martes, 30 de julio de 2013

Dulce Desafío Capi 5 "¡Feliz Cumpleaños!"



Capítulo Cinco
¡Feliz Cumpleaños!

Escrito por Felin28


El primer semestre en la universidad tanto para Madison como para Maritxell había transcurrido sin grandes complicaciones, a pesar de tener que compartir habitación algo que desde hace casi diecinueve años no lo hacían, decisión de sus padres de darles a cada una su espacio a la corta edad de tres meses de edad.

Y aunque en un principio ambas habitaciones fueron decoradas de manera similar en tonos pastelosos, muebles sencillos pero con estilo, conforme fueron pasando los años fueron cambiando radicalmente.

Madison buscaba más un estilo cueva (nombre que Maritxell le había dado a la edad de ocho años) ya que antes le fue imposible hacerlo a su gusto porque sus padres se negaban a que la habitación de una de ellas fuera tan obscura, es que gracias a los consejeros y libros de educación infantil accedieron que poco a poco la decoración fuera obscureciéndose tanto en muebles como colores, primero pasaron por cafés, rojos, morados, gris oscuro, hasta que consiguió que en su mayoría fuera negra, con algunos detalles en color, algunos cuadros y decoraciones clásicas dark, su refugio quedo a su gusto hasta la edad de trece años, y hoy que está a punto de cumplir diecinueve, y lejos de casa, había conseguido a pesar de sus limitaciones el mismo aspecto a su lado de la habitación.

Maritxell era todo lo contrario, ella amaba lo blanco: la luz, como diría Madison con decoración cursi. De pequeña su habitación también fue cambiando de colores, rosa pálido, amarillo, lila, blanco… pero se le hacía tan soso que normalmente lo combinaba con colores fuertes, solo un toque porque las niñas bien no pueden verse vulgares. Había pasado por rosas, morados, rojos, naranjas, azules, predominando el fucsia; y así precisamente tenía la parte  que le correspondía de la habitación: blanco con fucsia con miles de peluches de mariposas, libélulas que ama y cojines por doquier. Todos regalos de su perfecto novio: Carter.

El cual no tardo nada en pedirle que fuera su novia, algo que había conseguido solo una semana después de que lo conoció, convirtiéndose no solo en la envidia de la mayoría de las chicas, sino también de su hermana.

Carter ha vivido en ese pueblo la mayor parte de su vida, internado en los mejores colegios no solo del país, sino del mundo desde niño. Y es por eso que muchos ya se conocen con anterioridad y el mote de las “nuevas” las hermanas Dempsey tuvieron que cargar por algunos meses al ser la primera vez que estaban en Bakerville, en realidad Madison sigue siendo la nueva para la mayoría, porque como de costumbre las amistades de ella es igual a una, casi dos, en cambio Maritxell a los tres días ya era conocida por la mayoría y a la semana por todos, algo que la popularidad de Carter ayudó.

Madison se la pasaba o en su cueva o en la biblioteca cuando no estaba en ninguna aula. Después de tres meses y a pesar de que su comienzo con Damian no fue el mejor, este que le pidió que fuera su asistente. Alegando que al ser el “nuevo” profesor, entre preparar las clases, revisar documentación, entre otras cosas perdía la cabeza y se perdía en su mundo y que alguien le ayudara a ordenar le vendría de lujo. Al principio era dos veces por semana un par de horas, después fueron cinco veces por mucho más que tan solo dos horas. Aunque era su profesor Madison amaba pasar el tiempo en esa pequeña oficina.

Damian era su único amigo.

Algo que muchos no veían con buenos ojos, incluso Maritxell que no le gusta mezclarse con ella,  ni en su vida se lo hizo ver dándole un pequeño consejo, que no hiciera cosas buenas que parecieran malas, que si quería hacer “cosas” había manera de llevarlas en secreto;  algo que Madison ignoró completamente.

Estaba cansada de seguir y acatar sus “peticiones”, y de su ayuda no solicitada.

Para evitar malos entendidos, esas cuatro o cinco horas normalmente dejaban la puerta de la oficina entreabierta, para que no se diera lugar a habladas. Mayormente trabajaban sobre las materias que impartía y le ayudaba a preparar sus clases. Al tener materias comunes con otras facultades y con la facultad de publicidad, era demasiado trabajo para que él pudiera llevar todo, por eso es que la mayoría de los profesores tenían asistentes del último año que también les servía como servicio social y preparar sus tesis, pero tomar a alguien de primer ingreso no era tan común. Cuando quedaba tiempo Damian ayudaba a Madison con sus demás tareas, y en sus descansos hablaban de todo un poco, música, libros, comidas, etc.

