miércoles, 25 de junio de 2014

Sueños de una Bruja by Felin



Sueños de una Bruja



By Felin



Jamás me sentía en mi hogar… incluso algunas veces tuve la idiota idea de que había sido adoptada, y digo idiota, porque si me saliera barba, estuviera quedándome calva y no conociera las cremas depilatorias, cualquiera podría confundirme con ese imbécil, si ese tipejo que a la edad de cuatro años dejé de conocer lo que era una caricia, una palabra de amor proveniente del padre de mis hermanos — ya que una manera de decir que él y yo no somos parientes, aunque sea evidente, siempre digo que soy de probeta, madre conocida y donante anónimo, si las cosas fueran tan fáciles… mierda si soy un clon de él — y por diversas razones es que yo me sentía ajena a mi familia.

No es que me hicieran el feo o que yo tuve que salir de casa varios años por la economía y viviera con un familiar, nah… eso nada tiene que ver con que me sintiera ajena a mi familia, había algo… algo que incluso ni yo entendía, en algún momento perdí mi identidad con ellos, era tan independiente, era tan… soy tan valemadres que me convertí en un ser tan egoísta — y porque no reconocerlo, me sentía el ombligo del universo — donde nadie me comprendía — o quizá yo era quien no los quería comprender — y me alejé de ellos lo más que pude, guardándome todo para mí misma… lo bueno y lo malo, jamás quise compartir con ellos nada de nada, ¿Cómo para qué? ¿Para joderles la existencia como a veces yo me sentía? Una mierda que solo estaba ocupando un espacio en este mundo, robándole el oxígeno a alguien más, si ya sé soy una extremista medio paranoica, pero por años así me vi…

Como que no encontraba mi lugar en este mundo, esa identidad de poder decir, claro esa es mi familia y es donde pertenezco, de donde soy, y donde siempre perteneceré… pero por alguna extraña, siempre me faltaba algo, algo que no me dejaba pertenecer complemente a ellos aunque estuviera con ellos… ya sé suena medio extraño, pero así era.

Pero, ¿Por qué estoy hablando del pasado?

Muchas veces no valoramos lo que tenemos y nos quejamos por lo que nos falta, cuando en realidad deberíamos dar gracias por lo que tenemos, pero desgraciadamente perdemos el tiempo que es tan corto que en un parpadeo se nos va y cuando queremos apreciar la vida es que se nos ha escapado de las manos y fuimos tan idiotas e imbéciles que nunca les dijimos a tiempo un te amo y que ahora ya es demasiado tarde para que ellos nos responda probablemente con un “te amo yo también nena” o gorda o princesa o como se les ocurriera en ese momento — su puff afán de ponerme mil nombres y apodos — ahora ya nada sirve lamentarme de lo que hice y lo que no, el tiempo se me acaba y en cada suspiro se me escapa la vida… yo que siempre dije que moriría joven, hermosa y sexy… okay, hermosa y sexy aunque tenga mil kilos de pellejos que casi barro con ellos el piso que está debajo de mi, es que lo soy, para ¿qué negar lo visible?, la que es bella, es bella aunque esté a punto de cumplir noventa y cuatro años y la artritis y las sinfín de enfermedades que cargo sobre mis débiles huesos… me han debilitado tanto, pero aún sigo en pie… por lo menos hasta que pueda conocer a mis bisnietas… a mis patatitas.

¿Quién diría que sobreviviría a esta edad? Ni yo misma lo hubiera creído… han pasado tantos años y tantas cosas que quisiera olvidar, nunca a las personas, a los amores de mi vida, tantas idioteces que hice y otras que no hice y debería haber hecho… mi familia, esa que conocí y que nunca me sentí parte de ella, hace mucho se ha marchado y sí, tengo el sueño, por lo menos espero que no sea un sueño idiota, del que en alguna parte me están esperando para darme esa segunda oportunidad… el amor de mi vida también se ha marchado hace algunos años y mi corazón jamás volvió a brincar de la misma manera cuando él me observaba y giraba los ojos cuando lo exasperaba un poco, más de cincuenta años estuvimos juntos, mismos que me tuvo que aguantar haciendo de tripas corazón, dando un suspiro profundo y sonriéndome con ese amor infinito que solo ese hermoso rostro siempre tuvo para mí.

