30 de junio 2007
“La verdad es que estoy más que feliz. Por dos motivos: El primero porque Ed está perfectamente bien, aunque decían que podía tener secuelas por el accidente y estuvo en cama varios días, y ahora que lo veo totalmente recuperado; solo con una pequeña molestia en la pierna izquierda pero es mínima. Pero le ha ayudado mucho el apoyo y la compañía de Mariana. Todo el tiempo libre que tiene que no es mucho se la pasa aquí con él para que no se retrase en los estudios. Al principio Ed se encontraba triste al recordar el final que tuvo Mercedes, ya que ella desgraciadamente falleció en el accidente casi instantáneamente al salir volando por el parabrisas; la verdad es que me alegro que Ed sí utilizara el cinturón.”
“Quién lo iba a decir, algo tan pequeño, puedo ser la diferencia entre la vida y la muerte. Pero eso ya quedo en el pasado su presente es Mariana”
—La verdad nunca había visto así de optimista y alegre a mi hermano —pienso mientras me levanto de la cama. He decidido poner un poco de música.
“El otro motivo por la que me siento feliz...
Sonrío al recordar. Se me hace increíble que algo así me sucediera; después de dos grandes dolores. Pensé que tardaría más tiempo en sentirme así. Pero veo que tuve suerte. Mucha suerte.
“... aun no puedo creerlo. El chico que no soportaba al principio se ha convertido en alguien importante para mí. Estuvo conmigo en el momento de mis dos grandes pesares, de cuando me sentía peor y necesita el gran apoyo de los mios. De toda la gente que imagine que podían estar conmigo; jamas imagine que él fuera una opción.”
“Si, ya me lo había demostrado que era importante para él. Con tantos detalles. Con sus palabras. Y con esto terminó por demostrar lo que significo en su vida. Me lo enseño con esos dos besos maravillosos que me regalo hace algunas horas”.
Me levanto de la cama, quiero bailar, cantar, gritar. Me siento feliz. Que he olvidado cosas que no debería recordar nunca más.
“Lo único malo es que el miércoles me despido de él. Por casi dos meses no lo veré...”
Antes de que mi madre entre a la habitación para ver si ya me levante. Decido guardar el diario y bajar a la cocina a ver en que le ayudo.
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4 de julio 2007
“Hoy me siento rara. Me siento feliz, pero a la vez triste. Feliz porqué en unos días estaré en casa de los abuelos disfrutando unas largas vacaciones. Y triste porque hoy sólo unos minutos podré ver a Iker; solo nos entregan los papeles y revisamos las taquillas para no olvidar nada. Ya que el próximo otoño iniciare la prepa...”
A las nueve en punto nos encontramos en el colegio. Todos acompañados de nuestros respectivos padres. El asesor del grupo junto con el director comienzan a entregar los papeles, diplomas a cada uno de nosotros. Terminada la repartición; mis padres me querían acompañar al área de casilleros para ayudarme. Después de hacer pucheros y todo lo que se ocurrió decidieron esperarme en el auto para que recogiera mis cosas con calma y me despidiera sin presiones. Aunque la despedida es corta ya que la mayoría los volveré a ver en la escuela nueva.
La verdad estoy preocupada. En la entrega de documentos no lo vi. Solo estaba su madre. Triste comienzo a guardar mis cosas en la mochila cuando alguien me abraza por la espalda y me da un beso en la mejilla.
—No podías irte sin verme —me dice mientras me entrega un girasol— Recuerda que en poco menos de dos meses te estaré esperando. —ahora me entrega un oso de peluche —Se me hará eterna la espera, pero aquí estaré esperándote. — y me da una carta junto a un beso más.
Me volteo para poder verle el rostro. Veo que esta a punto de llorar como yo. Me acerco a él, hace lo mismo y nos despedimos con un beso largo y tierno.
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Con gran tristeza me despedí de Iker. Todo el camino al rancho de mis abuelos sólo me la pase pensando en él. Y con mucho cuidado leí la carta que me había entregado. No había tenido el humor de leerla. Me arriesgue a sacarla con toda mi familia al rededor mio; para disimular que estaba leyendo una carta la camuflaje dentro de una revista. No podía creer las palabras que puso. No la leí una ni dos veces, la líe tantas veces que creía que ya me la sabía de memoria. El viaje de esta manera se me hizo cortísimo.