En un principio fue solo un pretexto para estar con ella a solas, pero después se dio cuenta que era la chica correcta, y aunque llevaba casi siempre ropa poco favorecedora, era hermosa. Y él pensaba sacar ese lado de ella: el sexy.

Madison y Maritxell solo tenían tres materias comunes, y contando las noches que compartían habitación y alguna vez se hayan cruzado en el comedor, eran pocas las veces que cruzaban palabra alguna.

Algo que ambas agradecían enormemente.

Por primera vez llevaban vidas separadas.

Maritxell se estaba terminando de arreglar para su cita.

—Mmm… carraspea para llamar la atención de Madison— ¿estas segura que no quieres ir a la fiesta para celebrar mi… nuestro cumpleaños Mady? Está bien que no somos las mejores amigas del mundo, pero por una noche… —dice con un cierto tono suplicante— podemos… estar juntas unas horas, yo voy a cenar primero con Carter y de ahí nos podemos reunir con…

—Lo siento Calliope, —se pone de pie— es que ya tengo planes, además son tus amigos y no los míos. —Y sale de la habitación.

—Mierda Madison, ¿qué planes puedes tener? ¿Irte a encerrar a la biblioteca?, sabes… —se asoma por la puerta para seguir gritando— es triste que nadie a parte de mí te pueda decir: ¡Feliz Cumpleaños Mady!, eres patética.

Madison sonríe.


Sabe que Maritxell no será la única que le deseé feliz cumpleaños este año, claro aparte de sus padres que a primera hora del día les hablaron por teléfono; hay un chico alto, delgado, ojos verdes, cabello castaño, una hermosa y encantadora sonrisa, un cuerpo que ama, unos años mayor  y peligroso para ella, quizá eso es lo que más le gusta de él.

viernes, 26 de julio de 2013

Dulce Desafío Capi 4 " !Hombres!"



Capítulo Cuatro
¡Hombres!


Escrito por Dark Juliet

Maritxell paso ese primer día tratando de conocer al maravilloso espécimen masculino que vio corriendo, pero siempre que lo encontraba estaba rodeado de muchachas que deseaban hacer con él exactamente lo mismo que ella.

Madison en cambio estuvo dándole su toque personal a su parte de habitación, era por demás decir que a Maritxell no le caería en gracia que parte de su departamento luciera como una cueva obscura, pero a Madison tampoco le gustaba tener muñecos de peluche y una pared blanca en su cuarto.

Al día siguiente, Madison se levantó tarde y se puso lo primero que encontró, un pantalón negro en conjunto con una de sus playeras favoritas que dejo afuera de la maleta en una valija más pequeña, su hermana ya no estaba en el cuarto.

—¡Cómo siempre! —murmuró Mady

Llegó tarde a su primera clase, llamó a la puerta pero el profesor o bien no la había escuchado o no tenía intención de dejarla pasar. Por desgracia Mady no entendía el concepto de “no grata”, así que entró en el salón. El maestro se giró a verla.

—Señorita Dempsey es un placer saber que nos honrara con su presencia.

Madison entrecerró los ojos pero no dejó que su coraje creciera, lo que menos quería era matar a su profesor o peor, reprobar la clase.

—¿Cómo sabe mi nombre?

—Es a la única alumna que no conozco.

Lo que Damián no dijo era que desde que se había hecho profesor, era a la única alumna que deseaba conocer más profundamente, a pesar de esas ropas obscuras y esa actitud desafiante, sus ojos decían que no era tan mala como quería aparentar. Se dio cuenta de que ella estaba molesta, seguramente porque no le había dicho que podía sentarse pero es que en si, era una tentación muy fuerte el dejarla de pie donde el pudiera verla desde cualquier ángulo, disfrutando de ese ligero enrojecimiento de sus mejillas que bien podía ser de vergüenza o de ira. Sonrió al ver como ella levantaba la barbilla en justa señal de desafío.

—Bien, mi pequeño desafío, tome asiento y mañana la quiero temprano en el salón o no la dejare entrar por lo que resta del semestre.

Madison odio el recordatorio a su abuelo pero no deseaba comenzar esa semana con problemas, esos ya llegarían después.

Maritxell llegó a la clase justo a tiempo, era de risa que su hermana no se hubiera levantado temprano ni para ducharse, pero ese no era su problema, se lo tenía bien merecido por convertir su habitación en una guarida de vagos, lo único que importaba es que ella lucia como de costumbre, es decir, perfecta.