A un día de mi cumpleaños y cuando todos me dijeron que debería aguardar en casa a que llegara mi nieto con noticias, ya que el frio que hace en estos días no me hace nada bien a mis frágiles huesos, es que no hubo quien detuviera a esta vieja… bruja necia que siempre he sido y montada en mi macho, estoy en la sala de espera de maternidad a que me digan que mis bis-patatitas — yo siempre supe, que las patatitas serían algo que marcaría mi vida, mi familia, desde el primer día que supe que yo las estaba esperando, y no me equivoque, mi patatita nos dio a dos patatitos — que mi viejito adoraba jugar con ellos futbol aunque no pudiera seguirles el paso y cuando se desesperaba levantaba su bastón en amenaza, ¿Cuántas veces me habré burlado de él sobre que la niña exorcista era yo, para hacer esas amenazas? — y uno de esos patatitos es que hoy, está a punto de darme el título de bisabuela, con dos hermosas princesas… digo patatitas, haciendo que mi bella familia, crezca de tal manera y que hoy me arrepienta que con mis madre y hermanos no pude sentirme de esta manera… si tan solo hubiera tenido más tiempo con ellos para compartir estas alegrías… el único consuelo que me queda, es que creo que esa sensación fue solo de mi parte y ellos si me sintieron parte de su familia… hoy de nada me queda lamentarme por lo que hice y por lo que no… sé que pronto los alcanzaré y tendré esa oportunidad para gritarles “TE AMO” y se enteren de una vez por todas lo que ellos son para mi…

Las horas son largas y la espera se me hace eterna… no quisiera hacerlo, no quiero perderme la oportunidad de ver su expresión en los ojos… pero mi cuerpo me reclama un descanso… si cierro los ojos un momento, tan solo unos minutos…

***

—¡Mami, mami! —sin siquiera esperar a que acuda a mi habitación, me levanto de la cama y corro a su habitación, las lágrimas recorren mis mejillas y en cuanto entro y ve mi rostro ella alarmada se pone de pie y me alcanza antes de que pueda subirme a la cama y me abraza al mismo tiempo que comienza a recorrer de manera confortable sus manos por mi espalda y me susurra al oído:

—Tranquila nena, fue solo una pesadilla, y yo estoy aquí para cuidarte y protegerte… —me da un beso en la mejilla al tiempo que me toma en brazos y me lleva a su cama.

—Es que yo… tú… —decía entre sollozos mientras ella me seguía consolando— todos…

—Nena, cierra los ojos, que mientras yo esté a tu lado, nada ni nadie te hará daño, pero será mejor que trates de descansa que mañana hay colegio y yo debo ir a trabajar —comienza a arroparme y me da un beso en la mejilla— será mejor que vaya a ver a tus hermanos que estén bien y que ellos… —no terminó de decirlo, cuando mi hermano mayor entró corriendo directo a la cama donde comenzó a brincar sin importarle que yo estuviera ahí y pudiera caerme encima y a lo lejos se escucha el llanto de mi otro hermano que aún estaba en su cuna— creo que hoy será una noche muy larga —mi mamá en un susurro para ella habla mientras sale de su habitación, pero antes de que lo hiciera, salí de la cama y corrí a abrazarla.

—Te amo, mami —le dije mientras le daba un beso en su rodilla que era lo que estaba a mi nivel, ella con lágrimas en los ojos, me abrazó.

—Y yo te amo a ti nena —me dio un beso antes de tomarme de la mano y llevarme de vuelta a la cama.

—¿Y, a mi…, a mí me también… me amas? —Mi hermano que seguía brincando en la cama le pregunto al mismo tiempo que se detenía y buscaba abrazarla.

