miércoles, 22 de diciembre de 2010

Mi Mejor Regalo by Felin




Mi Mejor Regalo

Escrito por Felin28







—Vaya pero que frío tan horrendo hace por aquí —dice Laura, mientras camina por su casa que en estos momentos se encuentra sola —No entiendo porque me estoy congelando, si la calefacción está bien. —se frota las manos mientras camina en dirección hacia una de las ventanas. —A pesar de los pronósticos del clima que han dado por t.v.; que por cierto nunca le atinan, este 2010 parece que si va a ser una blanca navidad —suelta una pequeña risa al imaginarse ver nevar, ya que nunca sucede.

Una vez que llega al gran ventanal de su habitación; el paisaje que ve es más que hermoso; vive justo enfrente de un parque y aunque todavía es temprano, el alumbrado publico ya a comenzado a encenderse. Más que alumbrado público, lo correcto sería decir que los adornos navideños. Ya que aunque los adornos para tal festividad nunca han sido austeros, la alcaldía este año se ha lucido; ya que cada tronco, árbol, banca y todo aquello que se encuentra en el parque lo han adornado con gran dedicación. Y al centro aunque Laura no puede verlo desde su ventana han puesto un portal con una nacimiento de un tamaño increíble junto al kiosco.

—Es increíble lo rápido que está a punto de terminar el año, hace casi un mes empezábamos a hacer los preparativos para celebrar este fin de año y en sólo tres días será navidad —piensa melancólica —No se porque me vuelvo tan sensible en estos días —se recrimina mientras se limpia los inicios de unas pequeñas lágrimas que comienzan a asomarse por sus ojos.

Baja las escaleras con cuidado, si antes lo hacía, ahora es más cuidadosa, ya que una amiga hace unos días tuvo un pequeño accidente. Una vez que se encuentra en la planta baja, no sabe que hacer: si la cena para cuando llegue su esposo o conectarse un rato a internet; después de pensarlo un poco, decide caminar hacía el estudio donde se encuentra la computadora.

—Aún es temprano —piensa mientras observa el reloj que esta en la pared —mejor me conecto ahora, ya que si no más noche entre que juego y leo un poco en el foro, después ya no puedo dormir —termina diciendo mientras se sienta en el pequeño escritorio.

Primero decide revisar el face y su coreo, para ver las novedades que hay, después de mandar algunos regalitos, abre su cuenta de Fallen —¡Wow! —dice sorprendida al ver que no ha tenido problemas para conectarse. Comienza a ver primero los juegos y responde en cada uno.

—En verdad que frío que tengo —dice mientras busca en el sillón un pequeño gorro que tiene y se lo coloca mientras va de camino a la cocina a prepararse un café. Aunque sabe que es mucho más cómodo traer así el cabello en épocas que baja un poco la temperatura sufre un poco.

Unos minutos más tarde regresa a la computadora y abre los nuevos mensajes del foro. Ríe al ver la invitación a escribirle una carta a Santa —¿Que pediré? —se pone a pensar mientras observa distraídamente los demás mensajes. Después de pensarlo un poco va al tema y comienza a escribir:

“Me gustaría que me trajera un viaje y una buena cantidad de masajes y como dice valeria a ser posible que sea un dios griego quien me los dé.”

La piensa un segundo y comienza a reír, se da cuenta que no le hace falta nada más. Es que tiene todo lo que soñó algún día. Una casa maravillosa, muchos amigos, y un hombre que la ama y la desea como nunca imagino. Lo material va y viene. Está realmente satisfecha con lo que tiene.

Después sigue revisando los mensajes y se ha dada cuenta a quién le tiene que hacer un pequeño regalo como amiga invisible. Comienza a buscar unas imágenes y ya que tiene varias decide cuales usará. Una vez que termina de colocarlas tal y como le gustan publica su regalo. Inmediatamente al ver que ya hay varios regalos busca si el suyo ya está. Se entristece un poco al ver que aun no hay nada para ella.

—Mañana será otro día —piensa, mientras apaga la computadora y se dirige a la cocina.


**************


Han pasado dos días desde la ultima vez que pudo prender la computadora; era más que lógico, sus amistades la han mantenido lejos de casa. Laura en estos días se la ha pasado de fiesta en fiesta, haciendo brindis por todas partes. Que sólo no ha perdido la cabeza porque la tiene pegada al cuello que si no, otra sería la historia. Eso se lo han dicho muchísimas veces, y ahora sabe porque.

