jueves, 23 de diciembre de 2010

Un Nuevo Comienzo By Felin




Un Nuevo Comienzo


Escrito por Felin28





No es que me considere una amargada, es más soy incluso todo lo contrario.

Desde pequeña era el alma de la fiesta; a la primera que invitan a los cumpleaños de mis compañeros era a mi, y no es que hiciera algo en especial, pero sencillamente el carisma había nacido conmigo. Ni hablar cuando estaba en la adolescencia, realmente ahí aprendí el verdadero significada de fiesta. De celebración. Sin mí, simplemente no había, y no es que yo lo dijera; ya estando en la preparatoria y en la universidad es raro que alguien quiera celebrar un cumpleaños como cuando eran niños a estas alturas de nuestras vidas, normalmente buscamos celebrar otras cosas: el aprobar un examen, una materia, el fin de curso, el regreso de un viaje, el final y el inicio de casi cualquier motivo era el pretexto ideal para festejar algo. Y yo estaba siempre ahí organizando y reuniendo a todo mundo.

Las fiestas y yo eramos prácticamente lo mismo.

En una de esas celebraciones de fin de un trimestre en la universidad lo conocí a él, mejor dicho lo vi bien por primera vez. Entre bromas, risas, música y baile. Él sencillamente estaba en una esquina del salón con un grupo de compañeros, platicando tranquilamente, pero eso si, con la vista fija en mi. A pesar de que habíamos coincididos ya en algunos cursos no le había prestado atención alguna, era tan serio tan tranquilo, que sencillamente no me atraía nada de él. Pero esta noche su mirada y la sonrisa que me me estaba dedicando, simplemente me ganó.

Después de un rato de estar jugando con las miradas, él se acercó a mi. Me saludo con un beso en la mejilla y yo sin esperar nada, quizá por los nervios lo invite a que bailar conmigo, lo tomé de la mano y nos fuimos a la mitad de la sala de mis padres. Y desde eso entonces no nos hemos separado ni un día de nuestras vidas. De eso tiene ocho años.

Los dos últimos años en la universidad estuvimos juntos. Un año después nos casamos, la ceremonia fue algo sencillo, pero la celebración fue en grande. Y dos años después fuimos bendecidos con un pequeño angelito que ilumino nuestros días. Ahora mi pequeño Andre tiene ya tres años. El verlo correr por la casa me hacen sonreír cada mañana.

Hemos intentado que quede embarazada nuevamente pero no se ha conseguido. Incluso, mi esposo me ha pedido que deje de trabajar, que me dedique al hogar, a Andre, y a él; y que quizá sin la presión y el estrés del trabajo podríamos tener una mayor posibilidad. Pero el pensar estar sola en casa no me agrada la idea.

A pesar de que me haya casado y el haber tenido a mi niño, yo sigo siendo la misma de siempre. La Dana que le gustan las fiestas, las celebraciones, y estar rodeada de amigos. Así que esa propuesta está totalmente descartada. Amo a mi familia, pero aún quiero seguir siendo yo misma a pesar de mis nuevas responsabilidades.

Por un momento estuve a punto de decir que si. Y más por las fechas que son. Pero lo pensé mejor y pienso seguir trabajando.

Estas malditas fechas, como las odio, son las únicas celebraciones que hago por compromiso, por obligación, y no por gusto.

Odio diciembre: Navidad, Año Nuevo y mi cumpleaños. Odio estas fechas, todas juntas en menos de diez días. Simplemente quiero desaparecerlas de mi calendario. De mi vida.

Y no es para menos. Cuando debería estar rodeada de la gente a la que amo: mis amigos, mis familia. Es cuando estoy más sola que nunca.

Desde que recuerdo en casa nunca celebraban mi cumpleaños, por dos motivos: el que todo mundo está de vacaciones; y como está entre navidad y año nuevo, nadie se acuerda de ese día. Incluso algunas veces me encerraba en el baño; que era el lugar más aislado en la casa y lloraba sin que nadie se diera cuenta, cuando salía estaba como si nada, nunca vieron el pesar de mi corazón. Eso era respeto a mi cumpleaños. Todos los años era lo mismo. Un abrazo de mis padres y hermanos, quizá un pastel en la noche, y si tenía suerte quizá la llamada de una amistad para decirme un “felicidades”. Quizá ese es el motivo que ya aún con una familia propia, aún me niego a celebrar.

Y bueno navidad y año nuevo no se quedan nada atrás, con respecto al nivel de frustración para mi. Toda la familia, sí, incluyendo a toda la familia: abuelos, tíos, primos; decidían en que casa se haría la cena de noche buena y en cual la de fin de año. Y como todas las reuniones familiares vista a traves de unos ojos de una niña, eran ¡Horribles! ¡Aburridas! para todos aquellos que no estaban casados y fueran menores de treinta años. Ellos no se daban cuenta pero el sentarse en la mesa junta a una enorme cantidad de comida, unos abrazos y algunos regalos, por lo menos para mi y se que para muchos era aburrido y sin chiste.

Nunca he entendido lo que dicen en todos los comerciales, canciones y mercadotecnia que utilizan en está época: El espiritu navideño.

Aún no sé que sea eso. Para mi en esos años, la navidad era la ilusión de Santa Claus, el saber que me iba a regalar ese año; y no ver a mi familia comiendo y bebiendo durante toda la noche. Y por tener que estar cenando en familia, esa noche nunca podía regresar a casa, a mi cama y despertar al día siguiente lo más temprano que se pudiera para correr debajo del árbol de navidad y ver mis obsequios. No. Tenía que verlos hasta la tarde, cuando todos los niños estaban jugando con sus regalos, yo me encontraba nuevamente en la misma mesa con las mismas personas de la noche anterior. Y comiendo el re-calentado de la noche anterior.

¿Por qué estaba en la mesa comiendo en lugar de estar viendo mis regalos? Sencillo, después de la cena y que todos habían bebido todo lo que pudieron; todos nos teníamos que quedar a dormir en esa casa; en el suelo, en los sillones, en camas todos apretados. Porque nadie estaba en su sano juicio para poder salir de ahí sin correr el riesgo de un accidente.

Y esto no sólo era en navidad, sino también en fin de año. Bueno aquí había una excepción. Alguien se compadecía de mi que días atrás había pasado mi cumple y que nadie se había acordado, entonces para quitarse los cargos de conciencia compraban un pequeño pastel y me dejaban cortarlo. En esa época no entendía el porque del pastel y porque era yo la primera en probarlo. Años después me entere que esa era su fabulosa forma de celebrar mi cumpleaños, sin un felicidades, sin un abrazo y sin un regalo.

Después cuando los que eramos niños, crecimos un poco, nos rebelamos y ya nos negábamos ir a cenar a casa de algún familiar. Ahí creí que que quizá podría encontrar y saber que era el espíritu navideño, el cenar en casa, algo más tranquilo, más familiar. Pero no. Era lo mismo, pero con menos gente. Y la ilusión de Santa Claus con los años desapareció.

No le encontraba chiste a este tipo de celebraciones. Ni ahora ni en el pasado.

Insisto: odio la navidad y año nuevo. Odio esta época del año.

Se que debo de cambiar de actitud, no puedo continuar así. Y más porque a pesar de que mi Andre tiene tres años, será la primera navidad que celebremos; es decir, la cena entre los tres, los abrazos, los regalos y su primer Santa Claus. Y en verdad quiero que estás fechas sean muy diferentes para él. Deseo que el si encuentre el espíritu navideño, que yo no he encontrado.

Pero es que si odio estas fechas, la verdad es que no son de gratis, cada una, año tras año se han ganado su lugar de odio en mi.

La oficina, es otro ejemplo. La verdad es que no ayudan mucho con mi espíritu navideño. Aunque cada año es diferente no encuentro nada que me demuestre del porque celebramos tanto estas fiestas. Este será el quinto año que “festeje” estas fechas con mis colegas.

Es que festejar no se si sea la palabra correcta. Creo que el sufrir penas ajenas lo describiría mucho mejor. Ya que más bien, lo toman como el pretexto para comer, beber e incluso hacer algunos desfiguros; creo que piensan que todos nos ponemos en sus mismas condiciones y por lo mismo podemos perdonar y olvidar todo lo que pasa esa noche. Creo que en parte esto podría ser parte del espíritu navideño, pero ellos lo aplican mal: Perdonar y olvidar.

Desde que entre a trabajar aquí siempre hay un detalle para recordar: el primer año, Ana la chica que entro casi al mismo tiempo que yo bebió hasta el punto que se la paso en el baño vomitando gran parte de la noche y yo sosteniéndole el cabello para darle mi apoyo; el segundo año, un grupo de tres chicos del departamento de diseño ya con sus copas encima comenzaron a bailar y de tan mareados que estaban cayeron sobre la mesa del gerente, que por suerte en ese momento no se encontraba ahí e hicieron un gran destrozo; el tercer año mi amiga sorpresa reciclo un pequeño obsequio que le había dado dos años antes y me lo dio como regalo, ella no recordó quien se lo había dado y sólo quería deshacerse de él; el año pasado cuando dentro de la posada se rompió la piñata dos chicas se comenzaron a dar de golpes una a la otra por discutir quién había sido la primera en tomar el regalo. Y más anécdotas de este tipo se han acumulado en estos años. En la rifa de regalos nunca nadie sale satisfechos y hablan mal de todo mundo.