Aunque me sentía mal porque no lo voy a ver. Ya estaba planeando que es lo que haría en mis vacaciones. Normalmente por mi edad me llevo más con mis primas mayores; pero a los menores cuando me quiero divertir como enana, no esta nada mal jugar todavía con ellos.
Pero aparte de esto el reencuentro con mis primos y mis abuelos fue hermoso. A todos ellos sólo los veo una vez al año. Al vivir en diferentes estado de la república hace que las visitas entre nosotros sean casi imposibles. Así que en cuanto veo a mis abuelos corro a abrazarlos y llenarlos de besos. Tengo muchas semanas para pasármela genial. Además se que cuando regrese a casa lo podre volver a ver.
Más tardamos en llegar; que ya salíamos corriendo en grupo hacía el lago que hay cerca de la casa. Ya una vez ahí. Nadamos, jugamos, gritábamos, cantábamos. Entre todos mis primos; eramos en total doce adolescentes corriendo por todas partes y en todas direcciones.
A veces me pregunto como mis abuelos, después de estar solos y tranquilos, por casi dos meses al año soportan tanto ajetreo. Lo único que falta aquí es él.
Teníamos una semana, cuando Ana y Daniela; dos primas un poco mayores, me preguntaron si quería ir a dar la vuelta al pueblo, a ver “la carne” que hay por estos lugares.
Como los adultos se reúnen a platicar de sus cosas casi no nos hacen caso. —También son vacaciones para ellos —pienso cuando los veo reunidos en la palapa platicando con una copa en la mano.
Como al lado de Ann y Danny, no quiero parecer una niña, aunque solo son dos años más grandes que yo; decido arreglarme un poco más. Cuando nos reunimos en la entrada de la casa. Veo que ellas van dispuestas a encontrar algún entretenimiento. Ya que cuando estaban haciendo los planes del paseo se la pasaban diciendo “—Esto es para niños, no para nosotras que ya somos adultas —”. En cuanto ven que bajo sin decir nada se suben al auto y Dany maneja hacia al pueblo que está como a 20 minutos de distancia.
Una vez que llegamos. Decidieron que para conocer mejor la zona diéramos una vuelta por la plaza. Y ya estando ahí buscaríamos una cafetería a algo, un lugar dónde estuvieran los chicos.
Nos cansamos de dar la vuelta y nada. Lo único que había en la plaza eran parejas de ancianos y algunos niños jugando. En la cafetería cuando entramos el panorama más o menos era el mismo, parejas de diferentes edades. A la cantina no nos atrevimos a entrar, además no nos hubieran dejado.
Cuando nos dábamos por vencidas y caminábamos de regreso al auto, para regresar al rancho Dan nos detuvo.
—¿Cómo es que no lo vimos antes? —comenta emocionada.
—¿Qué cosa? —pregunta Ann y voltea a ver a su hermana gemela. —Claro ahí debe haber algo interesante. —Contesta al ver a lo que se refería Dany.
—¿Un...? ¿En verdad vamos a entrar ahí? —pregunté —¿Por lo menos saben jugar?
—Eso es lo de menos —contesta Ann — Ya encontraremos quien nos enseñe ¿no Dany?
—Claro, —contesta —Vamos, hay que divertirnos un poco.
Yo con mis reservas las sigo. Siento que no es un lugar adecuado para que entremos las tres solas.
Entramos al lugar y como lo había imaginado, estaba lleno de hombres de todas las edades. Nos acercamos al mostrador. Pidieron una mesa. Y comenzamos a caminar entre las demás para ver cual nos asignaron.
La verdad es que ninguna de las tres teníamos idea cómo se jugaba billar. Con mucho trabajo acomodamos las bolas , imitando como lo habían hecho en la mesa de al lado. Y cuando debíamos que golpearlas con el taco, estábamos más que perdidas aún, no sabíamos como se tenía que agarrar. Lo más vergonzoso fue cuando nos dimos cuenta que ya los demás se habían percatado de eso. Y se escuchaba como reían en todo el salón.
Cómo me estaba muriendo de pena; yo quiera desaparecer del lugar y les hacia señas con las manos y ojos a mis queridas primas para que nos fuéramos de ahí lo antes posible y que dejáramos de hacer el mayor ridículo de nuestra vida. En eso...