La suerte le sonreía ese día ya que su compañero de al lado era el maravilloso chico que había visto un día antes. Se sentó en su lugar sonriéndole.

—¡Hola! —dijo Maritxell coquetamente.

—Hola, mi nombre es Carter ¿y tú eres?

—Maritxell

Ella lo miró de arriba abajo sin pizca de vergüenza, él era alto, de cabello castaño claro un poco largo, de unos bellos ojos azules y con un cuerpo de infarto, digno de un atleta.

—Bueno Maritxell, bienvenida a la escuela.

—Gracias, aunque aun no la conozco del todo —dijo con voz apenada y mostrando un gesto apesadumbrado.

—Yo te puedo mostrar la escuela, sería un placer.


Maritxell sonrió, siempre conseguía lo que quería y Carter no sería la excepción, nadie podría impedirlo, ya se encargaría ella de tenerlo exactamente donde quería. Con ella, en ella… siendo de ella.

martes, 23 de julio de 2013

Dulce Desafío Capi 3 "Viaje a las Estrellas"



Capítulo Tres
Viaje a las Estrellas

Escrito por Dark Juliet


Madison no deseaba pasar más tiempo con esa gente, simplemente sentía que eso le asfixiaba y si a esa sensación le agregamos el peso del libro…así que decidió que lo mejor sería que se marchara a su cuarto, ¿pero cómo hacerlo sin tener que mentir? Así pues que se dirigió a la mesa donde se encontraban sus padres con la perfecta de su hermana y dándoles un beso a cada uno se despidió sin darles oportunidad de preguntarle el motivo de su pronta ida.

Iba caminando rumbo a su habitación cuando alguien la detuvo por un brazo, era de todos conocido que Mady odiaba que la tocaran, vamos que solo se lo permitía al abuelo, además de que jamás se permitía ser alcanzada. Volteó con violencia, no se relajo al ver quién era.

—Charles… ¿qué quieres aquí? ­—Madison se soltó de su agarre— si estas buscando a mi hermana, déjame decirte que esta con mis padres

Charles comenzó a reír, Madison entrecerró los ojos sin dejarse amedrentar por el hombre al que apenas le llegaba a la barbilla.

—Yo sé donde esta tu hermana, quería verte a ti

—¿Y por qué?

Charles la sujetó por los brazos y la aprisionó contra la pared, levantándola hasta dejar su cara a la misma altura que la suya. Madison sintió una corriente de energía cruzando su cuerpo, sabía que pasaría si la dejaba salir.

—Hable con tu hermana…

—Creo que hicieron algo más que hablar —Madison interrumpió su comentario al ver la expresión del chico— no es que a mí me importe, pero deja decirte que no me gusta lo mismo que a mi hermana, así que pierdes tu tiempo… —se mueve violentamente para zafarse de su agarre, algo que no consigue con mucho éxito-— déjame ir.

Madison vio como se acercaba la boca de Charles a su cuello, no quería herirlo; se encontraba en esta disyuntiva cuando los brazos de Charles se aflojaron y ella cayó al suelo, aterrizando en su trasero.
—Mady, Mady, ¿qué haré contigo?

Madison escuchó, más que ver a su hermana, no fue sino hasta que la tuvo enfrente que se animó a alzar la mirada.

—¿Ibas a permitir que él te hiriera con tal de no herirlo? — Maritxell se agachó sólo para ayudarla a ponerse de pie—, no te volveré a salvar de nada ni nadie a menos que empieces a usar tu maldita cabeza, ¿lo has entendido?

Madison asintió sin decir una palabra y soltándose de su hermana se alejo de ahí, sin querer ver cuál sería el castigo impuesto a Charles.

Maritxell observó la silueta de un inconsciente Charles, le había servido hasta hace unos momentos, pero no por eso le dejaría marcharse sin obtener un castigo, después se encargaría de su hermana. Era el precio que tenía que pagar por ser ella, era el precio de la perfección y ella estaba dispuesta a pagarlo.
La fiesta estaba en su apogeo, pero para Maritxell solo era una noche más, ella merecía ese viaje y no lo perdería por un idiota que deseaba desahogarse con gemelas y mucho menos con la gótica de su hermana que no podía deshacerse de él. Como siempre, ella se encargaría de todo.

Madison llegó a su cuarto, dispuesta a acomodar el bendito libro en su equipaje, sabía que su hermana no lo leería nunca así que ni siquiera importaría si no lo llevaba, estaba a punto de dejarlo fuera de la maleta cuando algo oprimió su pecho.

—De acuerdo, lo llevaré —murmuró entre dientes.

—¿Ahora ya hablas sola hermanita?