—Por supuesto que si…

—¿Y al pelón? —señala mi hermano fuera de la habitación.

—A tu pequeño hermano también…

—¿Y a quien amas más?

—A todos por igual nena… son mi familia, son parte de mí… y cuando tengas a tus hijos sabrás que no podrás hacer diferencias entre ellos nena.

—Yo quiero tener por lo menos dos patatitas…

—¿Patatitas? —me pregunta con una sonrisa en los labios.

—Larga historia Pollo… larga historia —respondo con suficiencia… claro hasta donde mis escasos cuatro años, okay casi cinco me lo permiten.

—¿Pollo?

—Larga historia mami… y tenemos mucho tiempo para contarnos toooodo eso y más cosas… ¿ya te dije que te amo? —Sonrió ampliamente, porque esa segunda oportunidad que desee por años la tengo ahora, tengo la oportunidad de corregir mis errores y demostrarme y demostrarles que yo soy parte de esta familia y que siempre lo seré.



miércoles, 11 de junio de 2014

Patatita - Un Cuento Para Dormir by Felin



Patatita
(Un Cuento Para Dormir)

By Felin



—Buenas noches mi princesa.

Iker besa en la frente a su pequeña Aitana de cinco años mientras la arropa en la cama y prende la lámpara de noche con grabado de princesas para que no se quede completamente en penumbras que aún hay noches que se levanta asustada por el lobo que se la quiere comer, o la bruja verde, la de Hanzel y Gretel, o cualquier otra de algún cuento, o la madrastra de Cenicienta, vaya incluso hasta las hermanastras no la dejan dormir tranquila casi nunca.

Y a pesar de eso Aitana es que nunca perdona que se vayan de su habitación sin contarle una historia, Aleska, su madre, recuerda que ella era igual a esa edad, por lo que no le costaba trabajo hacerlo, pero Iker que es un hombre que pocas veces es efusivo en la demostración de sus sentimientos, cada noche que le toca o quiere llevarla a la cama es un martirio para él. Pero a pesar de eso, aunque lea solo algunas líneas de algún cuento famoso, Aitana normalmente se queda satisfecha. Con su madre juega y construye historias nuevas, pero no por eso desprecia las historias de su padre.

Aitana tiene una gran imaginación y a pesar de que apenas conoce las letras, es que durante el día se la pasa jugando con sus muñecas y peluches y con sus escasos cinco años es una gran cuenta-cuentos.

—Papi —Se sienta en la cama cuando se da cuenta que él está a punto de marcharse.

—¿Qué pasó mi princesa? —contesta a la mitad de un bostezo.

—¿No se te olvida algo? —Le dice sonriéndole ampliamente.

—¡Princesa! En verdad hoy ha sido un día… —guarda silencio un segundo al ver el rostro de decepción de su niña—. ¿Te conformas con una mini historia?

—Siempre que tenga final feliz…

—¿Y porque con final feliz? —se acerca a ella para abrazarla mientras trata de pensar en un cuento para que se duerma, sabe que si toma un libro tardará más tiempo y aún debe trabajar en la computadora unas horas más antes de poderse ir a acostarse.

—Porque esas son las más bellas historias papi. —Una vez que se acomoda su padre, ella se recuesta ligeramente sobre él con gran ilusión de escucharlo, ya que es la primera vez que él no lleva un libro en sus manos—. ¿Y la historia se llama?

—Mmm…Patatita —Dice con una sonrisa en los labios Iker al dar ese nombre.

—¿Patatita? —La pequeña Aitana pregunta desconcertada.

—Vale, princesa… ¿quieres que te explique o que te cuente un cuento?

—Cuento…

Iker carraspea tratando de acomodar las ideas para hacer una historia corta y coherente, y para su sorpresa es que tiene más publico esta noche. Sin decir nada solo con un pequeño movimiento de cabeza le pide a Aleska que se acomode para escuchar la historia de ese día.