—¡Hola! —dijo un chico —¿Podemos ayudarlas?
Cuando estoy a punto de contestar mis primas sonríen estúpidamente y se acercan a los cinco chicos que se acercaron a la mesa. Inmediatamente uno de ellos; moreno, cabello negro ondulado, un poco largo peinado en media coleta; ligeramente musculoso, que vestía una camiseta negra y unos jeans; todo esto acompañado de una amplia sonrisa se acerca lentamente, hacía donde me encuentro.
—¡Hola, soy Alex! —me saluda dándome un beso en la mejilla —Desde que llegaron no he dejado de verte, ¡Eres hermosa!
—¡H-hola! —contesto torpemente —S-soy Jazzlyn, mucho gusto —logro decir.
—No son de aquí ¿verdad? —pregunta sin soltarme la mano.
—N-no —contesto —E-estamos de v-vacaciones en el rancho de mis abuelos —termino de decir.
No se que es lo que me pasa. Siento que me tiembla todo. Estoy nerviosa y ahora que lo veo de cerca me percato de que tiene los ojos claros. Huele tan bien. Es tan...
—¿Y van a estar mucho tiempo por aquí? —pregunta —Me encantaría conocerte más Jazzlyn, claro que si me lo permites.
—P-pues unas cinco semanas más o menos —respondo.
—Perfecto, tiempo suficiente para conocernos ¿no lo crees? —me contesta con una amplia sonrisa.
El resto de la tarde no la pasamos jugando, bueno intentando jugar. Los cinco tuvieran la paciencia de enseñarnos. Cuando nos dimos cuenta ya habían pasado casi cuatros horas desde que nos saludaron. Comenzaba a obscurecer. Aunque mis primas no lo deseaban nos tuvimos que despedir; pero no sin antes ponernos de acuerdo con todos que al día siguiente nos veríamos también.
—Mañana al mediodía en la plaza —gritaba Alex, cuando Dany arrancaba el auto —No se les olvide, las estaremos esperando.
Cuando llegamos a la casa, nos estaban esperando para cenar. Estaban un poco preocupados porque realmente todo el día estuvimos fuera. Pensaban que nos habíamos perdido a algo así.
Ya para que se tranquilizaran les contamos cada minuto de nuestro recorrido. Sólo nos pidieron que no fuéramos tan confiadas con nuestros “nuevos amigos”.
Yo estaba muerta de cansancio. Cuando subí a la habitación que comparto con dos primas más chicas que yo; busque mi diario y y lo actualicé como había estado este día. Me sentía inquieta. Con Alex esas horas que estuvimos juntos me sentí tan bien con él; que incluso nunca me acorde de Iker, que desde que llegamos a cada momento me acordaba de él, está tarde fue le excepción.
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Desde que estamos en casa de los abuelos; he logrado dormir tranquilamente, no he tenido pesadillas y no he visto ni sentido nada raro. Así que ahora que estoy más tranquila creo que era a causa del estrés todos esos episodios raros que había tenido en los meses pasados.
Bajo a desayunar donde mis primas ya están listas para que nos vayamos. Están preparando una canasta con algunos bocadillos y bebidas para llevar.
—Jazz, ¿aún no estás lista? —dice en reproche Ann.
—Pero si apenas son las diez, faltan dos horas ¿Cual es la prisa? —contesto.
—Pues si no te apuras te dejamos —dice Dan —Ni se te ocurra ir en fachas, arreglaté un poco porque ayer ibas mal arreglada.
—Ok, sólo desayuno algo y subo —contesto de mal humor, ya que su comentario no me causo nada de gracia.
Subí a darme una ducha rápida busque mi traje de baño. Decidí ponerme una minifalda con sandalias y una blusa de tirantes. Cuando bajé estaban esperándome.
Aunque todavia era temprano nos fuimos hacía el pueblo. Estaban desesperadas por salir de casa.
—¿Sí, traes tu bañador? —pregunta Dany.
—Recuerda que vamos a ir al lago —dice Ann.
Cuando llegamos a la plaza aún faltaba media hora para que fuera el mediodía. Pero apenas estaba estacionando la camioneta Danny cuando vimos que ya estaban esperándonos los chicos.