Ahora que falta casi un mes para mi quinta celebración con ellos, no tengo ganas de ir; pero sé que para mi carrera profesional no sería bien visto que faltara y más que me acaban de dar uno de los proyectos más ambiciosos de la agencia. Así que tendré que ir más por compromiso que por gusto.

Y sigo diciendo odio estas fechas, sólo existen para hacernos gastar el aguinaldo y dinero que a veces no tenemos para dar obsequios dignos de esta época. Y para que al final nadie este contento: unos porque no les gusta lo que les regalan y otros porque se han gastado hasta el dinero que no tienen.

Hoy en la noche he quedado con mi esposo para ir a comprar el arbolito y un millón de adornos para dejar la casa digna para fotografiarse y ser exhibida en un catalogo. A pesar de tener ya cinco años de casados nunca hemos adornado la casa, como siempre la pasamos con sus padres o los mios no le veíamos el caso de tomarnos la molestia de hacer algunos cambios en la decoración en casa. Y más que para él también estas fechas son pretextos para hacer fiesta y gastar dinero.

Pero nuestra situación ahora es diferente. Andre ya está más despierto, más consciente de su entorno; y ahora es cuando comenzara a guardar recuerdos felices y no tanto; que tarde o temprano le afectaran en su vida en algún momento.

Pero como me ha dicho en las ultimas semanas Andre, no tiene porque ver y sufrir estás fechas como nos ha pasado a nosotros, que en nosotros está que él si encuentre un significado más relevante para estas celebraciones y que quizá con ayuda de él podamos encontrar ese espirito; que no nada más debe ser una fiesta, sino que debe haber algo más, o eso es lo que queremos creer.

Aunque yo no estoy muy convencida, he aceptado. ¿Quién soy yo, para romperle las ilusiones a un ser que apenas comienza a vivir?. Es por eso que no rezongue ni nada parecido. Acepté sin poner peros. Lo único que me mata es que este año será el primero en el cual me tendré que meter a la cocina horas como veía que mi madre lo hacía. ¿Cómo puede ser posible que para hacer unos cuantos platillos tiene que planearlos días, incluso semanas antes? Y lo peor del caso ¿Por qué todo el día?, desde que amanece se mete a guisar uno y no sale hasta que todo este en perfecto orden, y a penas le de tiempo a una para arreglarse un poco y salir a convivir un poco.

Y la gente que llega a cenar, sin haberse molestado en ayudar un poco ¿Se darán cuenta de todo el trabajo que hay detrás de esto? ¿Valdrá la pena tanto trabajo? ¿Por qué nadie da las gracias a tanto esfuerzo?

Bueno, lo único bueno si se puede sacar algo bueno de todo esto, es que solo tengo que cocinar más que nada para Xavier y para mi, Andre come muy poco aún, así que las horas dentro de la cocina creo que serán mínimas , o eso quiero creer.

Creo que Xavier en verdad quiere llenarse del espirito navideño, ha comprado todo lo que se le atravesaba en el camino; para empezar un árbol natural de casi dos metros de altura, muy frondoso; miles de luces blancas; muñecos de peluche y dulces para el árbol ya que no creyó que fuera buena idea que tuviéramos esferas de vidrio con el bebé en casa; coronas; adornos para los muebles, puertas, y ventanas; incluso hasta varios discos con villancicos tanto en ingles como en español. La verdad es que si lo dejo, la casa con el numero ciento dieciocho de la calle amapola, la convertiría en el lugar en que Santa Claus. Le encantaría vivir.

Cansada de las compras le dije que al día siguiente podíamos adornar la casa, cosa que a él no le agrado mucho; pero como ya era tarde no protestó gran cosa, pero antes de quedarse dormido me amenazó con una sonrisa en los labios que si era necesario todo el día estaríamos decorando la casa.

Algo que no me agrado mucho ya que los domingos es cuando aprovechamos para que nos cuiden ya sea en su casa o en la mía a Andre y podamos salir a comer y al cine nosotros solos; ya que cuando esté más grande él nos acompañará a todas partes y queremos disfrutar las ultimas tardes que podemos estar solos en mucho tiempo.

Sin más remedio el domingo a primera hora me quito de la cama, literalmente me arranco de las sabanas y del calor de esta y me llevo a la sala casi a rastras. Ya estando los dos solos comenzamos a abrir los paquetes de las luces y tantos adornos que quiso comprar.

Peleándome con los lazitos, cables y ramas, alrededor de casi tres horas después estuvo al fin el árbol.

Estaba tan absorta del trabajo que nunca me percate que mi niño estaba sentado a un lado de los sillones viendo como estábamos adornando. Sólo me di cuenta cuando escuche a mis espaldas cuando soltó un grito-risa de alegría y corría a mis piernas para abrazarme, quizá tanto colores y las luces le han llamado mucho la atención.

Pero nos mostró su presencia en el mejor de los momentos, ya que mi marido iba a colocar la punta del árbol y se la entregamos y con ayuda de ambos lo cargamos y le enseñamos como colocar la estrella en la copa del árbol. Él estaba feliz.

Al oír sus carcajadas creo que quizá no sea tan mala idea eso de celebrar sus primeras fiestas navideñas. Ahora creo que el festejar estas fechas no tienen que ser iguales para todos.

Se quedo enfrente del árbol horas viendo las luces y las figuras; nosotros solo de vez en cuando nos asomábamos que estuviera bien, ya que el trabajo en casa aun era largo. Faltaban colgar las guirnaldas, coronas, guardar algunos cuadros y figuras para sustituirlos por cosas navideñas.

Cada minuto que pasaba me daba cuenta que esto estaba a tres segundos de convertirse en el segundo hogar del señor Claus.

En una de las vistas que le dábamos a Andre, me pude dar cuenta que se había entretenido lo suficiente ya que todos adorno que estaba a su alcance yo no estaba en el árbol, o lo traía en las manos o estaba en el suelo. Pero en vez de enojarme o molestarme me dio risa ver como la guirnalda de palomitas que habíamos hecho la traía arrastrando a su paso. El trabajo de casi tres horas fueron desechas en cuestión de diez minutos.

Por su edad se que eso sera cosa de nunca acabar, en cuanto se quede solo unos minutos, el hará lo mismo con el árbol y los adornos. Así que su papá decidió contarle una historia de navidad, explicándole la importancia del los adornos y regalos. Pero el parece no prestarle absolutamente ninguna atención ya que voltea a todas partes menos a su rostro.

Mientras él relata sus cuentos, yo estoy tratando de arreglar un poco los adornos del árbol y aunque no quedo tan perfecto como la primera , es que no se ve tan mal.

Ya solo faltaba comenzar a envolver los regalos y colocarlos debajo del árbol. Aunque proteste alejando que faltaban casi veinte días para la fecha, que cual era la prisa por empezar a envolverlos. La única respuesta que obtuve es sin regalos no se puede celebrar la navidad.

Y como niña chiquita comencé a protestar y poco falto para que me aventara al suelo y empezara a gritar que ya estaba cansada y muriendo de hambre. Es increíble que para colocar unas cuantas cosas en la casa, hayamos perdido todo el domingo en eso. Sin darme cuenta tenemos como doce horas haciéndolo.

Bueno claro es que no solo fue hacer cambio de decoración, también de limpieza y cambio de lugar de algunos muebles para aprovechar mejor los espacios. Estoy más que muerta.

Pero a pesar de las sonrisas que mi niño que me ha regalado en todas estas horas; sigo diciendo lo mismo. Odio estas fechas.

Después de comer un poco empezamos a revisar la lista de regalos, para ver quienes nos faltaban aún. A pesar de que ya hemos gastado un dineral en adornos y regalos resulta que la lista aún es eterna para poder terminar. La verdad se me hace una reverenda estupidez gastar toda esa energía, tiempo y dinero para un par de días.

Sencillamente si este dinero lo donáramos a alguno institución, o compráramos unas cobijas o comida y se las diéramos a los más necesitados, o los niños de la calle por ejemplo, la verdad es que de ellos serían unas gracias o una sonrisa sincera; pero no, tenemos que darlo a la familia y amigos que muchas veces sonríen de dientes para afuera y dan un gracias más que nada por compromiso que por sentirlo.

Hay que ser sinceros: el noventa por ciento de los regalos que nos dan en estas fechas, no nos gustan y los odiamos; y entonces al final tienen dos probables futuros: el primero es guardarlo años en algún armario y olvidarnos de él, y años después o lo tiramos o lo reciclamos dándoselo a otro incauto; y lo segundo es para no quedar mal lo usamos un par de veces a ratos y por “accidente” le sucede algo, ya sea que se estropea, se rompe o se le pierden piezas necesarias y sin ellas ya no sirve, y al final su destino es el bote de basura.

Pero a pesar de todo, no le quiero amargar el espíritu navideño que nos se de dónde lo sacó este año Xavier y sin mas remedio hago anotaciones de quienes faltan por comprarle algo. Una vez echo esto empezamos a envolver y etiquetar los que ya tenemos listos, y en cuanto están listos los empezamos a poner debajo del árbol.

Después de mas de catorce horas de arduo trabajo el día ha terminado y la casa a quedado para sacarle una foto y hacerla postal navideña y enviarla a todos nuestros conocidos. Solo porque no es de madera ni tiene chimenea ni hay nieve en la calle, pero en verdad esta casa sería perfecta para una postal. Lo bueno es que a mi maridito no se le a ocurrido esa idea, que si no, ya estaría buscando ropa para ponernos y sacar las imágenes para enviarlas. La verdad es que me alegro que no se le haya ocurrido eso.