—No deseo pelear Calliope, quiero dormir y eso es lo que voy a hacer cuando pueda cerrar esta pesada maleta

Maritxell la dejo sola, poco después de la media noche, ambas dormían tranquilas en sus camas.
Los días hasta que pudieron subirse al avión les parecieron interminablemente eternos a ambas hermanas, pero por fin ya era tiempo de ir rumbo a la nueva aventura, o eso era lo que todos les decían al despedirse. Para las gemelas era sólo una franja más de libertad.

El viaje hasta la escuela fue largo pero nada más entrar, el cansancio fue lo último en la mente de las dos muchachas.  Había un chico, pero no era cualquier chico, era el más maravilloso del mundo. Jamás habían visto algo así, se encontraba haciendo deporte, corriendo más específicamente y era obvio que era popular.

Maritxell sonrió a la expresión perpleja de su hermana.

—Ni lo pienses hermanita, está fuera de tu línea.

Madison no dijo nada y caminó hasta la oficina donde les darían la llave de su habitación, con suerte la alejarían de ella totalmente durante los próximos cuatro años. Pero como todo en la vida de las gemelas, nada les salió como lo esperaban, tenían que compartir habitación sin opción a cambio y toda por la divina intervención de sus padres.


No es necesario señalar que las hermanas detestaron su suerte aún más que el día en que decidieron ser enemigas.

sábado, 20 de julio de 2013

Dulce Desafío Cap 2 "Verdades Casi Ocultas"



Capítulo Dos
Verdades Casi Ocultas


Escrito por Felin28

—¡Abuelo! —Madison dice sorprendida— ¿Qué haces aquí? mis padres habían dicho que…

—Mady, mi pequeña rebelde, la verdad es que no tenía muchas ganas de levantarme de la cama, sabes que desde que tu abuela falleció las cosas no han sido las mismas, cada día me cuesta más trabajo levantarme… —dice quejumbroso— pero, —suspira— tú padre no me perdonaría que no viniera a su vigesimoquinto aniversario y yo no me perdonaría no ver a mis dos pequeños dulces desafíos antes de que se marchen a aquel colegio.

—Sabes que no nos iríamos sin haber ido a verte antes y me alegro que te hayas animado a venir a… ¿Por qué nos sigues diciendo tus dulces desafíos?

—Porque lo han sido desde que nacieron Madison, desde antes de que nacieran, eran unos dulces desafíos para ambas familias, y hoy aunque traten de ser tan diferentes, saben que se complementan, no solo físicamente amor, en todos los aspectos son tan parecidas y desde el vientre ustedes ya peleaban por no serlo y verte simplemente, no me puedo imaginar a Meritxell con esos trapos tan Dark y a ti no te vería con la moda de Meritxell que a veces parece sacada de una pasarela, con su ropa tan ceñida… pero recuerda…

Meritxell aparece por la puerta trasera del salón sola y ve a su abuelo, comienza a caminar con ese porte tan recto  sonando y haciendo eco a cada paso que da, cinco segundos después aparece por la misma puerta Charles.

—Mi viejito adorado —Meritxell se le prende por el cuello desde la espalda— creía que no ibas a venir, o eso dijo…

—¿Dónde estabas Meritxell? Llegue hace un rato y me ha costado trabajo ubicar a tu hermana aquí sola y tu ni…

—Por aquí por allá, ya sabes cómo son estas cosas… pero me alegro que hayas venido.

—¿Y por allá, como te fue hermanita?

—Más divertido que estar aquí en la mesa hermanita.

—¿Y terminaste o solo…?

—¿Envidia… si quieres puedo…?

—¡Basta, basta! —El abuelo Dempsey les grita y todas las personas del lugar voltean a verlos— damos un paseo, tengo algo que darles y en estos momentos privacidad aquí adentro es que no tendremos.
Durante unos minutos estuvieron caminando por el inmenso jardín de la casa, hasta que se detuvieron en la pérgola del jardín y tomaron asiento

—¿Por qué tan misterioso Abuelo? —Madison pregunta primero.

—A su abuela le hubiera encantado ver sus rostros cuando les entregara esto que ha pasado por su familia por generaciones, pero ella —se descompone un poco la dureza del señor— se marchó antes de tiempo, perdió la batalla contra el cáncer, sé que quizá aún no sea el tiempo, faltan 3 años  para que ustedes cumplan 21 años, pero no sé si llegaré a ese día y como en unos días ustedes se marcharan lejos, creo que es el momento de hacerles entrega de su herencia, de parte de ella. — Saca de su bolsillo del saco dos pequeñas cajas— esta —le entrega a Madison una, — es tu símbolo y tiene un dije de un eclipse donde lo que más destaca es la luna, siempre debe estar contigo y esta —se voltea y le entrega a Meritxell otra caja idéntica, el dije es muy parecido al de su hermana pero el sol es el que resalta— la noche y el día, tan diferentes, pero se complementan como el uno con el otro, así como ustedes mis pequeños desafíos.