—Pero que puntuales —dice uno de ellos.
—Jazz, te ves hermosa —me dice Alex en cuanto me ve. Se acerca y me saluda de un beso en la mejilla.
—Pues mejor así, tenemos más tiempo para divertirnos —comenta alguien.
—Bueno, ¿Nos siguen en la camioneta, para llegar al lago o nos vamos todos juntos? —Pregunta Alex.
—Vámonos todos juntos —contesta Ann.
Ya sin poder decir nada nos subimos a la camioneta de ellos. En la parte de atrás se sentaron Ann, Dany con Roberto. Yo en la parte de adelante junto con Alex, y Marcos iba manejando.
—¿No eran cinco? —Pregunto Ann.
—No quisieron venir, tenían otros planes —contesta Marcos.
En mas o menos media hora llegamos al bosque. Nos bajamos y caminamos como 10 minutos. Cuando por fin llegamos era un lugar hermoso; había flores de todos los colores, arboles de todos los tamaños y un lago limpio con agua cristalina enorme. Esté lago no lo conocíamos, el que está cerca del rancho de los abuelos es muy diferentes; este parecía más un paraíso perdido entre la maleza del enorme bosque.
—Bueno, ¿Qué les parece? —pregunta Marcos.
—Es hermoso —contesto inmediatamente.
—¿Nadamos? —pregunta Alex comenzando a desvestirse.
Los tres chicos se lanzaron inmediatamente al agua.
—Está helada —comenta Alex —vamos chicas, no se hagan del rogar.
Como ven que todavía no estamos listas, salen Marcos y Roberto. Cada uno de ellos carga a una de mis primas y las lanzan al agua. Alex salé más tranquilo se acerca a mí, y me sonríe.
—¿Quieres que te pase lo mismo? —pregunta coquetamente.
Decido quitarme la falda, las sandalias y la blusa. Me quedo en bikini. Aunque no es muy chico deja al descubierto la mayor parte de mi cuerpo. Alex se me queda viendo con los ojos bien abiertos.
—¡Wow!, que bueno que me espere —me dice mientras me carga en brazos y se mete al agua conmigo.
Toda la tarde estuvimos jugando, platicando, riendo. Mis primas, después de un rato de estar en el agua se cansaron; y cada una de ellas se fueron a la sombra de un árbol; y no precisamente a platicar. Yo decidí quedarme en el agua, que ya por la hora, la temperatura era perfecta. Alex se quedo a mi lado.
La mayor parte de las vacaciones; los seis andábamos para todas partes juntos, a veces solo dábamos la vuelta en la plaza; otras ocasiones nos daban clases de billar; íbamos a nadar al lago; a montar caballos. Al ser un pueblo tan pequeño, ya habíamos hechos todas las actividades posibles en él.
Con el trato de todos los días, la confianza en el pequeño grupo era grande. Al principio mis primas se apartaban un poco cada una con su respectiva pareja, para darse algunos besos; pero cada vez me daba cuenta que se alejan más y por más tiempo. Eso no me molestaba al principio; pero cuando sentí que parecía que sólo salía a pasear con Alex, me molestaba un poco. Mi incomodaba.
Él trataba de acercarse a mi, buscaba darme un beso, los cuales yo esquivaba siempre; cada vez que me abrazaba buscaba un pretexto para que me soltara. Pero su cercanía era cada vez mayor. Cuando trate de reprocharselos, sólo me contestaban cosas “No te preocupes nada va a pasar a menos que tú quieras”; “ ¿A poco no te gusta?”; eran siempre sus respuestas.
Una tarde, después que terminamos de montar, cuando estábamos a punto de subir a la camioneta y regresar a a casa de los abuelos, se acerca Alex corriendo.
—C-chicas, s-se me o-olvidaba —decía con dificultad — El próximo viernes habrá una fiesta en la noche junto al lago; y nos preguntábamos —voltea a ver a sus amigos —Qué ojala puedan venir, nos agradaría mucho, ¿Que dicen?
—Bueno tendríamos que avisar en casa, —contesta Ann —Pero no creo que haya gran problema, mañana les decimos ¿va?
—Ok; ¡Jazz hasta mañana nena! —dice mientras me hace un guiño. Yo no le respondo.