—Hace muchos años, en un mundo donde todo es tan diferente al que conocemos ahora, en un pequeño pueblo donde la princesa más hermosa y…

—Pero ¿cómo se llama el pueblo papá? ¿Y la princesa?

—Se llama… —Interviene Aleska— Dreams World… Felin Dreams World

—En Felin Dreams World vivía la princesa hermosísima Kasela que era el ser más noble y sencillo que habitaba en el pueblo y sin importarle lo que pudieran decir los reyes sus padres y su hermana que también era princesa, ella se hizo amiga de un pobre y muy humilde herrero que su único medio para sobrevivir después de que desde muy pequeño perdió a su padre y él era el sustento de tres hermanas y su madre tenía que trabajar desde que salía el sol hasta que este se ponía y no podía creer que Kalesa hubiera puesto los ojos…

—En ese pobre y humilde herrero que todo mundo conocía como Erik, él a pesar —Aleska interviene en la historia— de tener que trabajar para poder sacar adelante a su familia confió en la bella y desinteresada Kalesa y aunque muchos no creían que podía haber amistad entre ellos…

—Es que tenían toda la razón, —continua Iker— ya que desde la primera vez que vio a Kalesa, a pesar de que ella contaba con tan solo quince años y él casi cinco años más que ella, en un principio es que eran los mejores amigos, y se compartían todo. La princesa Aleska casi todas las tardes despues de escaparse de su institutriz iba al taller mec… al…

—Taller de herrería y aunque no podía ayudar a Erik en los trabajos que tenía que realizar, por lo menos se encargaba de distraerlo y hacerlo sonreír por lo menos una vez en la tarde.

—A veces no era tan fácil ya que Erik el herrero —Iker le guiña un ojo a su esposa— aparte de tener que trabajar durante tantas horas, salía del taller corriendo para poder llegar a un pequeño instituto que había en el pueblo y continuar sus estudios porque él se negaba a ser un simple herrero, si es que quería conquistar el corazón de su amada princesa Aleska tenía que ser el mejor herrero que pudiera para ofrecerle un futuro, para ella y sus hijos y ya con la noche muy avanzada, llegaba a su humilde hogar donde su madre lo esperaba con un plato de comida caliente y el aprovechaba ese rato para estudiar lo que le había enseñado el hechicero…

—Fueron tiempos difíciles y Kalesa se desesperaba por no poder hacer nada más por él… ya que desde la primera vez que lo vio ella se enamoró perdidamente de su herrero… incluso trató de hablar con el rey, su padre, para ver si podía haber alguna forma de ayudarlo, pero Erik era muy orgullo y antes de permitir eso, él se fue lejos de Kalesa, de Felin Dreams World para tratar de forjarse un futuro…

—Para ofrecerle a Kalesa y quizá atreverse a pedir su mano en matrimonio, y con el corazón partido en dos Eric se marchó a un lugar donde magos y hechiceros poderosos podrían enseñarle muchas cosas nuevas y estas las podría aplicar en su trabajo una vez que dominara los conjuros, pero su mayor sorpresa fue cuando un día lluvioso la princesa Kalesa estaba fuera de su habitación con un pequeño morral en el suelo, Eric no podía creer lo que sus ojos estaban viendo, aunque trató de convencerla que se marchara y regresara a su reino donde no pasaría hambre ni frío, ella se negó rotundamente…

—Pero le dije que estar lejos de él… —suelta una carcajada Aleska— Kalesa se negó diciéndole que prefería dormir en la calle o vivir sin él porque hacerlo era respirar sin aire y después de hablarlo mucho… de conseguir alguna institutriz nueva, es que el pobre herrero y la bella princesa comenzaron a vivir juntos… ella aún era una niña y Erik vivía para darle lo más que pudiera… y a menos de un año de vivir juntos…

—Aunque Aleska trató de ocultarlo por temor que de nuevo tratara de convencerla a que regresara a su reino, como muchas veces antes lo había intentado Erik, calló la verdad unos meses, pero el vientre normalmente delgado de Aleska es que estaba creciendo y yo no podía ocultarlo. Y entre llantos le dijo que lo lamentaba, que había un hostel donde estaban solicitando gente para trabajar y que ella mientras pudiera trabajaría de lo que pudiera…

