosas para dormir, pero como nadie quería estar sola en
especial esa noche, como pudieron las cinco chicas se acomodaron en
la cama de Leevan que aunque era grande con trabajo podían estar las
cinco ahí, pero nadie quería alejarse de las demás.
Cuando
Darleen que era la ultima en acomodarse en la cama se dio cuenta que
la portátil estaba prendida, se acercó para cerrarla y hasta ese
momento se dio cuenta que había un mensaje con letras grandes y
rojas en la pantalla:
¿DIVERTIDO
NO?
fin
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