Él ahora toma al bebé en brazos ya que después de deshacer el árbol varias veces en el día, a quedado rendido y se ha quedado dormido en uno de los sillones de la sala; y lo lleva a su habitación para que descanse como debe ser. Yo voy detrás de él que estoy más que muerta de cansancio y mañana es día de trabajo.

Es increíble que el tiempo pase tan rápido siento que apenas fue ayer cuando estábamos adornando la casa y envolviendo los regalos, que aún no puedo creer que estamos a menos de cinco días de Nochebuena y de Navidad. Y a pesar que los fines de semana en casa solo se habla sobre la cena que vamos a hacer y los regalos, creo que ahora, en estos momentos Xavier y Andre están haciendo lo más hermoso de todos estos días: están escribiendo la primera carta de Santa Claus de mi niño.

Claro el no sabe escribir todavía, pero habla perfectamente y se le ha explicado que es Santa, que hace y que necesita hacer él para recibir sus regalos. Es increíble que alguien tan pequeño desee tantos regalos; ya ha pedido algunos muñecos, diría varios. Maldita televisión es lo único que anuncia en esta época y a pesar que ve solo cosas propias para su edad, aún no sé de donde tiene conocimientos de ellos. Creo que los niños cada vez son más despiertos en estos días.

Cuando me acerco a ellos para ver como va la lista de regalos, porque eso es lo que parece en vez de una carta me sorprendo al escuchar su ultimo regalo.

¡Quiere un hermanito!. Xavier voltea a verme con una sonrisa en los labios. El también se ha sorprendido como yo. Le tratamos de explicar que quizá Santa no le pueda cumplir pronto este regalo que no es tan fácil y él comienza a llorar y gritar que es lo que más quiere. Tratamos de tranquilizarlo pero no había forma, ahora está en pleno berrinche. Después de un buen rato se ha calmado y se ha quedado dormido.

Una vez que lo dejamos en su habitación nosotros nos pusimos de acuerdo quien iba a ir por sus regalos mientras él otro se quedaba en casa cuidándolo. Echamos un volado y lo perdí. Así que me toca ir a la tienda y pelearme con el trafico y la gente que comienza a ponerse histéricos al hacer sus compras navideñas de ultima hora.

Horas después regrese a casa con todo lo de la lista. Estoy mas que muerta de cansancio, ya que me he tardado mas de lo que esperaba, cuando regreso veo que ambos están dormidos. Yo guardo bien los paquetes y me dispongo a descansar también.

Dos días después de mis compras navideñas me preparo para ir a trabajar, aunque no tengo muchas ganas ya que por la noche es el festejo de la oficina. Mi madre nos va a hacer el favor de cuidar a Andre en lo que vamos a este fabuloso brindis que nos espera. Y si tenía razón, este año no fue la excepción: el espectáculo más importante en la reunión fue que la mayoría de mis compañeros tomaron de más y estaban medio borrachos, pero la secretaria de presidencia se lleva el premio mayor cuando decidió subirse a una de las mesas y ponerse a cantar a gritos blanca navidad bailando al estilo striptease, y cuando su pareja quiso bajarla ella le vomito encima; ese fue el indicador que habíamos visto lo suficiente y nos retiráramos algunos de la fiesta.

Al día siguiente fue turno del festejo en la empresa de Xavier y a pesar de que ahí son más tranquilos, este año no lo fue, sucedió que ya enfiestados dos de sus compañeros comenzaron a pelear por el numero de la rifa, ya que uno de ellos era el ganador de una pantalla de cincuenta pulgadas, pero habían revuelto sus números y no recordaban cual era el de cada quién, se jefe se molestó tanto que al final dijo que esa pantalla sería rifada nuevamente, resultando como ganador mi esposo, cosa que sus compañeros no vieron muy bien; en cuanto se le entregaron salimos casi corriendo de ahí porque parecía que estaba a punto de avanzarse contra nosotros y y mordernos, parecía que querían defender lo suyo como fuera a lugar. Yo por más que traté de conventillo de que no aceptara, él no me hizo caso, dijo que no iba a despreciar un regalo tan bueno, y menos porque era la primera vez que le tocaba algo. Cuando llegamos a casa estaba más que feliz por su regalo y estaba decidiendo cual sería el mejor lugar para colocarla, si en la sala o en la recamara.

Después de comportarse como niño chiquito con su nuevo juguete durante dos días, me levanta a las siete de la mañana del primer viernes de mis vacaciones, me dice que no sea floja que tenemos que hacer la cena, temprano ya que por la tarde tenemos que ir a casa de nuestros padres para darles el abrazo.

Yo más de malas me levanto de la cama diez minutos después y lo alcanzo en la cocina después de lavarme la cara. En cuanto entró a la cocina, no puede creerlo a sacado todos los ingredientes, ollas, cazuelas y los libros de cocina que ha encontrado en su camino. Es cierto no soy una cocinera experta, lo reconozco; pero todo esto es una exageración.

Cuando comienzo a ordenar un poco el desorden y le comienzo a decir que es en lo que me puede ayudar para terminar pronto, comenzamos a adelantar la cena. Pero a las diez minutos que lo corregí que estaba cortando mal la fruta, me vio unos segundos con esos ojos de reproche que hace cuando no le gusta que lo corrija y me dijo entre dientes un ahorita vengo, vuelve en cinco, voy a ver a Andre, para ver como esta; o eso fue medio lo que le entendí; eso fue hace casi dos horas y no volvió a regresar.

Maldita sea nada me sale bien, ya me corte un dedo, la leche que estaba hirviendo se ha derramado en la estufa, el lomo que estaba sellando se quemo un poco, la manzana se esta oxidando y se ve horrible. Soy un desastre. Le grito a Xavier que lo necesito y no me responde. Media hora después aparece en la puerta y con una sonrisa me dice que si le había hablado. Yo quiera lanzarle algo a la cabeza, lo que tenía a la mano era una olla enorme, lo dude un poco, traté de tranquilizarme un poco y le pregunté que estaba haciendo, que si Andre ya se había despertado. Cuando me contesto que no que seguía durmiendo y que se había quedado viendo el parido de fut del domingo, que estaban repitiendo.

No lo podía creer, todo esto había sido su idea y me ha dejado sola, me ha abandonado. Pero el peor del cinismo fue cuando me dijo que tenía hambre, que ya era tarde, ¿qué a que hora íbamos a desayunar algo?, ¿qué si ya estaba el café por lo menos? O ¿qué si se bañaba en lo que hacia algo?. La verdad es que no deje que terminará ya que mi aparente tranquilidad desapareció en menos de dos segundos y comencé a gritar que era.., que era un estúpido, idiota; que todo había sido idea suya y que él no estaba haciendo nada. El muy tranquilo me contesto que ya no exagerara, que se daba un baño y que salía a ver que podía conseguir para que comiéramos un poco, después no entendí que dijo sobre Andre y terminó diciendo algo que iba bien que así siguiera y salio de la cocina antes de que pudiera lanzarle algo en su cabezota.

Cuatro horas mas tarde salí de la cocina satisfecha por todo el menú que hice.

Después me fui a dar un baño y arreglarme tenia poco más de media hora si no quería que se nos hiciera tarde y encontráramos todo el trafico de la ciudad; primero íbamos a mi casa con mis padres donde comeríamos con ellos, darnos el brazo y los regalos correspondientes. Horas después salimos hacia la casa de su familia donde habría un pequeño brindis, después los abrazos y los regalos. Por fin después de la peregrinación de regreso a casa por el trafico. Llegamos a casa. Y aunque no había bebido mucho, tomé cuatro o cinco tequilas y si le sumo el cansancio acumulado por el estrés de estos días; lo que me gustaría hacer es llegar a casa y dormirme, sé que no es posible, pero como lo deseo.

El trabajo ahí todavía no terminaba, ya que me faltaba arreglar la mesa para lo noche. Y nuevamente Xavier con el pretexto de jugar un poco con Andre para que no se durmiera, me dejó nuevamente sola. Ya ni para que molestarme, nada ganaba. En cuanto estuvo lista, solo faltaba que pasara la carne, pero eso sería hasta el final para que esté caliente a la hora de cenar. Me fui con ellos. Necesitaba distraerme un poco, olvidarme del mal humor y recordar que todo eso era para Andre, para que pueda celebrar y disfrutar de estas fechas.

Y para mi sorpresa mi bebé ya esta dormido en un sillón, y mi esposo estaba sentado viéndolo. Era más que lógico que estuviera así de cansado, él tan pequeño y había sido un día muy largo, no es hora que el se duerma. Pero lo dejamos. Xavier me llama con la mano y me siento al lado suyo a ver una peli navideña. Aunque ya la he visto muchas veces, nos abrazamos y vemos “Un cuento de navidad”. Esto para mi es más cercano al significado de navidad que todo el teatro que hemos hecho estas ultimas semanas. La familia, mi familia feliz y junta sin más. Vimos el televisor todo el tiempo juntos, abrazados y de vez en cuando un beso. Una vez que termino ya era tarde, así que Xavier a ido al estudio por un corral que tenemos ahí para Andre y lo lleva a la sala para acostarlo ahí por si se levantará durante la cena; así por lo menos si no cenaban con nosotros nos estaría acompañando. Mientras yo fui a calentar la carne y cortar el pan para terminar de llevar lo que hace falta a la mesa.

Veinte minutos después estábamos los tres en la sala, Andre dormido en el corral y Xavier y yo en la mesa tomados de la mano y viéndonos a los ojos.