—Erik comportándose como un bufón, le hizo creer a la pobre que no entendía nada de lo que le estaba diciendo, y solo le preguntó una vez más que era lo que le había pasado a su vientre…

—Y la pobre princesa solo le contesto entre llantos que se había comido demasiado y una patata se le había quedado en la tripa —Iker en ese momento se pone de pie y se acerca a su esposa para abrazarla porque está a punto de llorar—. Erik en ese momento y no pude contener la carcajada y entre risas le dijo a su princesa… que esa patatita en su tripa algún día sería la más hermosa del mundo. y tuvo razón, seis meses esa patatita lloraba sin cesar por los brazos de sus padres cada vez que la dejaban en su cuna.

—Y la patatita… ¿Cómo se llama? —Aitana que durante todo el relato de sus padres había estada callada pasando la mirada de uno al otro, se atrevió hablar toda emocionada con la historia.

—Aitana —contestaron los dos al unísono.

—¡Wow! —Gritó emocionada Aitana— esa patatita se llama como yo…

—Aunque en un principio las cosas fueron difíciles —Iker continua narrando la historia— lograron salir adelante los tres viviendo en una casa humilde, mientras la princesa Kalesa y la patatita Aitana se quedan en casa, Erik continuo sus estudios por la noche mientras que por el día trabajaba en una herrería enorme…

—Han pasado casi siete años desde que Aitana llegó a la vida del herrero Erik y la princesa Kalesa haciéndolos muy felices siempre y que no creía que… —Aleska dice con dificultad— que a esa pequeña familia les hiciera falta algo más… y Kalesa tenía la difícil situación de hacer que su patatita no se pusiera celosa y que su herrero no se sintiera más presionado y ni se molestara cuando se enterara que la princesa nuevamente tendría que abandonar los estudios temporalmente con los hechiceros porque se hace unas semanas se ha comido otra patatita que le está creciendo en la tripa —el llanto ya no lo puede contener, e Iker la abraza al mismo tiempo que ambos comienzan a llorar.

Aitana no entiende la reacción de sus padres.

—Aleska… —Iker le hablaba con voz temblorosa— ¿Cómo…? ¿Cuándo…? ¿Porqué…?

—Hoy en la mañana he ido por el resultado al doctor y…

—Un momento —Aitana se pone de pie mientras se acerca a sus padres, porque de momento lo ha comprendido todo y con los ojos abiertos como platos los abraza a ambos— ¿la patatita Aitana y yo somos las mismas?

—Sí princesa —le contesta Iker.

—Y si a la princesa Kalesa no le fallan las cuentas en unos ocho meses tendrás un pequeño hermanito o hermanita aquí en casa.

—Y… ¿podre cuidarlo? ¿Contarle cuentos? —pregunta mientras da pequeños saltitos alrededor de ellos.

—Por supuesto que si… ya que serás la patatita mayor y tu responsabilidad es cuidar, crecer y divertirte junto a tu hermanito…

—O hermanita —termina Aleska.

—Y este cuento ¿Cómo termina? —Iker la ha tomado de la mano y la lleva de regreso a la cama.

—Y vivirán felices por siempre —responde Iker—. ¿Lista para dormir?

—Con una condición…

—¿Una condición? —Aleska trata de contener la risa ante la petición de su pequeña.

—Que mañana e sigan contando más de la historia de la patatita.

—Solo si te duermes ahora princesa, que tú mamá y yo debemos hablar.

—Yo no soy princesa papá —Aitana se acomoda bajo las mantas— la princesa es Kalesa… yo soy la patatita.

Tanto Iker como Aleska le dan un beso a su pequeña mientras salen de la habitación con una sonrisa en los labios al ver la felicidad plasmada en el rostro de su pequeña patatita.


Fin


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