—¿Sigues aún con eso? —Maritxell dice en reclamo— no crees que…

—Si hubieras estado a tiempo… —Madison intervine.

—Tan parecidas, pero tan diferentes y el poder —El abuelo Dempsey se toca el corazón— aquí en cada uno de ellos encontraran la verdad algún día, cuando más lo necesiten ustedes, sabrán elegir… —Madison iba a interrumpirlo pero al ver su expresión guardó silencio— nunca se despejen de sus dijes y en este libro encontraran más respuestas incluso antes de formularse la pregunta, deben cuidarlo, nadie… nadie más que ustedes deben tener acceso a él, deben guardarlo y protegerlo como si su vida dependiera de ello —les entrega un libro enorme como de 40x40 cms y unas 400 pags que tenía dentro de su saco.

—¿Cómo demonios es que eso…? —Madison vuelve a guardar silencio ante la mirada de su abuelo.

—Ese vocabulario niña, recuerda nos tratan como nos ven —Maritxell sonríe— y esto también va por ti niña, que comer un poco más no te caería nada mal —se pone de pie— y hablando de comida… ¿ya habrán servido la cena? Que muero de hambre.

Los tres caminan de nuevo al interior de la casa, y mientras lo hacían Maritxell se burlaba de Madison que era quien cargaba el pesado libro con cierta dificultad.

Cuando el abuelo fue a saludar a su hijo las dos hermanas  se quedan mirándose.

—Eso —señala el libro— definitivamente va en tus maletas Mady que en las mías no hay espacio y no quiero…

—Entonces, por lo menos puedes subirlo a la habitación y…


—¿Y arruinar mi manicure? —se aleja riéndose hacia sus padres que la llaman, mientras que Madison comienza maldiciendo por lo bajo caminando rumbo a las escaleras.

jueves, 18 de julio de 2013

Dulce Desafío Cap 1 "Despedidas"




Capítulo Uno
Despedidas



Escrito por Felin28

—Antes que nada, queremos darles las gracias —el señor Dempsey con un nudo en la garganta habla con dificultad— a todos nuestros amigos, familiares que está noche tan importante comparten con nosotros esta gran… estas grandes alegrías, a veces es difícil decir que cumplir 30 años no es tan fácil, pero Adeline ha hecho que estos años no los haya sentido pasar a su lado, solo soy consciente por el hecho que mis dos hermosas hijas han dejado de ser unas pequeñas y que en un par de días viajarán a Francia para ingresar a la prestigiosa universidad de Baskerville donde Madison Clarisa—que lleva un vestido negro de satén arriba de la rodilla con un pequeño volado en la falda y un corsé negro con lila que hace juego con una torera negra para cubrir sus hombros ya que no le gusta enseñar su marca de nacimiento, (aunque su hermana lo niegue) el negro y el lila combinan perfectamente y si esto hace que sus ojos resalten aún más y en vez de lila a veces parezcan más violetas es que lo seguirá haciendo, su cabello rubio rojizo lo lleva suelto y perfectamente lacio, labios rojos, ojos ahumados y el peircing en la ceja derecha le da ese look perfecto, y aunque trató, es que no pudo evitarlo, y lleva botas negras de cordel casi hasta la rodilla y con un poco de plataforma— estudiará Publicidad —una lagrima recorre su mejilla mientras señala a su hija— y Meritxell Calliope —llevaba un pequeño moño alto con algunos mechones de su cabello rubio claro cayendo descuidadamente en partes específicas, un vestido negro ceñido y cuello alto con la espalda completamente descubierta ya que ella amaba mostrar su lunar en forma de eclipse y ese color hacía que su piel bronceada luciera aún más, sin decir las horas en el gimnasio y dieta rigurosa que lleva, zapatillas negras de encaje que hacían juego al cuello del vestido, pequeños pendientes y un par de pulseras de oro blanco en la mano derecha, maquillaje sencillo y muy natural haciendo que sus ojos lilas luzcan más grises que de costumbre— estudiará Diseño Gráfico… mis dos orgullos —extiende ambas partes para que suban a la plataforma donde están sus padres.

