Capítulo
Cinco
¡Feliz Cumpleaños!
Escrito por Felin28
El primer semestre en la universidad tanto
para Madison como para Maritxell había transcurrido sin grandes complicaciones,
a pesar de tener que compartir habitación algo que desde hace casi diecinueve
años no lo hacían, decisión de sus padres de darles a cada una su espacio a la
corta edad de tres meses de edad.
Y aunque en un principio ambas habitaciones
fueron decoradas de manera similar en tonos pastelosos, muebles sencillos pero
con estilo, conforme fueron pasando los años fueron cambiando radicalmente.
Madison buscaba más un estilo cueva (nombre que
Maritxell le había dado a la edad de ocho años) ya que antes le fue imposible
hacerlo a su gusto porque sus padres se negaban a que la habitación de una de
ellas fuera tan obscura, es que gracias a los consejeros y libros de educación
infantil accedieron que poco a poco la decoración fuera obscureciéndose tanto
en muebles como colores, primero pasaron por cafés, rojos, morados, gris
oscuro, hasta que consiguió que en su mayoría fuera negra, con algunos detalles
en color, algunos cuadros y decoraciones clásicas dark, su refugio quedo a su
gusto hasta la edad de trece años, y hoy que está a punto de cumplir
diecinueve, y lejos de casa, había conseguido a pesar de sus limitaciones el
mismo aspecto a su lado de la habitación.
Maritxell era todo lo contrario, ella amaba lo
blanco: la luz, como diría Madison con decoración cursi. De pequeña su
habitación también fue cambiando de colores, rosa pálido, amarillo, lila,
blanco… pero se le hacía tan soso que normalmente lo combinaba con colores
fuertes, solo un toque porque las niñas bien no pueden verse vulgares. Había
pasado por rosas, morados, rojos, naranjas, azules, predominando el fucsia; y
así precisamente tenía la parte que le
correspondía de la habitación: blanco con fucsia con miles de peluches de
mariposas, libélulas que ama y cojines por doquier. Todos regalos de su
perfecto novio: Carter.
El cual no tardo nada en pedirle que fuera su
novia, algo que había conseguido solo una semana después de que lo conoció,
convirtiéndose no solo en la envidia de la mayoría de las chicas, sino también
de su hermana.
Carter ha vivido en ese pueblo la mayor parte
de su vida, internado en los mejores colegios no solo del país, sino del mundo
desde niño. Y es por eso que muchos ya se conocen con anterioridad y el mote de
las “nuevas” las hermanas Dempsey tuvieron que cargar por algunos meses al ser
la primera vez que estaban en Bakerville, en realidad Madison sigue siendo la
nueva para la mayoría, porque como de costumbre las amistades de ella es igual
a una, casi dos, en cambio Maritxell a los tres días ya era conocida por la
mayoría y a la semana por todos, algo que la popularidad de Carter ayudó.
Madison se la pasaba o en su cueva o en la
biblioteca cuando no estaba en ninguna aula. Después de tres meses y a pesar de
que su comienzo con Damian no fue el mejor, este que le pidió que fuera su asistente.
Alegando que al ser el “nuevo” profesor, entre preparar las clases, revisar
documentación, entre otras cosas perdía la cabeza y se perdía en su mundo y que
alguien le ayudara a ordenar le vendría de lujo. Al principio era dos veces por
semana un par de horas, después fueron cinco veces por mucho más que tan solo
dos horas. Aunque era su profesor Madison amaba pasar el tiempo en esa pequeña
oficina.
Damian era su único amigo.
Algo que muchos no veían con buenos ojos,
incluso Maritxell que no le gusta mezclarse con ella, ni en su vida se lo hizo ver dándole un
pequeño consejo, que no hiciera cosas buenas que parecieran malas, que si
quería hacer “cosas” había manera de llevarlas en secreto; algo que Madison ignoró completamente.
Estaba cansada de seguir y acatar sus
“peticiones”, y de su ayuda no solicitada.
Para evitar malos entendidos, esas cuatro o
cinco horas normalmente dejaban la puerta de la oficina entreabierta, para que
no se diera lugar a habladas. Mayormente trabajaban sobre las materias que
impartía y le ayudaba a preparar sus clases. Al tener materias comunes con
otras facultades y con la facultad de publicidad, era demasiado trabajo para
que él pudiera llevar todo, por eso es que la mayoría de los profesores tenían
asistentes del último año que también les servía como servicio social y preparar
sus tesis, pero tomar a alguien de primer ingreso no era tan común. Cuando
quedaba tiempo Damian ayudaba a Madison con sus demás tareas, y en sus
descansos hablaban de todo un poco, música, libros, comidas, etc.
En un principio fue solo un pretexto para
estar con ella a solas, pero después se dio cuenta que era la chica correcta, y
aunque llevaba casi siempre ropa poco favorecedora, era hermosa. Y él pensaba
sacar ese lado de ella: el sexy.
Madison y Maritxell solo tenían tres materias
comunes, y contando las noches que compartían habitación y alguna vez se hayan
cruzado en el comedor, eran pocas las veces que cruzaban palabra alguna.
Algo que ambas agradecían enormemente.
Por primera vez llevaban vidas separadas.
Maritxell se estaba terminando de arreglar para
su cita.
—Mmm… carraspea para llamar la atención de
Madison— ¿estas segura que no quieres ir a la fiesta para celebrar mi… nuestro
cumpleaños Mady? Está bien que no somos las mejores amigas del mundo, pero por
una noche… —dice con un cierto tono suplicante— podemos… estar juntas unas
horas, yo voy a cenar primero con Carter y de ahí nos podemos reunir con…
—Lo siento Calliope, —se pone de pie— es que
ya tengo planes, además son tus amigos y no los míos. —Y sale de la habitación.
—Mierda Madison, ¿qué planes puedes tener?
¿Irte a encerrar a la biblioteca?, sabes… —se asoma por la puerta para seguir
gritando— es triste que nadie a parte de mí te pueda decir: ¡Feliz Cumpleaños
Mady!, eres patética.
Madison sonríe.
Sabe que Maritxell no será la única que le
deseé feliz cumpleaños este año, claro aparte de sus padres que a primera hora
del día les hablaron por teléfono; hay un chico alto, delgado, ojos verdes,
cabello castaño, una hermosa y encantadora sonrisa, un cuerpo que ama, unos años
mayor y peligroso para ella, quizá eso
es lo que más le gusta de él.
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