¡Es Ella!
por Felin
—No sé cómo es que dejé que me convenciera mi
hermano que lo cubriera el día de hoy —me recriminó a mí mismo al tiempo que golpeo
el volante ante la desesperación de tener casi una hora atrapado en el tráfico
y no hemos avanzado más que un par de metros en este tiempo.
La resaca corre por mi cuerpo sin compasión
haciendo que a cada segundo me arrepienta de haber salido de la cama y peor aún
de venir a trabajar el taxi de mi hermano. Como cada viernes desde hace unos
meses acudo a un bar y bebo unas copas mientras espero.
Pero su casi suplica de que tenía que sacar el
dinero para pagar el seguro, la mensualidad y algo de la universidad es que no
tuve más remedio que acceder. Nunca ha permitido que mis padres corran con sus
gastos desde que pudo valerse por él mismo y recuerdo que a los once años iba
al supermercado a ganarse unos cuantos dólares ayudando a empacar los víveres de
los clientes por horas mientras yo a esa edad me la pasaba jugando con los
amigos o estudiando. Tampoco es que sea un desobligado bueno para nada, pero ya
que mis padres me dieron —y a Alessandro también aunque lo rechace— el apoyo
económico para poder terminar los estudios sin necesidad de trabajar, hoy como
buen hermano mayor, no me queda otra que apoyarlo yo. No acepta mi dinero, pero
si unas horas de trabajo.
Me chantajeó con «amas conducir y no tienes
nada mejor que hacer», y puso esa mirada de cachorro perdido que conteniendo
una carcajada le pedí las llaves y heme aquí, atrapado en el trafico un sábado
por la tarde.
Durante las cuatro horas que llevo sentado
aquí he escuchado la música de mi teléfono, pero como estoy a punto de empezar
a repetir el repertorio que tengo lo apago y enciendo la radio buscando alguna
estación de música en inglés, que es la que normalmente escucho, mientras
recorro las frecuencias alcanzó a reconocer la voz de Enrique Iglesias, y no
puedo evitarlo, sonrió al recordar esos cálidos, sexys y carnosos labios que me
besaron en aquel bar al que me arrastró mi hermano por su cumpleaños hace ya
casi tres meses.
Me tomó desprevenido, me había acercado a la
barra para pedir la siguiente ronda, cuando de repente sentí que alguien me
saludaba en mi oído en un susurro que hizo correr una serie de chispas
eléctricas por todo mi cuerpo y tan solo me di media vuelta para ver la dueña
de esa voz que había provocado en mí una cadena de reacciones inesperadas
cuando se acercó a mí y me robó el aliento con un beso lento, largo, profundo
donde pude saborearla sin detenerme a pensar en lo que estaba haciendo, y un
segundo me atreví a abrir los ojos para ver que ella a pesar de tener cerrados
sus ojos, sé que estaba sonriendo y disfrutándolo. No sé el tiempo que pasó,
aunque me fue insuficiente, cuando se separó de mi yo lo único que deseaba era atraerla
hacia mí y continuar con lo que ella había empezado.
—Por hoy es suficiente —me dijo con una amplia
sonrisa en sus labios y pude ver sus ojos negros profundos que sonreían también
viéndome fijamente—. La siguiente vez tú puedes dar el primer paso.
Y sin más se alejó de mí riendo hacia sus
amigas.
En ese momento comprendí que había sido una
apuesta o juego que tenía con las otras chicas. Pero en mis labios, en mi mente
se había grabado cada rasgo de su rostro, su olor y su sabor. Sabía que sería
casi una misión imposible volver a verla en alguna otra ocasión. Y siempre que
escuchaba a Enrique Iglesias cantar me la recordaba, ya que cuando sus labios
se unieron a los míos estaba una canción de él en el fondo. Y esta ocasión no
había sido la diferencia, regresé mi camino hasta que encontré la estación
donde estaba sonando Héroe de Enrique Iglesias y sin poder evitarlo cierro los
ojos mientras toco ligeramente mis labios. Ya sé que si alguien me viera
haciendo esto me verían con ojos de «que gay eres», pero no puedo evitarlo.
Tengo así tres meses. Y estando solo en el tráfico, a menos que mi vecino de
carril me esté observando durante los treinta segundos que hago esto, nadie
tiene que saberlo.
Después de la que pareció una eternidad y
dispuesto a hacerle trampa a mi hermano y darle dinero de mi bolsillo diciendo
que fue lo que saque después de horas trabajando su taxi, una vez que salí del
embotellamiento comienzo a tomar camino a casa, no sé si ya esté Alex o aun no,
pero no me molesta darle dinero para ayudarle un poco. ¿No dicen que ojos que
no ven corazón que no siente?
Una pareja me hace la parada, solo espero que
no me alejen de mi destino, y decido detenerme y llevarlos.
El chico se desvive por la chica, con sus
comentarios y por la forma en que la trata. Me llama la atención que ella solo
mueva la cabeza o contesta con susurros pocos audibles con monosílabos y vea la
calle en lugar de su acompañante. Parece aburrida. No es que yo me sienta Brad
Pitt pero me parece que su amabilidad excesiva es para compensar un poco su… mierda me hace daño tener tantas
hermanas en casa que lo de «gay» —sin ofender— me hace parecer chica haciendo
estas observaciones. Los hombres somos, hombres, no somos ni guapos ni feos,
somos masculinos. Así de sencillo.
—Jules —dice ella con desgano— me duele la
cabeza, ¿podemos dejarlo para otro día?
—Entonces, ¿te llevo a tu casa? —Dice en voz
de derrota—. Lamento que mi auto se descompusiera, sé que esto afectó lo que…
—Ya habrá más oportunidades —dice la chica con
poco animo sin siquiera voltear a verlo.