Durante todo el trayecto, Ann y Dany, hablan emocionadas sobre la fiesta y lo que se pondrán, para ir.
—Chicas, es en dos días —les digo —Pero ¿no es más importante que nos den permiso nuestros padres?, ¿antes de que estén...? —decido callarme ante las caras que me están haciendo.
En cuanto llegamos a casa, ellas corrieron en busca de mis tíos; pero no fue necesario que los buscaran ya que todos los adultos estaban reunidos en el jardín trasero de la casa tomando una copa. Llegaron primero y con dificultad por falta del aire les explicaron a sus padres la invitación. Cuando llegue a alcanzarlas ya las estaban cuestionando sobre ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Quiénes? ¿A qué hora? Y ese estilo de preguntas. Cuando esperaban la respuesta; mis tíos dudaron un poco, pero al final les dieron permiso.
Yo con cautela me acerque a mis padres.
—¡Pato, Pollo! —les dije cariñosamente acompañada de mi cara más tierna, se que cuando les digo así es raro que me nieguen alguna cosa —Bueno ya escucharon lo que dijeron Ann y Dany y yo quería...
—¿Crees que con esa carita te vamos a negar algo? —dice mi padre
—¿Sería mejor conocer a los chicos antes...? —comenzó a decir mi madre pero la interrumpir mi padre.
—Sé que de las tres es la más pequeña, pero tienen días que se ven con ellos —se justificaba mi padre —Además no va sola, va con sus primas y Jazz sabe...
—Lo sé —contesta —Sabes que no lo digo por eso, es que en una fiesta, hay alcohol... hay excesos; yo confío plenamente en Jazz, pero...
—¡Pollo, Pato! Saben que no haría nada que los lastimara —contesto cabizbaja —Pero si...
—Lo sabemos nena —me dice mi madre —Promete que te cuidaras mucho y que no harás nada malo —con una sonrisa terminó.
Yo me acerque a ellos y los llené de besos. Estaba feliz de que me tuvieran tanta confianza. Subí a mi habitación que la compartía con dos de mis primas menores; me acosté con una gran sonrisa en los labios; cuando ya estaba quedándome dormida, vi su rostro.
Me levante y busque las tres cosas que necesita en este momento. Mi diario, la foto donde estoy con Iker el día de la graduación y la carta que me dio cuando nos despedimos. Observe unos momentos la fotografía, todas estas semanas no lo había extrañado, pero hoy no se porque me hizo falta; la observaba con añoranza. Saque la carta que me dio, y aunque ya me la sabia de memoria, ya que todo el camino desde Cancún a casa de los abuelos la abre leído fácil unas veinte veces, aún así comencé a leerla:
Jazz:
¡Mi dulce princesa!
No tienes la menor idea la falta que me harás ahora que dejare de verte, de sentirte, de olerte. Pero se qué nuestra separación será corta.
Incluso ahora, a unas horas después de la magnifica noche que me regalaste, en el baile, mis sentidos están lejos, están contigo.
Recuerdo cada roce, cada caricia, cada sonrisa; como si acabara de suceder. Mis labios aún puede recordar el sabor dulce de los tuyos; la calidez que hay en ellos.
Se que esto es lo que me mantendrá de pie, y a mi corazón latiendo; esperando tu regreso; esperando ver esa sonrisa y esos ojos maravillosos que me hechizaron desde el primer instante que los vi.
Hace mucho que no sentía, lo que siento en este día, no me puedo explicar nada, sólo sé que tengo tu mirada aquí clavada entre mis ojos. Sólo tengo una gran necesidad de extrañarte todos los instantes de mi vida. Y un día ser una parte importante de tus días.
Mi mente y corazón están palpitando a mil por hora, a causa tuya; y sólo es por la necesidad de tenerte a mi lado; el dejarte ir lejos, decirte un adiós; es de los peores sacrificios que he podido hacer.
Fueron tantos días de soledad, y de tristeza que había tenido; pero todo terminó cuando te vi; tu complementas mi vida, eres mi alma gemela. Te he buscado tanto y hoy que te he encontrado sé que no hay nadie más.
Recuerda que aquí estaré cuando lo necesites.
¡¡Mi ángel,
Mi niña,
Mi princesa!!