Quizá no es un manjar al que estamos acostumbrados ni tiene el sazón tampoco. Es cierto la carne esta un poco quemada y reseca, la ensalada un poco dulce, el puré tiene un poco de grumos, la pasta medio batida, y el postre quedo medio pastoso y desabrido. Pero para ser mi primera vez creo que no esta tan mal, como yo creí.

Xavier cuando comenzó a cenar reía un poco y sin decir nada se terminó todo lo que se había servido en su plato y tal vez para compensar todo mi trabajo de todo se sirvió doble porción. Yo le dije que no era necesario que sabía que la cena era un desastre y... él no me dejo terminar mi frase, puso un dedo sobre mis labios y me dijo de lo más contento que era un manjar digno de los dioses y que nunca había probado algo tan rico, y me dedico una sonrisa más antes de continuar con su segunda ensalada como si fuera perfecta. Ya al verle pensé si él se puede comer este desastre yo también puedo.

Y a pesar de que era mucha comida para dos adultos y un bebé que durmió toda la cena. Casi no la terminamos. Brindamos por la unión y que se repitiera año con año una noche tan especial. Claro en un susurro me dijo, con ayuda y un poco de practica la cena cada vez estará mejor. Y comenzó a reír a carcajadas; yo en lugar de molestarme le hice segundas y no podíamos parar de reír como dos críos pequeños.

Se levantó de la mesa y fue a poner un poco de música. En cuanto regresó a mi lado me podio que bailara con él, como hace muchos años no lo hacía. Cuando llevábamos la mitad de la pieza nos dimos cuenta que Andre nos observaba entretenido. Fuimos por él y bailamos los tres juntos no una sino varias piezas.

Al final de todo creo que esta navidad no apestó tanto como las anteriores.

Ya avanzada la madrugada, con algunas botellas de vino vacío y Andre nuevamente dormido, decidimos que era hora de ir a descansar un poco, ya que en unas horas más amanecería y en la tarde teníamos que ir a a casa de mis suegros al recalentado y por la noche con mis padres.

Yo me encargue de apagar todo mientras Xavier cargaba a Andre y con una sonrisa picara me dijo creo que ha llegado el momento para que te dé tu regalo y... la verdad es que no esperé a que terminara la frase me di media vuelta y comprobé que todas las luces y velas estuvieran perfectamente apagadas y cuando me di cuenta ya estaba detrás de ellos subiendo las escaleras hacía la habitación.

A pesar de todos los años que tengo casada esta es la primera vez que disfrute una navidad. Comencé a comprender un poco el significado; pero aún sigo pensando que estas fechas solo se celebran por motivos comerciales mas que por unión.

Parece que a penas unas semanas atrás termino todas las celebraciones correspondientes del año que termino. La cartera y las finanzas aún no se recuperar del todo; cuando veo el calendario y nuevamente a llegado la época decembrina.

Bueno ahora no diré que odio la navidad y que apesta; sólo podré decir que no me gustan estas fechas y no se si algún día me agraden.

Y esta nueva navidad que se aproxima aunque nuevamente vamos a celebrar en casa los tres solos, haciendo exactamente lo mismo que el año pasado; solo que con dos cambios: el primero es que Xavier fue el encargado de cocinar esta ocasión, ahora me tiene muy consentida; y la segunda es que tengo un tremendo barrigón a punto de estallar, estoy a días del parto, por eso Xavier realizó la mayor de las tareas para celebrar. Bueno no todas, su mama le ayudo muchísimo.

Así que por lo mientras puedo decir que está tiene mejor pinta que la del año pasado, por lo menos no hice nada de nada, no me dejaron. Ese es un alivio.

Aunque en nuestras casas no estaban de acuerdo que estuviéramos solos esta navidad nuevamente y más por mi condición, al final aceptaron de buena manera nuestra decisión. Y ellos son los que nos fueron a visitar para darnos el abrazo, los regalos y hacer un pequeño brindis. Bueno, si se puede hacer brindis con agua mineral, entonces sí, si tuvimos un pequeño brindis.

Cuando estaban a punto de despedirse las contracciones que empecé a tener durante la tarde, ahora ya eran casi insoportables. Xavier comenzó a decirme que porque no le había comentado nada e histérico subió a buscar la maleta lista para salir rumbo al hospital.

Yo trataba de tranquilizarlo que no eran tan fuertes, no se por que se lo decía, porque era todo lo contrario; sentía que me partía en dos. Yo estaba un poco asustada ya que se adelantar casi dos semanas el parto. Les encargamos al niño y salimos rumbo al hospital.

Unas horas después, con más o menos un par de horas de trabajo de parto a nacido mi pequeña Joanie. La verdad es que la esperábamos con gran ilusión, y con su llegada ahora si puedo decir que mi familia es perfecta. Por fin esta completa.

Mi esposo se fue a dar la noticia a casa de que todo había salido perfectamente, que ambas estábamos bien y que hasta el día siguiente nos podrían visitar. Lo único que lamentaba era que mi pequeño Andre no podría verla hasta que regrese a casa, que será en dos días. Aún no podrá conocer a su hermanita. Con tanta ilusión que la esperaba y se tendrá que esperar.

A pesar de estar adolorida por el parto no me siento mal por eso, sino que ahora que estaba aprendiendo a disfrutar más estas fechas, hoy que es navidad me la tendré que pasar aquí sola en un pequeño cuarto de un hospital.

Por más que hago intento para evitarlas las lágrimas corren a través de mi rostro. Aunque aun es temprano y nadie debe de estar cenando, quisiera estar en casa, en mi mesa, con mi familia a mi lado; y no en una cama de hospital.

En eso entra la enfermera y en los brazos lleva a mi pequeña y me dice que una pequeñita tiene hambre y me necesita; me la entrega e inmediatamente se acomodo en mis brazos y en mi pecho. Una vez que termino de comer me la a dejado un rato, la verdad es que es raro que le permitan que se quede en el cuarto tanto tiempo y en la noche que normalmente los tienen en los cuneros y más porque está un poco pequeña, pero antes de salir con una sonrisa se acerca a mí y me da un beso y sale dejándome a solas con este pequeñito ser.

Yo estaba anonadada viendo como dormía en mis brazos y comencé a reír en un susurro para no despertarla, recordando lo que me había dicho una enfermera en cuanto nació, que mi regalo de Santa yo no se quería esperar para poder llegar a mis brazos, y bueno pensándolo bien al final aunque sea un año más tarde, mi pequeño Andre tuvo el regalo por el cual hace un año lloró hasta que lo venció el sueño.

Cuando creí que la dicha en mi pecho no podía ser mayor en estos momentos, se abre la puerta de la habitación, cuando levanto la vista para ver quien es, es increíble, no podía pedir más: las tres personas que más amo en este mundo están juntas, están junto a mí en estos momentos.

Aún no comprendo como logró que dejaran entrar a Andre al hospital y que a él le permitieran la entrada; no son horas de visita; pero no me importa. El verlos en el umbral de la habitación es el mejor regalo que me pudieron dar.

Cuando más sola me sentía, las personas a las que más quería ver ene estos momentos están aquí conmigo.

Ahora se lo que en realidad se debe sentir, pensar y creer cuando le gente dice Feliz Navidad. Ahora por fin lo siento. Es estar feliz con lo que tenemos, el saber que cada día va a ser mejor, estar rodeada de los seres amados. El darnos la oportunidad de creer que la magia del amor ronda no solo en esta fecha sino todos los días de nuestra vida. Ser agradecidos por todo.

Sencillamente el espíritu navideño es valorar absolutamente todo, y compartirlo con todos.

La navidad no se trata de fiestas, regalos, compras, cenas, ni nada de lo que los medios nos quieren vender:

La navidad es amar a la vida.

Mientras comprendo todo esto, comenzó a escuchar a mi pequeño Andre que Santa su existía, que tarde, pero si le había llevado el mejor regalo de todos, que por fin su hermanita estaría junto a él, y que era la único que le hacía falta para ser feliz, que ya no necesitaba nada más al escuchar estas palabras que ha dicho un angelito me doy cuanto ahora de todo; las lágrimas no las puedo detener corren por mis mejillas; pero no son lágrimas de tristeza sino de felicidad.

Se acerca Xavier aún con Andre en sus brazos y me da un beso en los labios mientras me susurra al oído un Feliz Navidad. Yo no pude contestarle nada, traté, pero no pude, lo único que hice en ese momento fue dedicarle a ambos una pequeña sonrisa

Y es curioso que mientras uno piensa que estas lecciones de vida pasan de los padres a los hijos y no al revés; nosotros esperamos enseñar y no que nos enseñen. A veces los hijos nos dan grandes lecciones sobre la vida. Él me a demostrado que no son necesarios los regalos, ni grandes celebraciones. La felicidad esté en uno mismo. Ahora tengo la oportunidad de comenzar nuevamente a creer en la magia del amor.

Por primera vez en mi vida, rodeada de mi familia perfecta, por lo menos a mis ojos, lo digo por que lo siento. Porque ahora sé porque es una fiesta: es para dar las gracias por todo lo que tuvimos este año y por las cosas que se viene para el siguiente. Es el punto de partida de un nuevo mañana, de una nueva oportunidad de agradecer y disfrutar todos los detalles que la vida nos da.

Se acercan a mi y me dan un gran abrazo y un beso cada uno. Estoy completa ahora y no me hace falta absolutamente nada. Todo lo que podía pedirle a Santa o a quien fuera ya lo tenía. El amor de mi familia sin pedir nada a cambio. Y les susurro a mis tres amores: Feliz Navidad.