Aunque le estuvieron insistiendo mucho, ella decidió pasar estas navidades en casa, acompañada del dueño de su corazón. Como no ha tenido mucho tiempo y la verdad es que prefiere ocupar su tiempo en algo más productivo que meterse horas y horas en la cocina. Ella como una mujer moderna hace varias semanas fue a un pequeño restaurante cerca de su colonia donde se come delicioso y encargo la cena para dos. Así que solo le queda ir por ella y poner linda la mesa.

Mucha gente en estas fechas no se sienten muy a gusto con estar solas; ella es feliz; se siente libre; sabe disfrutar la compañía; pero disfruta más su soledad; su tiempo. Pone un poco de música y baila un poco mientras termina de arreglar los últimos detalles de la cena y de su regalo.

Se sonroja un poco al tratar de imaginar la cara que su ser amado pondrá cuando vea que es el regalo. Laura nunca ha sido tímida ni miedosa, si muy nerviosa y hasta cierto punto desesperada. Ya quiere ver la cara que pondrá cuando descubra que sólo le ha tocado una carta de regalo. Muere de curiosidad por verlo.

Se acerca la hora de cenar y por fin ha salido del trabajo, Laura escucha como estaciona el auto en la entrada de la casa. Ella corre en dirección a la sala y se tumba tranquilamente en un sofá a leer un poco. En cuanto entra baja un poco lo libro y le dedica una gran sonrisa.

—Creí que nunca llegarías —dice mientras se levanta y se dirige hacia donde se encuentra y le da un beso tierno en los labios.

—¡Te extrañaba y te necesitaba! —le dice mientras le devuelve el beso. —¿Una copa antes de cenar?

En cuanto se sirven su bebida, y con ella en mano comienzan a bailar una de las canciones favoritas de ella. Y no solo bailaron una canción, bailaron sin detenerse durante mas o menos una hora. Siempre abrazados, tomados de la mano y con un beso ocasionalmente.

Después deciden que es hora de cenar y se sientan a la mesa uno al lado del otro, siempre tomados de la mano, y cenaron lo más tranquilo que pudieron. Entre platica, risas, cantos y mas risas; han pasado más de dos horas en la mesa.

—Quiero mi regalo —dice repentinamente Laura.

—Pero si Santa aún no viene —le responde.

—¿Y hace falta? —se levanta de la mesa y le entrega la carta. En cuanto la toma ella sale corriendo hacia las escaleras y sube lo más deprisa que puede.

Él sorprendido por su actitud, abre el sobre que le acaba de entregar. Sólo le toma unos segundos leer el contenido, y después sonríe. Toma de debajo del árbol dos paquetes pequeños y sube despacio en busca de ella.

En cuanto entra a la habitación no puede para de sonreír. Sabe que ella es increíble. Lo ha sorprendido. No se imaginaba que algo así se le ocurriera. Se acerca a ella lentamente.

—¡Feliz Navidad Amor! —le dice mientras le entrega los dos paquetes —Quizá no sea lo que querías pero...

—No importa Amor, viniendo de ti, es más que perfecto. —Abre el primer paquete y es un pequeño estuche que contiene algunos frascos de esencias y aceites. —¿Esto es para...?

—Se que amas los masajes, y como se que a veces por el trabajo y el cansancio no puedo —le dice un poco apenado —Es una promesa que trataré olvidarme un rato de todo y dedicarme sólo a ti.

Laura sonríe. Abre el otro paquete, no comprende de que se trata, ya que son folletos de algún sitio. —¿Y esto?

—¿Quieres un fin de semana lejos de la ciudad, solo tú y yo, lejos de todo y todos? —le dice mientras se acerca a ella y le da un pequeño beso. —No nos caería nada mal, ¿no crees?, se que es cerca, pero es simplemente salir de la rutina y...

Ella comienza a reír sin parar, casi en una carcajada; él no comprende la actitud de ella; ¿No le habrán gustado sus presentes? O ¿Por qué ríe de esa manera? No lo entiende.

Cuando por fin se tranquiliza Laura un poco se acerca a él, al ver la cara que tiene.

—¿Sabes una cosa? —le dice mientras lo abraza —Santa Claus, si existe —ella sigue riendo sin poder contenerse.

—¿De que hablas?

—Si te contara, no me creerías —le dice dándole un beso. —Comenzamos con tu regalo o con el mío. —le dice mientras juega con su cabello.

Antes de que le contesté en un susurro dice: “Gracias Santa”.

Laura sonríe, por primera vez, lo que escribió en su carta a Santa si se lo a traído y se lo ha mejorado por mucho. Sabe que esa noche será una Nochebuena increíble y tendrá una muy cálida Navidad.



Fin

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