Con amor
Iker.
La leí dos veces seguidas, lo necesitaba en estos momentos. Observo nuevamente la foto. No sé cómo es que no he pensado en él todo este tiempo, me siento mal con respecto a eso; él es alguien muy importante para mi. ¿Pensara en mi? Me pregunto varias veces, mientras guardo la carta y abro mi diario.
18 de agosto 2007
“Hoy me siento un poco confundida, a pesar de que no me siento al cien por cierto cómoda con Alex, ya que hay algo que no me termina de gustar, estoy muy emocionada por la fiesta del viernes”.
“Y no me explico porque estás semanas no me había acordado de Iker, ahora que acaba de leer lo que me escribió, me siento triste, sola...”
Cierro el diario, ya que en esos momentos, alguien entraba a la habitación, aunque era Less, una de mis primas, decido guardarlo en su lugar, no quiero que nadie vea que llevo un diario.
Me siento cansada, así que me preparo para descansar. Busco mis cosas y salgo de la recamara en dirección del baño.
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Como hoy es la fiesta , no vimos a los chicos en la mañana los veremos hasta la noche, cuando nos veamos junto al lago, que es donde se realizara.
Ya arreglada baje y mis primas ya me estaban esperando. Salimos inmediatamente. En cosa de media hora llegamos y ya estaba lleno el lugar, había una fogata, musica, y muchos chicos que no conocíamos.
Tardamos en encontrar a los chicos. Y una vez que los localizamos mis primas me dejaron a solas con Alex. Primero nos sentamos junto a la fogata y comenzamos a platicar. Después de u rato le pidieron que cantara, le pasaron a guitarra y canto varias; la verdad cantaba y tocaba con un profesional.
Después de un rato se levantó y me llevo un trago.
—Lo necesito —me dijo —Tengo la garganta seca.
Yo tome el vaso y cuando iba a beber percate el olor a alcohol.
—Yo no bebo —le dije.
—Está leve, no pasa nada —me respondió, —Pero si no quieres, no te preocupes, deja cambiártelo.
Yo por pena, decidí probarlo. La verdad es que estaba ligero; así continuamos toda la noche, él cantaba a ratos, luego platicábamos un poco y después iba por más bebidas. No se exactamente cuantas me tome; pero comencé a sentirme mal después de un par de horas.
—¿Quieres dar un paseo para que se te pase? —me pregunto.
—Creo que si —conteste mareada.
—Vamos —respondió y me dio la mano para ayudarme a poner de pie.
Me sentía muy mareada y un par de veces estuve a punto de caerme; si no hubiera sido porque me sostenía fuertemente, el suelo me hubiera abrazado. Para evitar eso decidió acercarse a mi, y me abrazo. Yo no me di cuenta cuanto nos habíamos alejado de los demás; sólo lo comprendí cuando deje de escuchar la música y las voces.
—Aquí está perfecto. —dijo por fin.
—Me ayudó a sentarme sobre las raíces que salían de un gran árbol; y él se sentó junto a mi, siempre abrazándome.
—¿Sabes Jazz? —me decía —Eres realmente hermosa —continuaba diciendo mientras me daba un pequeño beso en la mejilla —Jamás conocí a alguien como tú —ahora me daba un beso en el cuello.
—G-gracias —conteste aturdida y trataba de separarlo de mi, aunque no lo conseguía.
—En verdad, me has impactado en todos los aspectos —ahora ponían una mano en mi rodilla y me daba otro beso en el cuello.
—E-esper...
—Desde que te conocí, he soñado con este momento —Su mano comienza a subir por mi pierna y con la otra me tiene bien sujeta la cintura.
—N-no quie...
—¿Qué mejor manera de terminar las vacaciones no crees? —me dijo mientras su mano ya estaba debajo de mi falda y me trataba de dar un beso en la boca.
—Y-yo no es...
Sentía como comenzaba a acariciarme más bruscamente, la mano de la cintura ahora la colocaba encima de uno de mis hombros. Yo trate de levantarme; pero el mareo y lo bien que me tenía agarrada me lo impedía.
—No te resistas —decía —Se que tu también lo deseas —su mano subía cada vez más y está ocasión alcanzó a darme un beso en los labios.
Yo no se lo respondí, quería gritar; pero sabía que nadie me iba a escuchar.