Con el corazón en la mano.





FIN.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Mis Mejores Vacaciones +18 by Felin




Mis Mejores Vacaciones



Escrito por Felin28


Como siempre, ando corriendo como loca —se dice a si misma Glo, mientras corre de una lado para el otro de su habitación, terminando de buscar las cosas que quiere empacar.

Ya es tarde pasa más de la media noche y Glo apenas lleva la mitad de la maleta. Está emocionada por dos razones; la primera es que podrá conocer México que tiene muchos deseos de conocer; y segundo es que verá a su mejor amiga, bueno por lo menos en Internet. Esto le emociona mucho. Porque por fin podrán escucharse con palabras y no con voces. Esto sin demeritar que conocerá una cultura, un país muy diferente a su país natal.

Glo —alguien le grita fuera de la habitación — Glo —le siguen llamando.

¿Se te ofrece algo mamá? —dice igual en grito — no quiere ni asomarse por la puerta que si no nunca va a terminar, su vuelo sale en seis horas más o menos. Al no recibir respuesta alguna, de mal humor sale de su habitación y va a la sala que es de donde provienen los gritos.

En cuanto entra en ella, tremenda sorpresa se ha llevado; a pesar de que solo se va unos pocos días, sólo diez, sus mejores amigos y algunos familiares, a pesar de la hora que es, han ido a despedirla antes de su partida.

Como la fiesta se alargo hasta altas horas de la madrugada. Glo sólo tuvo tiempo de terminar de empacar lo primero que tuvo a la mano, darse un baño y salir rumbo al aeropuerto. Aunque es un vuelo corto aprovechará para descansar en el avión.

Una vez que llego a su destinar lo único que deseaba era ir a la playa. Pero antes, tuvo que pelearse en el aeropuerto ya que su maleta no ha llegado. Después de estar discutiendo, decidió que no se iba a amargar por eso, dejo los datos que le pidieron y salio a la sala de espera; donde sabia que ya le estaban esperando.

El encuentro fue más que emotivo, entre risas, abrazos y unas lágrimas, por fin pudo conocerla. Salieron del lugar para ir a comer algo y después dieron un pequeño tour por la ciudad, como no tenía equipaje, no había nada que desempacar por ahora.

A pesar de que no tenia traje de baño en cuanto sintió la arena y el agua bajo sus pies, todo el cansancio y mal humor que podía tener había desaparecido. Como niñas pequeñas han jugado toda la tarde en la playa; cuando comienza a oscurecer deciden que es hora de irse a cambiar para que conozca la ciudad de noche.

Ella está medio preocupada por no tener que ponerse; las únicas prendas que llevaba ahora están mojadas y llenas de arena. Pero en cuanto llegaron a casa se le olvido y más que disponía de un armario de repleto de ropa, aunque no era nuevo eso no le importo, porque se lo ofrecieron de corazón.

Lo que tenía ganas de hacer era bailar, cantar, reír, conocer nuevas personas; y tomarse por fin ese tequila que se debían ambas. Había que celebrar. tenían muchas cosas para celebrar.

Aunque no se lo esperaba, tuvo pareja, así que no iba a hacer mal trio, por lo menos tendría con quien platicar en la noche cuando su amiga estuviera un poco “ocupada”. Pero no fue necesario, el centro de todas las atenciones era ella.

Es curioso, pero es la primera vez que pasa estas fechas alejada de su familia, eso en un principio le temía un poco, pensó que quizá se sentiría sola, y que tal vez hasta un poco nostálgica. Pero en estos momentos su familia era en lo que menos pensaba en estos momentos; y menos cantando junto al mariachi a todo pulmón, en una mano su tequila y en la otra la mano de su amiga.

Estaba a punto de amanecer, a pesar de que casi no ha dormido, no se siente nada cansada. Pero viendo que toda su compañía esta más que muertos de cansancio no dijo nada, y sin poner peros, después de ver salir el sol junto al mar, se fueron a descansar un par de horas.

Ella por más que quiso no pudo. Busco un trozo de papel donde avisaba que la alcanzaran más tarde en la playa; y salió lo mas silenciosa que pudo. Solo llevaba en la mano una botella de agua y un libro, esa era su única compañía.

En cuestión de unos veinte minutos más tarde ya se encontraba caminando por la playa para escoger cual sería el mejor lugar para leer un poco el libro que por muchas razones le tenía cariño: por que se lo habían dedicado a ella, y por la persona que lo había escrito, por fin la había conocido en persona. Una vez que encontró el lugar adecuado tomo asiento y sin esperar empezó a devorar el contenido rápidamente.

No sabe cuanto tiempo había pasado, pero cuando Glo, le gusta lo que lee, todo lo demás desaparece. Pero creía que no era tan tarde, ya que el sol aún no estaba tan fuerte. Pero lo que la distrajo no fue el sol o el calor. Si no una sombra que le tapaba la luz.

Ella estaba a punto de decir algo cuando...

¿Cómo puede ser posible, que con este paisaje, una chica tan linda se esconda tras unas paginas de un libro? —le dijeron.

Si, no te molesta, podrías hacerte a... —alzó la vista y se quedo muda. No podía creer lo que estaba viendo. Es cierto se impresiono, porque era un chico buen mozo, más que buen mozo, estaba delicioso, fue lo único que pudo pensar al verle el rostro, pero... —Mmm ¿Te conozco? —aunque Glo era atrevida una vez que salieron esa palbras de su boca se ha sorprendido incluso ella, sin hablar de la sonrisa que causo en él; pero no se pudo resistir a decirlas, el impacto que le a causado ver de nuevo ese rostro, hizo que lo hiciera.

¿Nos conocemos? Mmm —comienza a decir —Nena, si te hubiera visto o conocido antes, creeme no estaríamos ni platicando ni en la playa —termino diciendo muy seguro de si mismo.

Vaya, vaya, ¿tenemos aquí un casanova? —dice coquetamente Glo —Entonces ¿donde estaríamos? —aún imaginándose la respuesta, quería escucharlo de esos labios carnosos, tan apetecibles, que se le antojaban darle por lo menos una pequeña mordida.

Él sonríe antes de contestar —Estarías en mis brazos, en mi cama debajo mio gritando mi nombre acompañado de algunos gemidos —termino diciendo mientras se mordía los labios.

Glo se quedo muda unos segundos, sabía que algo así le iba a responder, pero jamás imaginó que fuera a ser tan directo, tan coqueto. Esa sonrisa. Esos ojos. Los recuerda, no sabe de donde , pero ya los ha visto en un lugar. Cuando está a punto de contestarle, escucha que la llaman. Ella voltea hacía donde escucha los gritos sonríe y saluda con la mano. Vuelve la vista hacia donde está él.

Bueno, Glo te dejo nena, pero, pronto sabrás de mi —le dijo mientras cerraba un ojo y le sonreía.

Espera, ¿cual es tu nombre? —comenzó a decir pero salió trotando de ahí, o algo parecido porque no vio por que dirección se fue, sólo se distrajo un poco, y lo perdió de vista. Pero aun así, eso pequeño atrevimiento, le ha hecho su día. Sabe perfectamente que la sonrisa que tiene ahora en los labios , lo tendrá varias horas. Y quizá hasta días.
Ya haciendo amigos, tan rápido, y como se llama ese muñec... —dejo la frase a medias cuando se dio cuenta que su novio le puso cara de pocos amigos —¿Y como se llama tu amigo? —terminó por decir.

No sé — dijo mientras se levantaba de la arena —Y ¿qué vamos a hacer hoy? —vio que si no hacía algo, en cuanto pudiera empezaría el interrogatorio —¿que hambre tengo? —dijo mientras tomaba su mano y salían ambas corriendo hacia el agua.

Después de un pequeño desayuno, estuvieron la mayor parte de la mañana en la playa; por la tarde recorrieron algunos calles del centro; y por la noche, hicieron lo mismo que la noche anterior; bailar, cantar, tomar tequila hasta el amanecer.

Los siguientes días fue exactamente la misma rutina; playa en la mañana, conocer la ciudad por la tarde y fiesta en la noche. Todas las mañanas Glo, casi no dormía e iba a la misma playa esperando verlo de nuevo, a veces pensaba que jamas lo volvería a ver. Ya solo le quedaban cinco días, y no quería a amargarse su estadía. Y si podía todos los días haría e iría al mismo lugar, sólo por si las dudas.

El octavo día, el cansancio ya se empezaba a reflejar en su rostro, el dormir un par de horas al día, no era lo más conveniente, pero quería aprovechar cada instante que tenía, ya que no sabía cuando podría regresar.

Estando bailando a la mitad de la pista sola, ya que su amiga estaba un poco “ocupada” decidió darle su espacio y dejarlos a solas un rato. En un principio se sintió rara bailando sola, pero no le importó si la veían raro, ella se estaba divirtiendo. Hasta que sintió como unas manos le rodeaban la cintura y al oído le susurraban —¿Me has extrañado, nena?.

Dejó de bailar. Él estaba ahí. Quería voltear. Quería verle el rostro. Pero el no se lo permitió. La atrajo más hacia él, y bailaron lo más pegado que pudieron, a un ritmo lento. Ambos podían sentir sus formas. Continuaron así unos minutos más.