—Las extrañaremos mucho mis niñas —Adeline comienza a llorar— pero después de estudiar las mejores opciones no podíamos escatimar recursos para ofrecerles como siempre lo mejor que esté en nuestras manos y aunque no las tendremos cercas podremos viajar algunas veces A Baskerville y conocer el castillo donde está la universidad y los pueblos a sus alrededores y pasar algunos días con ustedes, de igual manera saben que cuando quieran podrán venir a pasar una temporada con nosotros.

La noche pasó sin grandes contratiempos y fue muy tranquila realmente.
Meritxell desapareció cerca de una hora, y sus padres nunca se dieron cuenta, ya que sus amigas le cubrieron la espalda por cualquier eventualidad.

Madison como siempre la mayor parte de la noche se la pasó sola sentada en la esquina de la mesa, interrumpiendo su mundo algunos familiares o amistades de su familia que se acercaban a despedirse y desearles lo mejor del mundo a ella y su hermana en su nueva aventura en otro país.
Todo estaba tranquilo hasta que él apareció y Madison sintió un escalofríos recorrer su espalda, era él y no podía creerlo.

¿Qué era lo que hacía ahí?

—Maldita sea Meritxell, ¿Dónde diablos te metes cuando te necesito?— dijo por lo bajo, pero moviendo la cabeza, sabía dónde estaba… despidiéndose de Michael o ¿era Charles? Le da lo mismo porque va a ir por ella, no piensa pasar por esto sola.


No otra vez.

martes, 16 de julio de 2013

Dulce Desafío (introducción)


Escrito por Felin28


—¿En verdad te piensas poner eso para esta noche? —Meritxell parada frente a la puerta ve la ropa que su hermana Madison piensa a usar en la fiesta de despedida y aniversario— ¿no te has enterado querida que el negro y el terciopelo han pasado de moda en los últimos años? —con una torcida sonrisa se burla—, además no creo que mis padres vayan a estar muy de acuerdo que una de sus pequeñas vaya con esas “fachas” a su aniversario y nuestra despedida.

—¿No tienes algo más más importante que hacer que venir a “hablarme”? —dice tratando de ignorarla mientras rebusca entre su ropa— Tu novio… Rossell, ¿o cuál era el de turno? Deberías despedirte porque no creo que viaje a Francia con nosotras.

—Rossell es historia vieja hermanita, con Charles me despediré esta noche después de… además que te importa si me despido o no de él…

—¿Vas a dejar la fiesta para…?

—¿Quién te dijo que tengo que abandonar la fiesta para hacerlo? Y aunque creas que el lila y el negro combinan, deberías darle gusto a mis padres por una vez y lucir esas piernas, que me imagino que la herencia también algo te debió llegar y no creo que luzcas mal si usas un vestido y tacones altos, aún estás a tiempo de correr a una tienda y comprar algo “lindo” a menos que quieras que te preste algo…
—No quiero parecer una zorra barata en uno de tus diminutos vestidos Meritxell, y por si no lo has entendido, no gracias.

—Lo que necesitas es que te den una buena follada para ver si te quitan esa amargur… —se toma el brazo a causa del ardor que siente.

—Si ya no te puedo servir de nada, dejo de quitarte mi tiempo que es valioso —y como si algo o alguien la hubiera aventado, Madison cae sobre su trasero.

—¡Bitch! —grita mientras se pone de pie.

—A mucha honra Madison —sonríe y se da media vuelta— por cierto si te hace falta tengo crema depilatoria… si sabes para que sirve ¿no? —esto último lo dice mientras camina ya por el corredor, conoce el temperamento de su hermana y no quiere correr riesgos con sus padres a que cambien de opinión de mandarlas de viaje al ver lo mal que se llevan.

Y no piensa poner en riesgo ese viaje tan maravilloso de 4 hermosos años.

lunes, 15 de julio de 2013

Dulce Desafío






Dulce Desafío







Escrito por 


Dark Juliet
&
Felin28




Escrito por Felin28


Sinopsis



Madison Clarisa y Meritxell Calliope Dempsey,  gemelas, físicamente iguales pero con almas tan diferentes como el agua y el aceite a su vez.

Una es la chica perfecta, a la cual no le da miedo demostrar sus miedos, extrovertida, amada por todos y odiada por muchas, todo mundo quisiera estar a su lado, pero ella es selectiva en ese aspecto, solo lo “mejor” puede rodearla. Es tan transparente que todos creen conocerla, le gusta la moda y estar en medio de todos, ella es perfecta ante los ojos de los demás, aunque en su interior tiene vacíos que se niega a mostrar.