—Por favor —le decía mientras las primeras lágrimas comenzaban a rodar por mis mejillas.
—Déjate llevar —ahora tenía una mano debajo de mi falda y la otra debajo de mi blusa.
—N-no...
Él no me hacía caso, cada vez me tocaba más. No sé como me recostó a un lado del árbol. Él estaba encima de mi; sus besos eran cada vez mas intensos. Yo trataba de detenerlo, pero no tenía la fuerza necesaria. Simplemente lloraba.
—P-para p-por favor —le decía ya entre llanto.
Él continuaba tocándome. Con agilidad paso mi blusa encima de mis cabeza y ahora sus besos se concentraban en mi mis pechos, en mi abdomen. Me tenía las dos manos agarradas juntas encima de mi cabeza.
—P-por favor —le suplicaba —¡Ayúdenme! —trataba de gritar pero mis sollozos ahogaban mis gritos.
—Eres deliciosa, eres perfecta —decía mientras que la mano que tenia entre mis piernas comenzaba a tocarme, y sus besos eran más intensos.
Yo sólo lloraba. No quería que así fuera mi primera vez.
—Tranquila nena, te va a gustar —decía cuando desabrocho mi falda y comenzaba a bajarla hacia mis rodillas.
—N-no —suplicaba entre lágrimas.
Cuando toco mi cadera e introdujo un par de dedos en el costado de mi bokini. Algo sucedió.
No se exactamente que fue lo que pasó, solo vi dos sombras que le daban un golpe a Alex,y este por el impacto me liberó. Él gritaba, se escuchaban más golpes. Yo por el susto me quedo paralizada. No veía nada. Mis lágrimas seguían corriendo sin parar por mis mejillas.
Ahora veo que no son dos, estamos rodeados. Algunos están inmóviles juntos a los árboles, pero cuatro están encima de Alex.
Escucha lamentos y más golpes. En eso una de las figuras, desde las sombras; ya que sólo pude ver el brillo de sus ojos. Con una voz gruesa se dirigió a mi.
—Si en algo te valoras Jazzlyn —decía —toma tus cosas y vete rápido —me ordenaba.
Yo no se como me puede poner de pie; busque a ciegas mi ropa y salí corriendo de ahí. Detrás mio sólo escucha los sonidos de una pelea. Corrí lo más deprisa que pude.
Cuando escuche a lo lejos el ruido y la música de la fiesta me detuve. Me tenía que tranquilizar; me tenía que vestir. Unos minutos más tarde, ya más tranquila; estaba buscando a alguna de mis primas.
—Ann por favor vámonos —traté de decirle lo más tranquila que pude. —Por favor —comencé a suplicarle.
Ella parecía que se iba a negar, pero al ver quizá la angustia en mis ojos no dijo nada. Se despidió de Marcos y se levantó.
—Vale —respondió —vamos a buscar a Dany. —termino diciendo.
Unos minutos más tarde íbamos ya en camino a casa de los abuelos, la mayor parte del trayecto mantuvimos la boca cerrada. Ya casi para llegar Ann rompió el silencio.
—Jazz, ¿Qué fue lo que paso, entre Alex y tú? —preguntó preocupada —¿Él...?
—No, no pudo —contesté y las lágrimas comenzaban a rodar nuevamente —No pasó nada —trataba de contener las lágrimas pero no podía —No quiero hablar de esto.
—Pero... —trato de decir Dany.
—E-estoy b-bien, eso es lo importante — seguía llorando.
Ambas me observaban preocupadas.
—Por favor, no digan nada, ni a nadie, e-estoy bien —les pedía —Que nadie se entere, por favor.
—¿Estás segura que eso es lo que quieres? —Pregunta Ann.
—S-si —respondo con dificultad.
Una vez que llegamos a casa, a pesar de que no era tan tarde, ya todos estaban durmiendo; subí inmediatamente a mi habitación; sin despedirme ni decirles algo más. Tomé unas cosas y me encerré en el baño.
Abrí la regadera y sin desvestirme me metí bajo el chorro del agua. Dejando que el agua se fundiera con mis lágrimas. Llorando desconsolada en un rincón. Llorando por lo que pudo suceder.
Llorando sola.
Llorando sola.