Después el comenzó a subir una mano poco a poco, mientras recorría su camino, le rozo ligeramente un seno, que este reaccionó inmediatamente, y continuó su camino hasta el cuello. Mientras la otra mano la ha colocado en la cadera y le da un masaje con pequeños círculos con sus dedos. Baja si rostro y comienza a besarle el cuello delicadamente, mientras con una mano ambos comienzan a jugar con el cabello del otro.

Los besos que antes eran una caricia, ahora se han convertido en besos que parece que se la quiere devorar ahí. Comienza a jugar con la lengua y dando unos pequeños mordiscos. Glo siente que las piernas le tiemblan. Esos besos la están matando.

Por más que lo intenta retener no puede, Glo, ha gemido. Él ríe.

¿Eso te gusta? —le dice mientras con delicadeza la voltea y quedan de frente.

Ahora por fin se ven los rostros. Glo esta sorprendida eso con un desconocido nunca le ha pasado. Nunca lo ha hecho.

Sin esperar alguna respuesta él se acerca y le comienza a dar un beso, al principio fue lento, tierno. Le da unos pequeños mordiscos en el labio inferior mientras continua con el beso. Glo abre ligeramente los labios y el comienza a jugar con su lengua, ella comienza tímidamente, pero llega un momento en que el jugueteo ha terminado y están en un beso fuerte, intenso. Siente que no puede respirar pero no se quiere alegar ni un milímetro. No quiere dejar de sentirlo. Se siente amada. Deseada.

Todas las fuerzas lo han abandonado, no le responde el cuerpo solo está de pie porque él la está abrazando fuertemente. El beso termina inesperadamente y deja de abrazarla.

¿Pasa algo? —pregunta confundida.

No le responde inmediatamente, de hecho solo piensa unos segundos, después le toma la mano y comienza a caminar deprisa. Glo no sabe si ir con él o no, ya que no lo conoce. Nos sabe como se llama, no sabe nada él. Lo duda un poco, voltea a ver a su amiga y ella sigue en lo suyo. Así que decido ir con él.

Salen del lugar y van a la lateral de la entrada. Hay un pequeño callejón. Sin decir nada , él la lleva ahí. Glo comienza a pensar si es buena idea seguirle. Pero parece que ya no tiene gran opción, él camina deprisa y casi la va jalando. Lo único que puede hacer ella es gritar para ver si alguien la ayuda. Pero el lugar esta solo; no hay nadie en la calle.

Una vez que llegaron casi al fondo, lo pone contra la pared y sin esperar nada comienza a besarla nuevamente. Con pasión; con una mano la abraza sosteniéndola por el hombro, mientras que con la otra baja hasta la falda, mientras continua el beso. Poco a poco va subiendo hasta llegar a la única prenda que lo separa de ella. Sin nada de cuidado en su tirón logra romper la prenda que cae al suelo y el aprovecha para sentir su humedad, su calor y comienza a darle un masaje circular con el pulgar de su mano derecha, mientras que con el dedo índice se va abriendo camino.

Glo, siente que las piernas no la pueden sostener en pie, ella no puede más, su respiración se ha vuelta pesada, le cuesta trabajo respirar, sostenerse en pie. El retira la mano de ella. Y con ambas la levanta por la cintura, ella automáticamente lo abraza con las pierna; ya lo puede sentir. Él sin dudarlo de una sola embestida ha entrado en ella. Ella grita, no de dolor, sino de placer.

Espera unos segundos para que se acostumbre un poco y comienza el vaivén; al compás de su respiración. Al ritmo de su corazón.

Glo aun no sabe como ha podido hacer eso. Después de separarse le da un beso tierno en los labios se acomodan la ropa. Se toman de la mano y se dirigen al interior del club. En cuanto entran. Con la mano le dice que la espere un momento, quiere ir contarle lo ocurrido a su amiga, cuando va a la mitad del camino, voltea a verlo. Necesita ver de nuevo ese par de ojos y esa sonrisa encantadora. Pero ya no está. Decide regresar a buscarlo y no lo encuentra. Se ha ido, y aún no sabe su nombre.

Un poco triste se sienta junta a su amiga y le comienza a contar lo que minutos antes ha hecho.

Eve, ¿sabes una cosa? Estas son mis mejores vacaciones, nunca podré tener unas parecidas. Por muchas razones, nunca las podre olvidar. —Se dan un gran abrazo y comienzan a llorar.

Los dos días siguientes hicieron lo mismo, playa, conocer la ciudad y fiesta en la noche. Esas tres mañanas, incluida la del día que partía a medio día, fue a la playa, a al misma hora, por si lo volvía a ver. Pero no fue así.

La despedida fue triste. Pero al final ambas están muy contentas. Se despiden prometiéndose que las siguientes vacaciones serán en el país de Glo.

El viaje fue tranquilo, ella durmió todo el camino. Después de diez días de excesos, el cuerpo le reclama descanso. En cuanto llega a su país natal, toma su maleta feliz que no lo hicieran lo mismo que en México, aunque llevaba unos regalos para su gente, lo único que pudo decir en cuanto llego a casa —estoy muerta, hasta mañana —y subió inmediatamente a su habitación.

En cuanto puso la cabeza en la almohada se quedó dormida. Estaba soñando. Ella es raro que sueñe. Normalmente termina tan cansada, que no recuerda si soñó o no. Pero esa mañana que se despertó después de doce horas de dormir seguidas, se levantó con una gran sonrisa. Ahora sabe la respuesta que estuvo buscando en los últimos días.

Por supuesto que sabía que esos ojos, esa sonrisa la había visto antes; y no solo una vez, sino muchas.

Lo había visto en sus sueños, era él. Siempre esta a su lado. La cuida.

Es su Ángel de la Guarda. Y la ama.



Fin.

Mi Mejor Regalo by Felin




Mi Mejor Regalo

Escrito por Felin28







—Vaya pero que frío tan horrendo hace por aquí —dice Laura, mientras camina por su casa que en estos momentos se encuentra sola —No entiendo porque me estoy congelando, si la calefacción está bien. —se frota las manos mientras camina en dirección hacia una de las ventanas. —A pesar de los pronósticos del clima que han dado por t.v.; que por cierto nunca le atinan, este 2010 parece que si va a ser una blanca navidad —suelta una pequeña risa al imaginarse ver nevar, ya que nunca sucede.

Una vez que llega al gran ventanal de su habitación; el paisaje que ve es más que hermoso; vive justo enfrente de un parque y aunque todavía es temprano, el alumbrado publico ya a comenzado a encenderse. Más que alumbrado público, lo correcto sería decir que los adornos navideños. Ya que aunque los adornos para tal festividad nunca han sido austeros, la alcaldía este año se ha lucido; ya que cada tronco, árbol, banca y todo aquello que se encuentra en el parque lo han adornado con gran dedicación. Y al centro aunque Laura no puede verlo desde su ventana han puesto un portal con una nacimiento de un tamaño increíble junto al kiosco.

—Es increíble lo rápido que está a punto de terminar el año, hace casi un mes empezábamos a hacer los preparativos para celebrar este fin de año y en sólo tres días será navidad —piensa melancólica —No se porque me vuelvo tan sensible en estos días —se recrimina mientras se limpia los inicios de unas pequeñas lágrimas que comienzan a asomarse por sus ojos.

Baja las escaleras con cuidado, si antes lo hacía, ahora es más cuidadosa, ya que una amiga hace unos días tuvo un pequeño accidente. Una vez que se encuentra en la planta baja, no sabe que hacer: si la cena para cuando llegue su esposo o conectarse un rato a internet; después de pensarlo un poco, decide caminar hacía el estudio donde se encuentra la computadora.

—Aún es temprano —piensa mientras observa el reloj que esta en la pared —mejor me conecto ahora, ya que si no más noche entre que juego y leo un poco en el foro, después ya no puedo dormir —termina diciendo mientras se sienta en el pequeño escritorio.

Primero decide revisar el face y su coreo, para ver las novedades que hay, después de mandar algunos regalitos, abre su cuenta de Fallen —¡Wow! —dice sorprendida al ver que no ha tenido problemas para conectarse. Comienza a ver primero los juegos y responde en cada uno.

—En verdad que frío que tengo —dice mientras busca en el sillón un pequeño gorro que tiene y se lo coloca mientras va de camino a la cocina a prepararse un café. Aunque sabe que es mucho más cómodo traer así el cabello en épocas que baja un poco la temperatura sufre un poco.

Unos minutos más tarde regresa a la computadora y abre los nuevos mensajes del foro. Ríe al ver la invitación a escribirle una carta a Santa —¿Que pediré? —se pone a pensar mientras observa distraídamente los demás mensajes. Después de pensarlo un poco va al tema y comienza a escribir:

“Me gustaría que me trajera un viaje y una buena cantidad de masajes y como dice valeria a ser posible que sea un dios griego quien me los dé.”

La piensa un segundo y comienza a reír, se da cuenta que no le hace falta nada más. Es que tiene todo lo que soñó algún día. Una casa maravillosa, muchos amigos, y un hombre que la ama y la desea como nunca imagino. Lo material va y viene. Está realmente satisfecha con lo que tiene.

Después sigue revisando los mensajes y se ha dada cuenta a quién le tiene que hacer un pequeño regalo como amiga invisible. Comienza a buscar unas imágenes y ya que tiene varias decide cuales usará. Una vez que termina de colocarlas tal y como le gustan publica su regalo. Inmediatamente al ver que ya hay varios regalos busca si el suyo ya está. Se entristece un poco al ver que aun no hay nada para ella.

—Mañana será otro día —piensa, mientras apaga la computadora y se dirige a la cocina.