—¿E-En serio? —Él le pregunta con una nota de
alegría en su voz.
—Nos puedes dejar en el siguiente semáforo,
por favor —habla dirigiéndose hacia a mí y la observo por el espejo retrovisor.
Mi corazón se detiene al ver esos ojos negros que me están observando también.
Es ella.
La que no he dejado de soñar por tres meses.
—Creí que… —se escucha un temblor en la voz de
él— que querías ir a casa para descansar y…
—Tengo que hacer unas compras. Ya no estoy tan
lejos de mi casa —hace hincapié en «mi»— y tu podrás ir al taller a ver lo de
tu auto.
—¿Estás segura? Porque podría… —y al no tener
contestación de ella después de una pausa, continua— podría acompañarte a hacer
lo que tengas que hacer y después llevarte a…
Detengo el auto y ella se dirige de nuevo a mí
sin mirarme esta ocasión.
—¿Cuánto te debemos?
Esa era la señal que se alejaría y no solo de
mí, él también se ve preocupado como yo.
Se bajan los dos y a mí no me queda otra que
volver a arrancar. Pero no me pienso rendir tan fácil, así que me estaciono
unos metros adelante viéndolos por el espejo retrovisor para saber en qué
momento puedo entrar en acción.
Ella se ve incomoda a la distancia y cuando él
se acerca a darle un beso en los labios ella se voltea en el último segundo
esquivándolo, después se dan la mano y ella comienza a caminar alejándose de
él. Él da unos pasos detrás de ella y después desiste.
Ella da vuelta en la esquina y tardo en
reaccionar, salgo lo más deprisa que puedo y cuando llegó al punto donde dejé
de verla me maldigo porque no la puedo encontrar. Recorro unos metros de la
calle buscando por ambos lados si está ahí. No sé si ha entrado a alguno de los
negocios o algún edificio, buscarla así es casi una pérdida de tiempo. No pasó
tanto tiempo como para perderla de nuevo, es como si se me escondiera a
propósito, pero dudo que me haya reconocido. Regreso derrotado al auto
decidiendo que hacer si dar vueltas por la zona para ver si la veo de nuevo o
marcharme creyendo que había sido un espejismo lo que había visto.
No puedo creer lo imbécil que fui. Debí
saludarla. Debí decirle algo. No debí alejarme de donde se bajaron. Debí de…
puede hacer muchas cosas y no hice nada.
No puedo creerlo.
Esto simplemente es imposible.
Ella…
Abro la puerta del taxi y está ahí sentada en
el asiento del pasajero.
—Creí que quedamos que la siguiente vez te
tocaba dar el primer paso a ti. —Me dice sonriendo al tiempo que voltea a
verme—. Pero al ver que no lo hacías, tuve que hacerlo yo de nuevo.
—Pero, si t-tu —no tengo palabras, me ha
sorprendido. No sé en qué momento ella llegó aquí sin que la viera.
—Mientras corrías supongo que detrás de mí, ni
siquiera te diste cuenta que pasaste a mi lado. Y por lo mismo me imagino que
no te preocupo ponerle seguro al taxi. ¿Acaso no sabes que alguien te lo podría
robar? —sigo absorto en su mirada y no se me ocurre que contestarle— Créeme si
supiera encenderlo sin llaves y claro, si tuviera la necesidad podría
habérmelo…
Como lo hizo ella hace tres meses, le robé el
aliento pero con un beso hambriento, desesperado y húmedo. Tengo que
reconocerlo, no ha sido el mejor beso que he robado, pero sin duda es el que
más he disfrutado. Un par de minutos después sigo sin creer que esto está
sucediendo.
—Creí que…
—No creas que me la paso besando a todo mundo
—sonríe— me parece que todavía estoy como para elegir. Esa noche tuve que
provocar a mis amigas para que creyeran que ellas habían decidido y me habían
retado.
—¿Y tú chico?
—Una cita a ciegas —se sacude con un escalofrío—
no preguntes, una tarde de aburrición que terminó con la peor cita de mi vida
y… —me toma de la mano para salir del taxi y ponerse frente a mí— ya era tarde
para echarme para atrás pero fue una bendición que el motor muriera y cuando te
vi, no podía creerlo.
—¿Una tarde aburrida? —Y yo estoy aquí como un
imbécil, haciendo preguntas idiotas.
—Los chats te entretienen y cuando te das
cuenta ya has dicho sí. —No puedo dejar de verla— No me veas con esa cara.
Desde hace tres meses que rechazo las citas normales y salgo con… «especímenes»
en vías de extinción para autocastigarme por irme lejos del chico al que le
robé el mejor beso que me han dado en mi vida y tiene los ojos más…
No dejo que termine.
No estoy dispuesto a perder el tiempo otra
vez.
Y le doy el beso más largo, lento y profundo que
mis nervios y desesperación me permiten, sellando nuestros labios juntos,
haciendo honor a ese primer beso. Mientras la tomo de la cintura y la acerco a
mí el beso se va haciendo más rudo, y fuerte. En mi cabeza no deja de dar
vueltas sus palabras de que estos tres meses ella no ha dejado de pensar en mí.
Probablemente sea precipitado. Pero creo que
es hora de que le pida a la abuela ese anillo que me ha ofrecido durante años.
He encontrado a la dueña perfecta para que lo
porte en su mano.
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Hola. me ha gustado mucho, besos.
ResponderEliminarSin palabras, ¡impresionante!
ResponderEliminar¡Hola guapa!,
ResponderEliminarMe ha gustado mucho así que me quedo por tu blog que me parece fabuloso. Espero que tengas una buena semana!!, un beso guapa.
hola un final muy bonito gracias por compartir este relato con nosotros chao
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