Tu Sonrisa
By Felin
Había sido un fin de semana maravilloso, sé que ahora que tengo que regresar a la realidad deberé enfrentar a mi padre. No puedo decir que no me ama, tiene una forma extraña de demuéstramelo. Pudo haberme enviado a vivir con alguno de mis abuelos, ya que sé perfectamente que él me culpa a pesar de que yo no hubiera tenido la culpa en realidad, pero a veces cuando me observa de esa manera tan fija, torciendo ligeramente sus labios hacia la izquierda, baja unos escasos milímetros la ceja derecha que aparece junto a ese pequeño tic, ese temblor en el ojo, es porque está recordando ese día, cuando la perdió a ella y yo llegué a su vida.
Nunca me ha puesto una mano encima aunque ganas no le han faltado, pero cada vez que habla con ese tono ligeramente ronco, frió es como si me golpeara y la verdad es que así golpea mi alma, esa que llora en silencio y se desgarra cada día más.
Tal vez por eso he buscado esas caricias, eso amor en otros hombres, ese que me ha negado él toda mi vida. He recibido migajas solamente de ellos. Tampoco es que haya estado con tantos, pero a mis casi veintiún años es increíble que esté a punto de llegar a una cifra de dos dígitos. Mis amigas (que en realidad puedo contar con una mano y me sobran dedos), solo han tenido uno o máximo tres, y una de ellas sigue siendo virgen… yo desde muy pequeña di ese «regalo» hace como siete años, esperando sentirme amada y solo fui utilizada. No me he acostado con todos, tampoco soy una imbécil, aunque decir que he estado en la cama con la mitad de ellos no me enorgullece.
Ethan fue diferente desde el principio, él fue… es mi amigo, mi confidente, pero lo más probable es que cuando se enteré de toda la verdad, de esa que no me atrevo a hablar con nadie, él también me abandonará.
Cuando llegue ese momento me preocuparé, hoy, en este instante debería estar deleitándome con el majestuoso escenario que nos rodea que parece salido de un cuento de hadas, una pequeña escarcha adorna la copa de los arboles más altos al igual que las montañas que nos rodean. Los rastros del invierno se están desvaneciendo para darle ya cabida a esa primavera que parece tener urgencia por demostrar su belleza.
Estar durante tres largos días —aunque los sentí tan cortos— que no deseaba que se terminaran llegaron a su fin y después de pasar en esa casa de descanso de los padres de Ethan junto al lago, es doloroso tener que regresar a casa, y ver ese tic en el ojo de mi padre cada día o convivir con sus largos silencios mientras estamos sentados en la mesa o en cualquier lugar que coincidamos. De solo recordar me duele el pecho y me cueste trabajo respirar.
No hago ningún movimiento extraño, pero parece que Ethan ha notado algo en mí para que voltee a verme y deje de ver unos segundos el camino que tenemos adelante.
Le sonrío de regreso y no puedo apartar la vista de ese rostro de quijada marcada y esos hermosos hoyuelos que se le hacen en la mejilla. Un año ha sido suficiente para que me aprendiera de memoria cada línea de su rosto, cada musculo de su cuerpo, todas las diferentes miradas que me dedica… pero lo que más me gusta de él, es que cuando sonríe, me sonríe lo hace con todo su cuerpo e ilumina mi vida, mi ser.
—Si sigues observándome de esa manera, podemos tener un accidente —me dice al tiempo que pone esa sonrisa en sus labios y me hace un giño con su ojo.
—¿Y qué más da? —le respondo lo más seria que puedo—. Hace un año, exactamente un año tuve un accidente en esa curva, —le digo sin quitarle la vista de encima y cabeceo hacia el frente, al camino, donde hay una curva en la carretera— y mi corazón se detuvo, no podía respirar y…
Se pone lívido en un instante, disminuye un poco la velocidad y sin quitarle completamente la vista a la carretera me ve de reojo con cierto nerviosísimo.
—¿De qué estás hablando Eileen? —su voz tiembla ligeramente—. Me habías dicho que nunca habías venido a…
—Es cierto, nunca había venido aquí —sin poder aguantarme más la risa, trato de disimular todavía—. A la curva que me refiera es esa que me mostraste apenas hace unos segundos.
Suelta un suspiro, ya que parece estaba conteniendo la respiración e inmediatamente vuelve a poner esa curva que hace que mi corazón se detenga y deje de respirar.
—Puff, Leen —vuelve a sonreír—, eres increíble ¿lo sabes?
—Solo cuando estoy a tu lado, además, ¿cómo que te he asustado? ¿este viaje no fue para celebrar nuestro primer año de conocernos, de la primera vez que volteaste a verme y me sonreíste?
—Y de seis meses que me dijiste que me amabas… claro después de que yo te lo dije primero.
—¿Ahora te queda claro que hace exactamente un año, mi corazón dejó de latir y no podía respirar, por culpa de esa curva? —y sin más resistencia solté la carcajada.
—Entonces, también deberías tomar en cuenta que ese día hubo dos accidentes, solo que el mío fue en otra curva.
Eso hace que se me olvide a la que me voy a enfrentar en un par de horas en casa. Y de nuevo él se da cuenta de mi preocupación.
—Déjame hablar con tu padre y…
—Eso complicaría las cosas Eth.
—Confía en mí, no estás sola.
—Lo sé.
Pero también sé que si él se presenta en casa, las cosas se pondrían peor que nunca. Y más ahora que mi tía Lisseth está en casa de manera indefinida. Ese motivo fue el último empujón que necesitaba para decirle a Ethan que hiciéramos este viaje, durante semanas me trató de convencer y yo me negaba, pero ¿cómo seguir negándome cuando el infierno estaba punto de entrar en casa? sí de cualquier manera me hará la existencia imposible, que sea con provecho, digo yo.
¡Hola!
ResponderEliminarpues me gusta mucho lo que has escrito *U*, Acabo de descubrir tu blog y me quedo siguiéndote, ¿pasarías por el mío?.
Un abrazo