**************


Han pasado dos días desde la ultima vez que pudo prender la computadora; era más que lógico, sus amistades la han mantenido lejos de casa. Laura en estos días se la ha pasado de fiesta en fiesta, haciendo brindis por todas partes. Que sólo no ha perdido la cabeza porque la tiene pegada al cuello que si no, otra sería la historia. Eso se lo han dicho muchísimas veces, y ahora sabe porque.

Aunque le estuvieron insistiendo mucho, ella decidió pasar estas navidades en casa, acompañada del dueño de su corazón. Como no ha tenido mucho tiempo y la verdad es que prefiere ocupar su tiempo en algo más productivo que meterse horas y horas en la cocina. Ella como una mujer moderna hace varias semanas fue a un pequeño restaurante cerca de su colonia donde se come delicioso y encargo la cena para dos. Así que solo le queda ir por ella y poner linda la mesa.

Mucha gente en estas fechas no se sienten muy a gusto con estar solas; ella es feliz; se siente libre; sabe disfrutar la compañía; pero disfruta más su soledad; su tiempo. Pone un poco de música y baila un poco mientras termina de arreglar los últimos detalles de la cena y de su regalo.

Se sonroja un poco al tratar de imaginar la cara que su ser amado pondrá cuando vea que es el regalo. Laura nunca ha sido tímida ni miedosa, si muy nerviosa y hasta cierto punto desesperada. Ya quiere ver la cara que pondrá cuando descubra que sólo le ha tocado una carta de regalo. Muere de curiosidad por verlo.

Se acerca la hora de cenar y por fin ha salido del trabajo, Laura escucha como estaciona el auto en la entrada de la casa. Ella corre en dirección a la sala y se tumba tranquilamente en un sofá a leer un poco. En cuanto entra baja un poco lo libro y le dedica una gran sonrisa.

—Creí que nunca llegarías —dice mientras se levanta y se dirige hacia donde se encuentra y le da un beso tierno en los labios.

—¡Te extrañaba y te necesitaba! —le dice mientras le devuelve el beso. —¿Una copa antes de cenar?

En cuanto se sirven su bebida, y con ella en mano comienzan a bailar una de las canciones favoritas de ella. Y no solo bailaron una canción, bailaron sin detenerse durante mas o menos una hora. Siempre abrazados, tomados de la mano y con un beso ocasionalmente.

Después deciden que es hora de cenar y se sientan a la mesa uno al lado del otro, siempre tomados de la mano, y cenaron lo más tranquilo que pudieron. Entre platica, risas, cantos y mas risas; han pasado más de dos horas en la mesa.

—Quiero mi regalo —dice repentinamente Laura.

—Pero si Santa aún no viene —le responde.

—¿Y hace falta? —se levanta de la mesa y le entrega la carta. En cuanto la toma ella sale corriendo hacia las escaleras y sube lo más deprisa que puede.

Él sorprendido por su actitud, abre el sobre que le acaba de entregar. Sólo le toma unos segundos leer el contenido, y después sonríe. Toma de debajo del árbol dos paquetes pequeños y sube despacio en busca de ella.

En cuanto entra a la habitación no puede para de sonreír. Sabe que ella es increíble. Lo ha sorprendido. No se imaginaba que algo así se le ocurriera. Se acerca a ella lentamente.

—¡Feliz Navidad Amor! —le dice mientras le entrega los dos paquetes —Quizá no sea lo que querías pero...

—No importa Amor, viniendo de ti, es más que perfecto. —Abre el primer paquete y es un pequeño estuche que contiene algunos frascos de esencias y aceites. —¿Esto es para...?

—Se que amas los masajes, y como se que a veces por el trabajo y el cansancio no puedo —le dice un poco apenado —Es una promesa que trataré olvidarme un rato de todo y dedicarme sólo a ti.

Laura sonríe. Abre el otro paquete, no comprende de que se trata, ya que son folletos de algún sitio. —¿Y esto?

—¿Quieres un fin de semana lejos de la ciudad, solo tú y yo, lejos de todo y todos? —le dice mientras se acerca a ella y le da un pequeño beso. —No nos caería nada mal, ¿no crees?, se que es cerca, pero es simplemente salir de la rutina y...

Ella comienza a reír sin parar, casi en una carcajada; él no comprende la actitud de ella; ¿No le habrán gustado sus presentes? O ¿Por qué ríe de esa manera? No lo entiende.

Cuando por fin se tranquiliza Laura un poco se acerca a él, al ver la cara que tiene.

—¿Sabes una cosa? —le dice mientras lo abraza —Santa Claus, si existe —ella sigue riendo sin poder contenerse.

—¿De que hablas?

—Si te contara, no me creerías —le dice dándole un beso. —Comenzamos con tu regalo o con el mío. —le dice mientras juega con su cabello.

Antes de que le contesté en un susurro dice: “Gracias Santa”.

Laura sonríe, por primera vez, lo que escribió en su carta a Santa si se lo a traído y se lo ha mejorado por mucho. Sabe que esa noche será una Nochebuena increíble y tendrá una muy cálida Navidad.



Fin

lunes, 20 de diciembre de 2010

Capítulo 13 de Amar... Te Duele "Dulce Despedida"



Amar...Te Duele
Capítulo 13  "Dulce Despedida"



Estás últimas tres semanas han sido de las más horribles que he podido vivir. Pero ya han pasado, eso lo importante. Los doctores ya lo reportan como estable. En unos días más le darán el alta.

Cada día le veo mejor cara. Cuando entro a su cuarto. Ya no veo las maquinas y tubos que veía al principio. Ahora la primero que puedo ver al entrar es una gran sonrisa dirigida a mí.

¡Jazz! —dice al verme —Ya te dije que ya estoy mejor. Ya no te preocupes tanto, en unos días me tendrás en casa.

Lo sé —contesto —Pero tengo que verte, para que me sienta tranquila —le dedico una sonrisa —Ya te dije que me tendrás como enfermera todo el tiempo que sea necesario.

¡Gracias! —contesta con los ojos a punto de llorar —fui... fui un...

¡Shhh! —le pongo un dedo en sus labios —No digas nada. Lo importante es que ya estás mejor —le doy un beso en la mejilla.

¡Te quiero!

¿Sabes una cosa? —contesto mientras me acomodo a su lado —Yo también. —le doy un beso más.


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¡Jazz! —me saluda con una sonrisa —¿Cómo estás hoy preciosa? —pregunta.

¡Hola! —respondo acercándome a él — ¡Muy bien! y ¿tú?

¡Ahora que te veo muy bien¡!—me da un beso en la mejilla —¿Te ayudo con tus cosas? —me dice mientras mi quita la mochila.

¡Gracias! —le digo —Será mejor que vayamos al salón, el profesor ya no ha de tardar en subir —le tomó la mano.

¿Te sientes preparada para el examen? —pregunta mientras caminamos tranquilos.

Sé que te lo he dicho muchas veces —le digo mientras me detengo —Sin ti. Sin tu apoyo no se que hubiera echo este tiempo.

Ni lo digas —responde dándome otro beso en la mejilla —Aunque la situación era difícil. Me diste la oportunidad de estar contigo. De acompañarte todo esté tiempo.

Fue una forma rara para conocernos —respondo —Pero el que estuvieras este mes y medio a mi lado —lo veo a los ojos —Hizo que conociera al chico nuevo de la ciudad.

Pues ya ni tan nuevo, jajaja —contesta entre risas —Ya estoy medio gastado jajajaja ¿no crees?

Jajajaja —me río —Pues... te diré jajaja —le contesto mientras me abraza —la verdad no creí que fueras así.

¿Así?

Sí. De todos los que conozco. Nunca imagine que renunciaras a todo por estar conmigo. —contesto melancólica —¡Gracias!

Nos tomamos de las manos y caminamos al salón de historia donde el profesor Bustamante va a realizar el examen final.

Lo único que espero que ahora que terminamos aquí. Y vamos a preparatoria —me dice mientras caminamos —No cambien las cosas y si cambian sea para bien ¿no?

¡Siempre seremos buenos amigos!

¿Amigos? Mmmh... —contesta entre murmullos.

¿Qué? —pregunto al no escuchar lo que dice.

¡Nada! —me responde —trataba de recordar algunas cosas para el examen —contesta.

Llegamos al salón; la mayoría ya estaba en su lugar. Haciendo el último repaso. Ésta es una de las materias más pesadas de todo el curso. Pero una semana de exámenes se nos viene. Después otra más tranquila.

Y unas largas vacaciones me esperan. Casi dos meses lejos de aquí.

Aunque estoy feliz de que todo está bien. Él ya está en casa. Que nos iremos todos a casa de los abuelos; y veré a familiares que casi no veo.

Hay algo que me pone triste. La verdad son dos cosas.

Aún no puedo olvidar a Ian; no sé por qué la última vez se portó así conmigo. Y aunque no tuve mucho tiempo para pensar en eso. Cuando lo hago me duele igual que la primera vez. Sí tan sólo lo viera y me dijera el por qué de su actitud yo...

¿Que piensas? —pregunta —¿Nerviosa?

¡Para nada! —le contesto —¡Gracias Iker! —contesto con una gran sonrisa —¡Sin ti, no sé que hubiera...!

¡Buenos días jóvenes! —saluda el profesor —Espero que tengan todo listo. Si guardan todo en sus mochilas sólo pueden tener; la pluma en la mesa ...

Veo como guarda sus cosas mientras el profesor sigue hablando. Me voltea a ver y me dedica una leve sonrisa.

