Capítulo
Cuatro
¡Hombres!
Escrito por Dark Juliet
Maritxell paso ese primer día tratando de
conocer al maravilloso espécimen masculino que vio corriendo, pero siempre que
lo encontraba estaba rodeado de muchachas que deseaban hacer con él exactamente
lo mismo que ella.
Madison en cambio estuvo dándole su toque
personal a su parte de habitación, era por demás decir que a Maritxell no le
caería en gracia que parte de su departamento luciera como una cueva obscura,
pero a Madison tampoco le gustaba tener muñecos de peluche y una pared blanca
en su cuarto.
Al día siguiente, Madison se levantó tarde y
se puso lo primero que encontró, un pantalón negro en conjunto con una de sus
playeras favoritas que dejo afuera de la maleta en una valija más pequeña, su
hermana ya no estaba en el cuarto.
—¡Cómo siempre! —murmuró Mady
Llegó tarde a su primera clase, llamó a la puerta
pero el profesor o bien no la había escuchado o no tenía intención de dejarla
pasar. Por desgracia Mady no entendía el concepto de “no grata”, así que entró
en el salón. El maestro se giró a verla.
—Señorita Dempsey es un placer saber que nos
honrara con su presencia.
Madison entrecerró los ojos pero no dejó que
su coraje creciera, lo que menos quería era matar a su profesor o peor,
reprobar la clase.
—¿Cómo sabe mi nombre?
—Es a la única alumna que no conozco.
Lo que Damián no dijo era que desde que se
había hecho profesor, era a la única alumna que deseaba conocer más
profundamente, a pesar de esas ropas obscuras y esa actitud desafiante, sus
ojos decían que no era tan mala como quería aparentar. Se dio cuenta de que
ella estaba molesta, seguramente porque no le había dicho que podía sentarse
pero es que en si, era una tentación muy fuerte el dejarla de pie donde el
pudiera verla desde cualquier ángulo, disfrutando de ese ligero enrojecimiento
de sus mejillas que bien podía ser de vergüenza o de ira. Sonrió al ver como
ella levantaba la barbilla en justa señal de desafío.
—Bien, mi pequeño desafío, tome asiento y
mañana la quiero temprano en el salón o no la dejare entrar por lo que resta
del semestre.
Madison odio el recordatorio a su abuelo pero
no deseaba comenzar esa semana con problemas, esos ya llegarían después.
Maritxell llegó a la clase justo a tiempo, era
de risa que su hermana no se hubiera levantado temprano ni para ducharse, pero
ese no era su problema, se lo tenía bien merecido por convertir su habitación
en una guarida de vagos, lo único que importaba es que ella lucia como de
costumbre, es decir, perfecta.
La suerte le sonreía ese día ya que su
compañero de al lado era el maravilloso chico que había visto un día antes. Se
sentó en su lugar sonriéndole.
—¡Hola! —dijo Maritxell coquetamente.
—Hola, mi nombre es Carter ¿y tú eres?
—Maritxell
Ella lo miró de arriba abajo sin pizca de vergüenza,
él era alto, de cabello castaño claro un poco largo, de unos bellos ojos azules
y con un cuerpo de infarto, digno de un atleta.
—Bueno Maritxell, bienvenida a la escuela.
—Gracias, aunque aun no la conozco del todo —dijo
con voz apenada y mostrando un gesto apesadumbrado.
—Yo te puedo mostrar la escuela, sería un
placer.
Maritxell sonrió, siempre conseguía lo que
quería y Carter no sería la excepción, nadie podría impedirlo, ya se encargaría
ella de tenerlo exactamente donde quería. Con ella, en ella… siendo de ella.
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