La otra es el polo opuesto, reservada, aislada del mundo, ¿amistades? Muy pocas. ¿Secretos? Demasiados. ¿Miedos? Muchos. Ella se aleja de todo aquel  que la rodea, es la niña rebelde de casa, el puesto de la hija bien lo lleva su hermana, su peor enemiga: su gemela, desde pequeñas han competido, no solo por el amor de sus padres, sino por todo y está harta del segundo lugar que obtiene casi siempre, por eso decidió que si no podía ocupar ese primer puesto sus padres estarían al pendiente de ella por otras razones.

Ojos lilas, característica de las mujeres de la familia paterna y un lunar en forma de eclipse en la parte superior del hombro derecho, marca de nacimiento del lado de su madre.

Dos familias unidas.

Un gran poder.

Dos hermanas enemistadas.

Amar equivocadamente.

Una mala decisión

Y ellas tendrán que elegir que es más importante: la vida propia o la de su hermana.

¿Qué vale más?...

 ¿La lealtad de hermanas o la vanidad de ser mejor que la otra?

jueves, 4 de julio de 2013

Noche Mágica by felin

Noche Mágica

By Felin28

Jamás creía que a mí me pusiera suceder esto, es cierto es lo que todas en el fondo, unas más profundo que otros, pero al final un sueño que todas tenemos desde pequeñas, quizá desde esa primera vez que leímos Cenicienta, la Bella Durmiente y tantas historias como estas, y ni decir de las telenovelas que vemos en la tv o leemos en un buen libro, que al final la prota termina con el amor de su vida “con un vivieron felices para siempre” y a veces llorábamos a moco tendido por imaginar que ese final era sobre nosotras.
Muchas veces soñé, lloré y deseé que mi final fuera así, pero después de tantos intentos fallidos lleno de estúpidos hombres machistas que lo único que hacían era lastimarme más y más y sentirme cada vez más pequeña de lo que soy, ya que en si con mi 1.52 de altura y casi 70 kilogramos, algo que debo decir que cada rompimiento agregó a la báscula 2, o 3, bueno quizá un poco más, es que el ultimo “apodo cariñoso” del ultimo patán con el que estuve: mi pequeña cuerpo de uva, es que cada vez es más real.
Y de este modo jamás encontraría a mi príncipe azul, porque ellos siempre buscan chicas altas y esbeltas, y con un enorme culo o pecho… yo podría entrar en el segundo apartado, pero siendo que mi vientre es un poco más abultado de lo que podría llamarse sexy es que estoy frita.
Y de manera… estúpida es que aún no sé cómo es que accedí a los deseos de Juliet de que fuéramos a esa fiesta a de disfraces (coño, ¿que me digan, quien va en julio a una fiesta de este tipo?, y dos ¿cómo deje que me convenciera que las dos fuéramos vestidas de “mi bella genio”? ) y lo peor del caso es que cuando pasó por mí, ya que mi querida hermanita me rogó, por no decir suplicó que le prestará mi camioneta, me llevé la sorpresa con que en la tienda ya no tenían trajes tipo Sherezade y para que se viera que éramos pareja (sí lastimeramente ambas somos solteras) es que ella se disfrazó de Aladín, y aunque traté de convencerla a que cambiáramos de atuendo ya que ella por lo menos es delgada no le daría tanta vergüenza por andar enseñando barriga… pero ¿a quién engaño? Ella no tiene barriga, tiene un vientre perfectamente plano y marcado, en cambió yo llevo marcado las pizzas, hamburguesas y comida china (que la amo) por toda mi redondez…  con su pretexto de que no somos de la misma talla y que el sostén no habría forma que lo llenara con sus atributos, pues ahí voy yo: Janette con la barriga de fuera, porque ya no había forma ni tiempo que buscara en mi guardarropa algo más que usar, sin decir, claro está que Juliet no me dejó ni dar un paso, ya que me tomó del brazo y literalmente me arrastró fuera de la casa de mis padres (un punto menos para mí, a mis veintiocho años sigo viviendo bajo el mismo techo de mis progenitores)
Tratando de poner mi mejor cara y repetirme mentalmente “Soy un ser de luz… Soy un ser de paz” como cincuenta veces mientras conducía al bar Les Contes (los cuentos)  traté de tranquilizarme y entrar con la mentalidad de disfrutar el cumpleaños de Natalie o por lo menos aprovechar la barra libre y tratar de ponerme ebria con algunos mojitos (mi trago favorito) o unos tequilas directos para que por lo menos las críticas o las miradas lascivas no me lastimen tanto o por lo menos me valga madres, total haga lo que haga prefiero no recordarlo, apenas empezaba está noche y ya quería olvidarla.