¡Como voy a extrañar esto! —pienso, mientras busco mi pluma en la mochila.



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Ha terminado la peor semana en el colegio. Ahora las únicas preocupaciones que tengo esta semana son diferente. En casa ya está todo en normalidad. Las materias no me preocupan a pesar de las malas calificaciones que tuve meses atrás. Sin ningún problema me graduó de secundaria y paso a preparatoria. Así que nada de esto me preocupa.

Lo que en realidad me preocupa en estos momentos es: ¿Me invitara a la fiesta de graduación? ¿Porqué no lo ha hecho? ¿Qué me pondré? ¿Sí no me invita él aún querré ir?..

Pensando en cosas así estoy esperando a que llegue. Quedamos de vernos en el centro comercial. Después del colegio. Ver una película, comer algo, pasear un rato entre las tiendas. Simplemente distraernos un poco los dos solos.

Él quería pasar a casa por mí. Pero la verdad preferí que nos viéramos aquí. En si, en casa ya me preguntan mucho por él. Como lo veían todas las tardes a mi lado en el hospital. Prefiero que no nos acosen. Si sólo somos amigos. Muy buenos amigos...

¿En que piensas? —me dice al oído —¿Tienes mucho esperando? —pregunta mientras me da un beso en la mejilla.

Voy llegando —contesto dándole un beso yo en la mejilla —ni cinco minutos.

¿Porque no quisiste que fuera por ti, a tu casa?

Por qué es lo mejor —respondo con una sonrisa —¿Ya se te olvido como te bombardeaban de preguntas hace dos semanas, cuando ibas a estudiar a casa?

Mmmh... Pues creo que no fueron tantas —responde pensativo.

¿No? —contesto sorprendida —Si parecía que estabas presentando un examen.

Y mínimo ¿lo pase? —contesta con una sonrisa en los labios.

Aún no me pasan el resultado —contesto tratando de contener la risa —Tendré que preguntar jajajaja.

Pues espero sacar un excelente jajaja —contesta entre risas —¿O qué crees que merezca?

Nos tomamos de la mano y caminamos a la sección de comida.

¿Qué vas hacer en las vacaciones?

Lo mismo, de todos los años. La mayor parte de ellas nos vamos aun rancho que tienen mis abuelos en Guanajuato.

¿Guanajuato? —pregunta —¿Y que hacen ahí?

Es un estado. Pues es un rancho enorme. Tienes establos, muchos animales, un lago enorme. Es nuestro contacto con la naturaleza. Desde pequeña, siempre vamos. Ahí nos reunimos casi toda la familia. A la mayoría sólo tengo la oportunidad de verlos ahí. Sólo una vez al año. Es muy divertido —respondo mientras recuerdo mis vacaciones anteriores. —¿Y tu que vas hacer?

Probablemente nada —contesta con tristeza en los ojos —Con el trabajo de mi padre es difícil salir. Estoy tratando de convencer a mi madre que regresemos unas semanas a Canadá... Pero no se —contesta sin ánimo —probablemente nos quedemos aquí. Se vienen unas vacaciones largas y aburridas...

No digas eso — trato de darle ánimos —veras que algo surgirá.

Te voy a extrañar —me dice.

Y tú me harás falta —contesto.

Buscamos que comer y seguimos platicando mas o menos una hora. Después nos levantamos de la mesa y caminamos al cine para ver la cartelera. Vimos una película de Brad Pitt. Y creo que sólo acepto para complacerme. Porque dudo que la haya disfrutado como yo. Brad me encanta.

Salimos de los cines y como aún era temprano decidimos caminar, recorrer las tiendas. Lo hicimos siempre tomados de las manos. Entramos a una tienda de discos; a una de mascotas; a una de juegos. Pero nunca creí que quisiera entrar a una de estas.

¡Ven vamos entrar aquí! —me dice mientras me lleva al interior.

¿Aquí? —contesto medio sorprendida.

Recorremos los pasillos. Es una tienda enorme. No se a donde me lleva. No entiendo. Por fin se detiene casi al fondo de esta.

¿Te gusta? —pregunta.

¿Gustarme? —contesto sorprendida. —E-es precioso. Es perfecto.

Sabía que te gustaría —contesta mientras llama a una de las vendedoras. —Si nos podría mostrar uno para la señorita.

¿Que? Pero...

Me acompaña por aquí, por favor —dice la vendedora.

Yo aun sin entender la sigo, veo como me observa con una sonrisa en los labios. Aún no entiendo. No se que pretende. Entro al probador.

Cuando salgo y me dirijo donde está esperándome para que me vea. Su expresión lo dijo todo.

¡Wow! —me dijo sorprendido —Te ves hermosa, más que hermosa estas...

¿Eso crees? —pregunto mientras me observo en el espejo. —¡Vaya no creí que me quedara así!

Lo que veo en el espejo me quedo muda. El vestido parecía como si lo hubieran pensando en mi.

Era un vestido sin tirantes blanco y negro Consistía en un top blanco unido a una falda amplia negra de encaje negros puesto en varias capas. Pero era tan vaporoso que se veía debajo de este la falda blanca. Era un vestido de gala. Largo, con una falda en forma de campana. Y para rematar tenia un lazo fino negro que acentuaba más mi pequeña cintura. Parecía una princesa.

Te queda espectacular —me decía casi con la boca abierta. —Y ¿sabes una cosa?

¿Qué? —pregunto curiosa.

Combina perfectamente con mi traje —dice con una sonrisa.

Tú..., ¿tú traje? —pregunto sin entender.

No lo llevamos señorita —le dice a la vendedora.

Pero... tú no... es qué... —no tengo palabras.

No te preocupes Jazz. Tus papás saben. Es un regalo que mi madre te quiere hacer —contesta —Bueno él único problema sería que no quisieras ir conmigo y... —dice un poco apenado.

Pero como crees que...

Si no te había dicho nada. Fue por el accidente... No era el mejor momento... Desde el principio... Desde que me entere del baile de graduación... En la única que pensé... Con la única con la que quiero ir... es contigo —contesta con el rostro rojo como tomate.

Y yo sólo sé que quiero ir contigo. No entendía porqué no me habías dicho nada. —conteste con una gran sonrisa.

Minutos más tarde salíamos de la tienda con una enorme caja en las manos.

¿Ahora si me permitirás que te lleve a casa? —pregunta.

¡Claro! — respondo.

Vamos por un helado en lo que llega Victor por nosotros.



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Han pasado los días corriendo. El tiempo se fue sin sentirlo.

En la mañana en el colegio fue la ceremonia de fin de curso y a las que nos graduábamos nos entregaron nuestros papeles. Hubo despedida con los profesores. Hubo lágrimas.

Pero ahora me encuentro en mi recamara terminando de arreglarme para el baile.

Mi mamá llevo a una señora para que me hiciera un peinado y maquillaje sencillo. Ahora me está ayudándome a ponerme el vestido.

Tocan la puerta de mi recamara. Se asoma Ed.

Peque, ¿ya estas lista? —pregunta mientras me ve —¡Te ves hermosa!

¡Gracias Ed! —respondo cuando volteo en su dirección.

¿Verdad que si? —dice mi madre.

Si. —contesta —Ya llegaron por ti.

Ahora bajamos —contesta mi madre.

Un par de minutos después bajaba con ella. Cuando llegamos a la sala ahí estaba. Estaba toda mi familia e Iker; esperando.

Cuando nos vieron, se levantaron todos.

Te ves preciosa princesa —dice mi padre —Ahora ponganse juntos —nos dice a Iker y a mí —para sacarles unas fotos.

Después de que tomaron las fotografías salimos de casa rumbo a la fiesta. Cuando llegamos estaban todos ahí. Mis amigas. Mis compañeros de años. Todos se veían muy elegantes.

Fue una fiesta muy divertida. Bailamos y reímos toda la noche. La mayor parte del tiempo estuve con él. La noche llegó a su fin. Nos despedimos. Ya que pasarían casi dos meses para que nos volviéramos a ver nuevamente. Las vacaciones oficialmente han comenzado.

Cuando llegamos a casa ya era de madrugada, eran más de las dos de la mañana. Bajamos del auto. Nos despedimos con un beso en la mejilla le di las gracias a Iker, por la noche maravillosa que había tenido junto a él.

Creí que él subiría al auto y se iría. Pero me equivoque.

Cuando había dado unos pasos a penas; él me alcanzo. Me abrazo por la espalda. Me dio un beso en la mejilla. Él sin soltarme me di media vuelta. Ahora lo veía a los ojos. Nos veíamos a los ojos. Él sonrió.

Sus dos manos estaban en mi cintura. Las quito al mismo tiempo y colocó ambas en mi rostro.

¡Me gustas mucho Jazz! —me dijo muy cerca de mi. —Nunca me había pasado.

T-tú t-también me gustas mu...

Sus labios estaban junto a los mios.

Y así estuvieron. Un beso largo y muy tierno.

No quería que terminara. Quería disfrutar cada segundo. Lentamente se alejo de mí. Solo unos pocos centímetros. Él sonreía. Aún no soltaba mi rostro cuando...

Volvió a acercar sus labios a los mios. Este beso fue más intenso que el primero. Fue más largo. Soltó mi rostro y ahora me abrazaba fuertemente. Yo lo abrazaba por el cuello. No quería que se alejara. No quería que terminara.

Se separó de mí. Más que la primera vez. Ahora solo nos veíamos. Ambos estábamos sonriendo.

Yo sonreía como hace mucho no lo hacía.



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