Y normalmente que me pongo ebria, pero lo que se dice ebria como para dejarme llevar, suelo ser muy divertida, algo que puedo usar a mi favor. Ya que normalmente soy un poco sosa, aburrida e incluso amargada, peo con alcohol circulando por mis venas suelos ser un poco más libre.
Y sip, tenía toda la razón: desde el primer momento que puse un pie en el bar, todas las miradas se posaron en mí… más específicamente a la parte media de mi cuerpo. Diablos, si quería llamar la atención hubiera mostrado mis perfectamente piernas, llenitas, pero con esa forma que el tacón hace que se vean largas estilizadas y hasta fuertes, pero no, en cambio solo estoy mostrando la peor parte de mi… vale quizá soy un poco paranoica y nadie a esta media luz se dio cuenta de mi atuendo. Pero aun así es que no me siento muy a gusto, y como era de esperar pues Juliet inmediatamente encontró cita y me dejó sola en el bar pidiendo un, dos, cinco tequilas, y ahí es donde perdí la cuenta.
Después de eso solo tengo recuerdos vagos (y por pena) es que no quizá indagar demasiado, ya era suficientemente vergonzoso no recordar todo claramente, cómo para que estas alturas empiece a investigar… total, lo hecho, hecho está.
Un caballo blanco, un sultán, una cama con dosel, risas, besos… y una tremenda resaca al día siguiente, mi ropa en el suelo, y una nota en la almohada a un lado mío.
Mi primer impulso fue gritar y salir corriendo, al no recordar como llegue ahí, aunque su rostro cada vez es más claro en mis recuerdos, pensé que eran de ese tipos de notas en el cual me decían que era una broma, o que me dejaba los billetes ahí por mis servicios, o me decían bienvenida a mi mundo de VIH… (cierto todas estas ideas son debido a las miles de pelis que he visto, y con eso que quiero mi cuento de hadas, pues cada cosa siempre la relaciono así), y aun así con dedos temblorosos abrí la carta.
La carta no era extensa en realidad, unas cuantas palabras que con trabajo eran dos líneas y una firma al final… pero esas pocas palabras fueron suficientes para hacerme reír y creer en el amor.
Y aquí estoy cinco meses después de mi borrachera, de pie enfrente al espejo de cuerpo completo que tengo en mi habitación viéndome por última vez para checar que todo esté perfecto y no falte nada, está vez llevo el traje correcto y no quiero cambiarlo.
—Janette —Juliet toca dos veces la puerta y se asoma a través de la puerta— si no te das prisa vamos a llegar demasiado tarde.
Sonrió por última vez antes de dar media vuelta y tomarla de la mano para salir juntas del lugar.
Al vernos en nuestros vestidos en este momento me da risa recordar como quise que lo intercambiáramos y ahora ni de coño lo haría… ahora comprendo porque la vez anterior Juliet se negó a mostrar su vientre que yo creía que era plano en ese entonces y había optado por algo más suelto… mi primer sobrino-ahijado está a tan solo un par de semanas de ver la luz por primera vez.
Y esta vez yo, me veo perfecta, sin barriga (logré bajar casi quince kilos en estos meses) y hoy me veo perfecta… y no puedo estar más feliz.
—Espera… —digo espantada y regreso a mi habitación corriendo a buscar la nota. La leo por décima vez el día de hoy y la doblo perfectamente, y salgo para alcanzar de nuevo a Juliet— no me podía ir sin esto.
—En verdad eres… —ambas comenzamos a reír y subimos al auto que nos estaba esperando.
Veinte minutos después estoy en la entrada del lugar, y sé que todas las miradas esta vez se posarán en mí, ahora estoy completamente segura de eso, probablemente algunas miradas sean de envidia, otras de amor, pero no me importa, esta vez no.
La única que me interesa sé dónde va a estar.
Acomodo mi vestido y Juliet me acomoda el velo y me entrega mi ramo.
Resulta que mi sultán el cual llegó en caballo blanco esa noche hace cinco meses (algo en lo que Juliet fue cómplice y por eso me obligó a vestirme así) y afuera del bar me pidió matrimonio y cerramos el compromiso en una noche de pasión. En estos momentos me está esperando vestido de blanco (también) con una enorme sonrisa en los labios al final del pasillo.
Y ahora (contando también los últimos meses) comprendo que “Mi Pequeña Cuerpo de Uva” no era un insulto, sino era todo lo contrario.

Y lo único que deseo, es que esta Sherezade viva no solo una y mil noches con final feliz… sino que sean miles las cuales pueda seguir viviendo al lado de mi hermoso sultán que me ama.
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